Janet Díaz, en busca de un estilo y un público para su arte

Janet Díaz, egresada de la Escuela de Bellas Artes de Lima-Perú, y afincada en el Condado de Hudson hace 15 años, no deja de trabajar arduamente para perfeccionar su estilo. Desde que llegó a Nueva Jersey ha producido 150 cuadros pero no deja de perfeccionar su talento, dejando la piel en el camino.

¿Se nota un rastro andino en tu obra, en ciertos colores, formas?

-Por un lado es debido a la influencia de pintores peruanos como Fernando de Szyszlo y su pasión mística y Galdos Rivas, mi maestro del color, y porque la pintura peruana ha estado fuertemente influenciada por al escuela cusqueña. Pero no quiere decir que sea solamente andina. También uso muchos colores claros, la andina tiene ese cromatismo obscuro, pero los obscuros ayudan a apreciar mejor la luz. La pintura es luz también.

¿La migración define tu arte?

-He tratado de evitarlo, que no interfiera en mi búsqueda personal de un estilo que me represente. Pero coincide con una etapa de mi trabajo que yo llamo de abstracción lírica; coincide con mi presencia, con mi migración si quieres a USA, pero no la define. No es una pintura de la migración, si quieres decir eso, es un desarrollo natural.

Pero si he hecho en Nueva Jersey, como parte de una colectiva llamada “Melting Pot”, donde se trabajó aspectos de la ciudad de Union City, llámese arquitectura, objetos, que me permitió estar en un pie a tierra con el lugar donde vivo.

¿Tu vida estadounidense coincide con tu desarrollo artístico?

-Se puede decir que si. Llegué a éste país apenas egresé de la Escuela de Bellas Artes de Lima. Mi primera participación fue en el Museo de Paterson, la muestra se llama “Muestras Sensoriales”, era un bi-personal, que trabajé con otro artista. Y decidí quedarme aquí para abrirme paso en el arte.

¿La cercanía a los museos espléndidos de Nueva York es un impulso para tu trabajo?

-Indudablemente, sentirse cerca de los grandes maestros es un estímulo, ver cara a cara a los maestros, a Rembrandt a Leonardo, etc, es inapreciable. En estos grandes artistas hay lecciones para el arte abstracto, por la soltura con que ellos manejan el color, por esa osadía en los trazos, eso te alimenta mucho.

¿La presencia de muchas galerías en Nueva York y algunas en Nueva Jersey abre mercado para un pintor latinoamericano?

-Es muy duro, las galerías cobran mucho por presentar tus trabajos, algunas te abren las puertas. Agora me abrió sus puertas. Hay unas puertas que se abren, es una lucha constante. Sólo espero que mi trabajo se imponga. No quiero vender un cuadro bonito, quiero dejar en la tela lo que quiero expresar, mi punto de vista artístico. Busco una obra original.

¿Crees que los medios de comunicación hispanos no le dan mucho espacio a los pintores?

-No hay una promoción del artista hispano, de su trabajo artístico, realmente. Los medios como Reporte Hispano nos dan un espacio. Galerías como la de Union City, Montclair o Hoboken nos dan un empujón, pero el mercado grande es Manhattan, indudablemente, aquí en Nueva Jersey también hay un mercado pero hay que crearlo y es una buena oportunidad de negocios, porque tenemos muchos artistas hispanos con trabajos de calidad.

¿Tu último trabajo?

-Trabajo simultáneamente varios cuadros a las vez, el titulo viene en el camino. El último se llamó “Naturaleza Rústica”, que trabajé con arena, con pasta para modelar y trato de buscar elementos abstractos dentro de la naturaleza, representando la piedra, las flores y los animales, que siempre aparecen en mi trabajo sin que yo lo pida, sin que yo lo busque. Es una búsqueda personal, buscando nuevas formas de expresar a través de los elementos de la exposición.

¿Has encontrado finalmente tu estilo, sientes que cuando acabas un cuadro haz logrado lo que buscabas?

-Lo busco y lo encuentro, hay veces que sientes que sí, otras necesita más trabajo y allí insisto.