Empresaria mexicana que ayuda al prójimo
Empresaria y abogada graduada en México, Lillia Ríos ha sido -robándole tiempo a la empresa familiar y a sus hijos- presidente de la campaña “Un dólar para México”, que recogió ayuda para los damnificados de los huracanes “Ingrid” y “Manuel” mismos que fueron a manos de la Cruz Roja de México quien la distribuyó entre los afectados.
Además, la navidad pasada convenció a su familia para donar instrumentos musicales a los niños autistas de un taller que dirige la poblana Mirella Pintle en el Condado de Hudson.
Todo ello bajo la idea de que si recibimos también debemos dar.
“Si los empresarios recibimos la preferencia comercial de nuestra comunidad, también debemos hacer algo por ellos, si está en nuestras manos,” dice Ríos, co-propietaria de la distribuidora de productos mexicanos La Providencia.
En nada de eso pensaba ocho años atrás cuando se graduó de leyes en el Centro Universitario del Sur (Cusur) de la Universidad de Guadalajara.
Por esos días su novio, Javier Del Toro, graduado en Negocios Internacionales, le dijo al mismo tiempo que le ponía el anillo de compromiso en el dedo anular de la mano izquierda que apenas se casaran se vendrían a EEUU a poner un negocio. Ella aceptó ambas propuestas.
“Relativamente no nos faltaba nada en México, pero hay que ir tras lo sueños,” dice Lillia, originaria de Tamazula, Jalisco.
Todo fue el mismo año 2005, el matrimonio y la migración a La Unión Americana. Su primera parada fue Chicago, donde la familia de Javier estaba asentada desde hace mucho tiempo.
El impacto más fuerte vino del gélido frío de La Ciudad de los Vientos. No era para menos, acostumbrada al clima cálido y amable del estado de Jalisco con temperaturas en los 80 oF todo el año, los 8 oF de Chicago tenían el efecto de un mordisco feroz.
Antes del fin de año se trasladaron a Passaic. Una vez aquí, con apenas 8,000 dólares en la cartera, empezaron el negocio de artesanía y distribución de productos mexicanos como el que tienen hoy, que emplea a más de 100 artesanos mexicanos en Jalisco.
Asegura que no menos del 92% de los 1,350 restaurantes mexicanos del área triestatal tienen una artesanía o producto salido de sus bodegas.
Passaic los ha acogido muy bien, dice. Su primer negocio lo abrió en el 44 de la Firs St.: la calle de los más grandes distribuidores de productos mexicanos del área triestatal. En el 2006 se trasladaron unas puertas más allá, siempre en la misma calle.
No les fue fácil, han tenido altas y bajas. Momentos en que parecía que la empresa no caminaba. Pero la persistencia, el trabajo duro, y manos amigas que las apoyaron en el momento adecuado les permitió salir adelante.
Actualmente, se encarga de las compras de los productos en México y de su exportación hacia territorio estadounidense, mientras que Javier se encarga de las ventas, entrenamiento de vendedores e incrementar la red de clientes.
A futuro no descarta en volver a las aulas a continuar estudios de derecho, por el momento están abocados a expandir su negocio. Actualmente están presentes en Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut, Pensilvania, California y Texas. A futuro tienen la mira puesta en expandirse a las Carolinas, Maryland, Georgia, Florida, Nuevo México, Ohio y Iowa.
Sin embargo, no descarta incursionar en algún momento en la vida política de Passaic, si obtiene la aprobación de su familia.