Muerte de niño inmigrante en Texas resalta crisis
La madre de un menor guatemalteco cuyo cadáver fue encontrado en el desierto a kilómetro y medio (una milla) de la frontera sur de Texas dijo que le suplicó que no emprendiera ese peligroso viaje desde su humilde casa en la sierra de los Cuchumatanes.
Pero Cipriana Juárez Díaz, enferma y postrada en su cama, señaló que su hijo Gilberto le dijo que quería ganar dinero para ayudarla.
«Era un buen hijo. Sólo le pido a Dios que me dé fortaleza para aguantar cuando me lo traigan», dijo Juárez entre lágrimas.
Gilberto Francisco Ramos Juárez, de 15 años, apareció muerto hace unas dos semanas con un rosario y el número telefónico de su hermano en Chicago garabateado dentro de la hebilla de su cinturón.
«Es el rosario que le regaló su madrina cuando hizo su primera comunión», dijo su padre Francisco Ramos.
Estaba solo en el desierto a menos de kilómetro y medio de la casa más cercana, dijo el lunes un jefe de la policía del sur de Texas. Al parecer se perdió en su camino rumbo al norte y posiblemente murió por las inclemencias del tiempo. Se le realizó una autopsia sin encontrar señales de traumatismos.
El padre del joven explicó que el certificado de nacimiento de su hijo tenía la misma fecha que el de su hermano menor.
La familia, que vive en una región remota de Guatemala, demoró varios años en registrar a su hijo ante las autoridades, dijo Ramos el martes. Y como los padres no podían acordarse de la fecha en que nació, le dieron la misma que la de su hermano menor, lo que los convirtió en gemelos ante las autoridades.
Aunque cientos de inmigrantes mueren cruzando la frontera cada año, el descubrimiento del cadáver en descomposición de Gilberto en el Valle del Río Grande el 15 de junio subraya los peligros que enfrentan los menores de edad que viajan sin compañía de adultos, en momentos en que el gobierno estadounidense trata de hacer frente a cifras nunca antes vistas de menores de edad que llegan sin autorización al país.
Eddie Guerra, jefe de policía del Condado Hidalgo, dijo que en un principio un patólogo calculó que el cadáver era de un adolescente, y que es el primer menor de edad muerto que su departamento ha encontrado desde que él asumió el puesto en abril.
Más de 52,000 menores de edad que viajan solos han sido detenidos al ingresar sin permiso a Estados Unidos desde octubre, lo que ha provocado que el presidente Barack Obama calificara el problema como una «situación humanitaria urgente».
El mandatario solicitó el lunes al Congreso más dinero y autoridad adicional para lidiar con el gran aumento de menores migrantes, la mayoría de Centroamérica. Obama quiere flexibilidad para acelerar las deportaciones de los menores y 2.000 millones de dólares para contratar más jueces migratorios y abrir más centros de detención.
El número de inmigrantes menores de edad que viajan sin adultos y que han sido detenidos en la frontera ha ido en aumento en los últimos tres años, movidos por la reunificación familiar y porque escapan de la violencia de las pandillas en Honduras, Guatemala y El Salvador. También han corrido rumores infundados de que los menores que viajan solos y los padres que viajan con sus hijos serán liberados por las autoridades y se les permitirá continuar su viaje, según cuentan los menores y sus padres.
Esta es una de las ideas que tenía el padre de Ramos Juárez, quien explicó que en la aldea donde viven había un rumor de que a los menores que viajaban solos y eran detenidos por la Patrulla Fronteriza se les enviaba con sus familiares que radican en Estados Unidos.
«Aquí la gente dice que cuando los agarran los devuelven a sus familias allá en Estados Unidos», dijo el padre de Ramos Juárez.
Muchos de los menores terminan por entregarse al primer oficial con el que se topan, por lo que Guerra dijo que era raro encontrar a un menor en esta zona remota, cerca de La Joya, a unos 32 kilómetros (20 millas) al oeste de McAllen. A veces los traficantes de personas dejan a la gente si no pueden continuar el viaje, y otras veces un grupo se separa cuando llegan las autoridades.
Cerca de 445 inmigrantes murieron en la frontera entre México y Estados Unidos el año pasado, de acuerdo con la Patrulla Fronteriza. La oficina forense del condado de Pima, en Arizona, que es la que registra el mayor número de inmigrantes muertos, contó 168 fallecidos. De esos se pudo confirmar la edad de 70, y ninguno era menor de 13 años.
Gilberto salió de un terreno frío y escarpado al que se puede llegar sólo por terracería. Los reporteros de The Associated Press caminaron durante 45 minutos por un sendero lodoso y con rocas para llegar al pueblo.
La familia del chico dijo que la última vez que supieron de él fue unos 25 días antes de que apareciera su cadáver. En ese entonces estaba en Reynosa, México, esperando para cruzar la frontera. Su padre dijo a las autoridades que el chico estaba viajando con un traficante.
Los investigadores se pusieron en contacto con el hermano del niño en Chicago gracias al número telefónico garabateado en su cinturón. Los inmigrantes suelen poner los teléfonos de sus familiares en su ropa porque los pedazos de papel se pueden perder en el camino.
El hermano del chico les dio el número de su padre en Guatemala y el padre identificó al menor por su ropa y pertenencias.
La causa de su fallecimiento no ha sido determinada, pero las autoridades sospechan que fue un golpe de calor, dijo Guerra. El chico no tenía su camiseta cuando fue encontrado.