Apoyo para trabajadores lesionados en Freehold

Una fría mañana de noviembre del 2011 la guatemalteca María caminaba a uno de los caballos del establo donde trabajaba en New Egypt, en el condado de Ocean, cuando de repente el animal la empujó fuertemente contra el suelo y la golpeó con sus patas.

Al ver lo que había pasado su patrona se acercó a ella para ayudarla a salir de debajo del caballo, y a pesar de la herida abierta que le provocó el animal en su pierna izquierda, la encargada del establo afirmó que “no había pasado nada y que a ella le habían pasado cosas peores”. Pese a rogarle que la llevaran al hospital, sus patrones se negaron y amenazaron a los demás trabajadores de echarlos si le prestaban ayuda a la hispana.

Como pudo, María llamó a una amiga para que la busque al trabajo e ir al hospital. Al llegar su amiga, tuvo que ser cargada hasta el vehículo ya que no podía caminar. “A pesar del dolor y la herida yo no llame a emergencia, por temor a perder el trabajo, y también porque la gente dice que en eso llega la policía y uno puede terminar deportado”, comenta María, quien prefiere no dar su apellido.

En el hospital apenas le dieron unos antibióticos y la enviaron a su casa, pese a que ella les señalaba que sentía un gran dolor en el codo y el hombro donde recibió el golpe de la caída.

Al tercer día los patrones le exigieron que se presente a trabajar y si no sería echada. Así la hispana, pese al dolor siguió trabajando. Los empleadores le recriminaron por haber contado en el hospital que se lastimó en el trabajo. “Ellos me decían que debí haber dicho que me caí en un puente o algo así”.

A los pocos días la herida se le infectó y fue a una clínica, donde la remitieron de emergencia al hospital donde quedó internada por seis días.

Al pedirle ayuda a los patrones con los gastos médicos, estos se negaron y la despidieron amenazándola de que no la quería volver a ver más nunca por el establo y exhortándola a que se vaya a Guatemala.

Sin dinero, sin trabajo y enferma, la hispana quedó en una situación de desesperanza.

No obstante, a través de una amiga logró contactar a la organización Casa Freehold, en donde le brindaron ayuda legal para obligar a sus patrones a pagar los gastos médicos.

“Cosas como estas pasan constantemente. Aquí han llegado muchos casos de trabajadores accidentados a quienes lo patrones no quieren pagar los gastos médicos”, afirmó Rita Dentino, directora de la organización.

Con el apoyo de la organización, María logró que se su ex empleadores cubran los gastos médicos de las heridas en las piernas, así como el de las dos operaciones a la que fue sometida, en el hombro y el codo, causa de las lesiones.

Dentino explica que todos los trabajadores en Nueva Jersey, legales o indocumentados, si son víctimas de un accidente laboral tienen derecho a ser compensados. Si un empleado resulta lesionado en el trabajo, tiene el derecho a recibir compensación del seguro obrero (Workers compensation). Las leyes exigen a todo patrón tener el seguro de compensación laboral para poder compensar a los empleados que resulten lesionados en el trabajo. Si resulta lastimado en el trabajo o tiene una enfermedad que es el resultado del trabajo, el empleado puede llenar los requisitos para recibir ciertas prestaciones como la ayuda médica, discapacidad temporal o permanente.

Grupo de Apoyo

Al igual que María, el mexicano Salomón quien durante cinco años trabajó en una compañía de reciclaje, una mañana del pasado mes de noviembre se resbaló de una máquina y cayó sobre sus rodillas lastimándoselas.

Su patrón en vez de llevarlo al hospital, lo llevó a la casa y le dio un permiso de una semana. Por no tener dinero y temor de ir a un hospital, Salomón trató de curarse con calmantes, antiinflamatorios, remedios caseros y las “sobadas” que un amigo le hacía en las rodillas para tratar de bajar la inflamación.

Pidió ayuda para ir al hospital, pero sus patrones se la negaron. En cambio, le ofrecieron ayudarlo con el pasaje aéreo para que se regrese a México.

Salomón aceptó, pero cuando le entregaron el pasaje, sólo le ofrecieron 500 dólares de compensación, dinero que no le iba alcanzar para los gastos médicos en su país natal. De allí que decidió no viajar y buscar ayuda.

En la organización Casa Freehold le brindaron ayuda legal para que sus patrones corran con los gastos médicos, además de invitarlo a participar en el grupo de apoyo a los trabajadores accidentados.

“En este grupo los participantes pueden hablar de sus experiencias y dificultades. Tratamos de darles fuerzas para que, dentro de su desesperación, por las lesiones y la falta de dinero por no poder trabajar, no caigan en otros problemas como el alcohol, las drogas y la violencia doméstica”, afirman Bernice Garfield y Bob Szita, miembros de la organización GIERS que colaboran en el grupo de apoyo de la Casa Freehold.

El grupo de reúne una vez por semana en la sede de la organización en Freehold.

A través de estas historias, el grupo de apoyo busca destacar el próximo 28 de abril, Día Internacional de Conmemoración de los Trabajadores Muertos y Heridos, la importancia de que todos los trabajadores, documentados o indocumentados, conozcan sus derechos laborales, y evitar ser víctima de la negligencia laboral y el amedrentamiento. n