Rosas con smoking en la Bergenline

Desde hace dos meses el ecuatoriano Andrés Pérez, ocupa sus fines de semana vendiendo rosas, con un smoking recién planchado, en la avenida Bergenline, llamando la atención de los peatones.

El mismo sistema de venta que inauguraron en Times Square, en el 2012 , dos muchachos vestidos de smoking pero con pantalones cortos y sandalias, cerca de la tienda de juguetes Toys “R” Us, para vender helados, ante la sorpresa del público.

Andrés dice que él es original, que no los imita, ni lo hace por llamar la atención “sino por respeto al público, porque la manera de vestirse es importante: como te ven vestido te tratan”.

En el fondo no cabe la menor duda que lo hace por diferenciarse de otros vendedores de flores que, en ésta temporada primaveral, se afanan por ganarse unos dólares en las calles y avenidas.

A los otros vendedores de flores no les importa la competencia de “smoking”. Tal el caso de la ecuatoriana Vilma Lucio, que cree que su paisano lo hace para llamar la atención.

“Para todos amanece el sol, si él se siente cómodo así, allá él,” dice.

Se ha convertido en un personaje curioso para los peatones de la avenida Bergenline. Una joven se le acerca y le pregunta si se va a casar al verlo vestido como para subir al altar. Solo vendo rosas, señorita, es por una buena causa, responde en voz baja.

Puede parecer tímido porque es respetuoso, pero se necesita algo de valentía para salir así vestido. De vez en cuando recibe burlas. Oiga, vístase como la gente, le grita un cubano en son de broma.

Dos personas se acercan a curiosear, mientras le tomamos las fotos, y le preguntan el precio de las flores, más por saber de que se trata el show que de comprarle algo.

El sostiene que el dinero recaudado, unos 100 dólares diarios, no es para su beneficio personal, que es voluntario de la organización Familias por la Paz (Foundation Family for Peace of the World) con sede en 4 West de la 43 St en Manhattan, hace eventos para promover el folklore latinoamericano y talleres de motivación y mejoramiento personal.

“Hacemos programas y asambleas de artistas, éste primero de junio vamos a tener una actuación para reunir y educar a las familias latinas.

Otros 10 voluntarios se desplazan por Nueva York, él es el único que vende flores en Nueva Jersey, porque le pareció que los “paisanos” hispanos son muy generosos.

De lunes a viernes trabaja en el restaurante Sprint St de Manhatthan, actualmente aparte de voluntario, realiza cursos en su misma organización para poder dar conferencias acerca de lo que él llama “la educación del carácter” y charlas para las parejas.

Antes de despedirnos dice que piensa ser, más adelante, un motivador y un consejero de parejas.

“El mundo puede ser mejor, si las personas aprenden a solucionar sus problemas mediante el diálogo”, con esta frase se despide andando por la Bergenline con su ramillete de rosas.