Centroamericanas con niños encuentran vía libre al entrar ilegalmente al país

Centroamericanas que cruzaron ilegalmente la frontera con México relatan a la llegada a su destino final que las autoridades migratorias estadounidenses están dejando entrar libremente al país a mujeres de esta región con hijos menores.



La guatemalteca Karina Robledo dice que no entiende qué pasó, pues al llegar a la frontera entre México y Estados Unidos las autoridades migratorias la dejaron pasar junto con sus dos hijas para luego partir desde Arizona hacia Florida.



“Me fue fácil llegar, sólo caminé 15 minutos con mis hijas y me fui a entregar a inmigración”, contó esta centroamericana de 24 años, quien al intentar buscar ayuda de mexicanos (en referencia a los coyotes) para pasar la frontera por el desierto, le dijeron que “la migra” estaba dejando pasar a “muchas mujeres con hijos”.



“Son muchas mujeres con niños, y pues no sé por qué está pasando eso”, aseguró Robledo, al explicar que observó que mujeres de Honduras, El Salvador y Guatemala podían pasar, pero no las de México.



“La mayoría están entrando así. De cuatro niños, de tres, casi la familia completa, y casi a la mayoría las han dejado entrar. A todas con (documentos de) corte, y a otras no le dan ningún papel y pues dicen que no tienen derecho de ir a corte”, recordó Robledo que ya antes había pasado por la “verja” cuando tenía 14 años.



Esta avalancha obedece a lo que el gobierno estadounidense ha catalogado como una crisis “humanitaria”, y según la cónsul de Guatemala en Phoenix (Arizona), Jimena Díaz, les están dando facilidad a estas mujeres “una vez que traen niños”.



El caso de Robledo no es aislado, Angelina Francisco, una guatemalteca que vive desde hace 20 años en Estados Unidos, espera esta semana en Florida la llegada de su sobrino de 16 años desde un albergue en Texas.

Él, como muchos otros jóvenes, entró solo al país y hace parte de una llegada masiva de niños indocumentados durante los últimos meses, que el presidente Barack Obama está manejando como una “situación humanitaria urgente”.



“Hay tanto de eso en este momento que nadie sabe qué hacer. Las escuelas lo ven como una tormenta”, lamentó el sacerdote católico Frank O’Loughlin, fundador del Centro Maya Guatemalteco.



Una de las trabajadoras comunitarias de esta organización que ayuda a los inmigrantes a integrarse en la sociedad en Lake Worth, al norte de Miami, explicó que las autoridades les están recomendando a estos jóvenes que se inscriban en las escuelas.



El presidente Obama anunció un giro en las políticas migratorias de los niños que entran sin tutores al país, mediante la conformación de una grupo federal intergubernamental que liderará Craig Fugate, administrador de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias.



Según el gobierno, se ha incrementado en 90 por ciento el número de inmigrantes indocumentados menores de 18 años, entre ellos niños menores de 13 años y cada vez más a menudo niñas.



Esta situación ha puesto en alerta a los albergues de menores en los estados fronterizos con México, algunos de los cuales están desbordados tras la llegada de cientos de inmigrantes centroamericanos.



Según las últimas proyecciones oficiales, en 2014 entrarán ilegalmente al país unos 60.000 menores, la mayoría de ellos provenientes de Honduras, Guatemala y El Salvador, pues la ley prohíbe deportar a niños inmigrantes si vienen de países que no comparten frontera con Estados Unidos.



Muchos de estos niños están siendo considerados porque huyen de la violencia, la guerra del narcotráfico o la pobreza, aseguró el gobierno federal, que agregó que además padecen experiencias desgarradoras en su travesía antes de reunirse con sus familiares que ya viven en Estados Unidos.



No obstante, el gobierno ha precisado que la idea es manejar una situación humanitaria y que la estadía de estos jóvenes no garantiza a todos que podrán quedarse y no ser deportados.



De este modo, inmigrantes como la guatemalteca Robledo, quien ya está en Florida con sus hijas de 2 y 5 años, la mayor de ellas nacida en Estados Unidos, está sujeta a lo que un juez de inmigración determine el próximo agosto en una corte de Florida.