Tom Brady quiere imitar a Manning ganando títulos con dos equipos

La confirmación oficial de la firma de Tom Brady como nuevo mariscal de campo de los Buccaneers de Tampa Bay por dos temporadas, 50 millones de dólares garantizados y otros nueve en incentivos, dio paso a valorar el objetivo deportivo que encierra toda la operación de esta estrella de la NFL. 

Brady renunció al final de cuento de hadas deportivo que pudo tener con los Patriots y a cambio, al margen de asegurarse 50 millones de dólares más por haber dicho “no” al equipo de Nueva Inglaterra, ahora tendrá también la oportunidad de conseguir el séptimo título de campeón del Super Bowl. 

Eso es lo que le quieren proporcionar los Buccaneers con la formación de una plantilla que sea del gusto de Brady, sobre todo con los nuevos fichajes que esperan completar en el mercado de los agentes libres. 

Brady, de 42 años, 20 con los Patriots, es consciente de que, con su decisión de cambiar de equipo en la recta final de su carrera, pasa a formar parte de una larga lista, en la que hay grandes leyendas de todas las modalidades del deporte profesional estadounidense, con el reto además de volver a ser campeón. 

Eso fue lo que logró su gran rival como profesional cuando ambos se enfrentaban en la NFL, el exmariscal de campo Peyton Manning, quien hizo historia al ser el primero de todos los tiempos, que en la recta final de su carrera, en la última temporada, logró el título de Super Bowl con su segundo equipo, los Broncos de Denver. 

Manning había conseguido el primero con los Colts de Indianápolis, que le dieron de baja al pensar que no podría recuperarse de una grave lesión de cuello que le había apartado temporalmente de la competición. 

El mayor de los hermanos Manning antes de vivir su gran noche al conseguir el segundo anillo de campeón del Super Bowl (XLI, 50) tuvo que pasar tres temporadas más en las que otro legendario exmarical de campo John Elway, como gerente general de los Broncos, le configuró una plantilla ganadora. 

Brady no va a tener ese tiempo y todo lo deberá lograr en dos temporadas, incluida la de este año, que ya comienza a ser atípica con la suspensión de las actividades previas al inicio de los entrenamientos por causa de la pandemia del coronavirus. 

Además, el reto también es mayor tras pasar de la competición de la Conferencia Americana (AFC), donde militaban los Patriots, a la de la Nacional (NFC), donde juegan los Buccaneers. 

Esa experiencia, sin final feliz como el de Manning, la vivieron otros dos mariscales legendarios como son Brett Favre y Joe Montana, el ídolo de infancia de Brady, y ambos actuales miembros del Salón de la Fama. 

Favre jugó con los Packers de Green Bay entre 1992 y 2007, 16 temporadas seguidas, y con los que ganó el título del Super Bowl XXXI, además de ser la imagen de la franquicia, que en el 2008 lo traspasó a los Jets de Nueva York, donde jugó un año y luego se fue como agente libre con los Vikings de Minnesota, con los que apenas pudo jugar una campaña (2010) y se retiró lesionado a la siguiente (2011). 

Montana, que había ganado cuatro títulos de Super Bowl (XVI, XIX, XXIII y XXIV) con los 49ers, con quienes militó durante 14 temporadas, tuvo la mala fortuna de lesionarse en la recta final y cuando volvió el joven Steve Young le había quitado el puesto de titular. 

El legendario mariscal de campo no se resignó a retirarse y fichó con los Chiefs de Kansas City que lo mantuvieron dos temporadas de titular, pero sin que pudiese aportar nada especial, lo que hizo que en abril de 1995 decidiese retirarse y en el 2000 entrar a formar parte de recinto sagrado del Salón de la Fama. 

Otro mariscal de campo legendario, Johnny Unitas, tras 17 temporadas con los Colts de Baltimore y un título de Super Bowl (V), decidió firmar con los Chargers de San Diego y apenas pudo disputar cuatro partidos antes de retirarse. 

El corredor Emmitt Smith, después de 13 años con los Cowboys de Dallas y haber ganado tres títulos de Super Bowl (XXVII, XXVIII, XXX), jugó dos temporadas más con los Cardenales de Arizona en los que mostró su clase con 11 touchdowns en 25 partidos, pero sin ninguna opción de luchar de nuevo por un anillo de campeón. 

Lo mismo le sucedió al receptor abierto Jerry Rice, 16 años de estrella con los 49ers y tres títulos de Super Bowl (XXIII, XXIV, XXIX) -dos con Montana y otro con Young- espació dos temporadas y media con los Raiders de Oakland y una parte de su campaña final con los Seahawks de Seattle. 

Su mérito fue que a los 40 años pudo conseguir todavía 1.211 yardas como receptor y siete anotaciones, pero igualmente lejos de volver a lograr un título de Super Bowl. 

Tampoco antes de la hazaña de Manning, ni tan siquiera el legendario Michael Jordan lo pudo lograr en la NBA cuando después de ganar seis títulos con los Bulls de Chicago, decidió buscar el séptimo en el proyecto de los Wizards de Washington, que al final le perjudicó más que le benefició como estrella intocable. 

Ahora, Brady con la tranquilidad de haber firmado el contrato de su vida, tendrá como única meta certificar fuera de los Patriots que es el mejor quarterback de todos los tiempos, y la única manera de lograrlo es volver a proclamarse campeón del Super Bowl, una apuesta en la que los Buccaneers han invertido 59 millones de dólares.