Para Aurelio Gonzáles la reforma es su única esperanza de seguir viviendo

Cinco años atrás, en víspera del nacimiento de su segundo hijo, Aurelio Gonzáles sentía que el dolor en sus piernas se hacía insoportable. Sus pies estaban sumamente inflamados, le dolía además la espalda y sentía que le faltaba el aíre.

El dolor se acrecentaba hasta llegar a ser más fuerte que su temor de ir al hospital. Abatido, decidió pedir ayuda a su cuñado quien lo llevó al Hospital de Brick (Condado de Ocean) a la una de la madrugada.

En el Centro Médico le hicieron una serie de exámenes en donde determinaron que sus riñones estaban completamente deteriorados. Con sólo 24 años de edad, su única opción de vivir era someterse a terapias de diálisis hasta que el cuerpo aguante.

Doce horas después de haber sido admitido en el hospital nació su hijo.

Desde ese 20 de febrero del 2009 la vida de este joven mexicano cambió. Ahora tres veces por semana debe someterse a un tratamiento de diálisis. Cada día tiene que tomar 40 pastillas. Su dieta quedó totalmente restringida a unos pocos alimentos. En sólo ocho días bajo de peso: de 108 a 72 kilos.

“Nosotros como hispano muchas veces no prestamos atención a la salud. No vamos al médico por temor, ya que estamos muy mal informados, porque muchos dicen que si vamos para allá nos llaman a la policía y nos deportan, pero eso no es cierto”, afirma con pesar Gonzáles.

El joven oriundo de San Luis Potosí, México, relata que los médicos le comentaron que si él hubiese buscado ayuda muchos años antes no se le hubiese deteriorado los riñones al punto de necesitar diálisis.

Gonzáles tiene cinco años en tratamiento de diálisis, pero los médicos le advirtieron que, con suerte, generalmente este procedimiento funciona durante 10 o 15 años. Después el cuerpo comienza a rechazar el tratamiento.

Su salvación sería encontrar un donante de riñón, pero por ser indocumentado las leyes federales le impiden ser incluido en la lista de espera para un órgano. “Como no tengo papeles no me permiten estar en la lista me explicaron los médicos”, comenta.

Frente a esta situación el joven ha buscado ayuda legal, pero no hay nada que se pueda hacer en el marco de la actual ley de inmigración. “El abogado no me quiere dar falsas esperanzas, me explicó que ahora no hay ninguna vía legal para mi caso”.

Su única esperanza es que sea aprobada la reforma migratoria.

El abogado Andrés Mejer señaló que actualmente está ayudando a Gonzáles a recopilar la documentación necesaria que le permita al mexicano regularizar su situación legal en caso de que sea aprobada una reforma migratoria.

“Yo tengo diez años en este país, nunca he tenido problemas con la justicia. Si aprueban la reforma me permitiría legalizar mi situación y entrar en la lista de espera. Sólo así quizás podría encontrar un riñón que me de vida”, comenta Gonzáles.

Buscar tratamiento en México no es una opción para este inmigrante quien está consciente que con sus escasos recursos económicos no puede recibir la ayuda que necesita en su tierra natal. Como ejemplo, relata que ambos padres fallecieron por complicaciones en los riñones en México.

Pese a su enfermedad, el joven de 29 años no se achanta. No puede, tiene una familia que mantener. Trabaja seis días a la semana como “preparador” de comida en un restaurante y trata de pasar la mayor cantidad de tiempo posible con sus dos hijos de 7 y 5 años. “Lo que más me preocupa es que justamente dentro de 10 años es cuando mis hijos más me van a necesitar… Sólo espero poder estar allí”, comenta acongojado viendo a sus niños.

Su abogado, Andrés Mejer, señala que para el 2014 esperan poder contar con ayuda de la comunidad, organizaciones y empresas para colectar dinero que le permitan al joven mexicano cubrir los altos costos de los medicamentos que debe tomar a diario. “Es importante que todos los que puedan ayudar lo hagan. Como Aurelio, hay muchos más casos de personas que no pueden acceder al tratamiento que necesitan por estar indocumentados”, comenta el abogado.

Todo indica que este año la reforma migratoria continuará siendo una promesa incumplida. La negativa de la mayoría republicana de la cámara baja del congreso de aprobar el proyecto de ley desbarata el sueño de once millones de personas en el país que aguardan por su aprobación. Para muchos de ellos, la reforma migratoria no es sólo la posibilidad de un mejor futuro económico, sino literalmente la oportunidad de seguir viviendo.