Vulnerabilidad de trabajadores esenciales dispara el contagio del COVID-19 en el Condado Imperial en California

Kleibéel Marcano / Reporte Hispano

El Condado Imperial, en el sur de California, justo en la frontera con México, se ha convertido en el epicentro de la propagación del COVID-19 en este estado, con una tasa de infección de 991 casos por cada 100 mil habitantes, tres veces más que la ciudad de Los Ángeles y muy lejos de las condiciones establecida por el gobernador Gavin Newsom, de menos de 100 casos por cada 100 mil para la reapertura de la economía. 

Las precarias condiciones de pobreza en que residen la población y las escasas protecciones para los denominados “trabajadores esenciales” han creado las condiciones perfectas para la diseminación del virus en la comunidad, según señalaron varios de los expertos que participaron en la teleconferencia de prensa realizada por Ethnic Media Service (EMS).

El profesor de Sociología, Edward Flores, de la Universidad de California, señaló que contrario a lo que se cree de que el coronavirus se esparce con mayor rapidez en las áreas urbanas, un reciente estudio realizado por su Universidad revela que la propagación del virus también es alta en las zonas suburbanas y rurales.

Uno de los ejemplos es el Condado Imperial, que pese a ser un condado agrícola, principalmente rural, presenta los mayores niveles de contagio en el estado. 

El estudio presentado por Flores, denominado, “Amenaza oculta: COVID ‐19 en California Oleadas y Angustia Laboral” (Hidden Threat: California COVID‐19 Surges and Worker Distress) demuestra la relación entre el porcentaje de familias de muy bajos recursos y el nivel de contagio de la enfermedad.

En el condado Imperial el 35.8% de las familias trabajadoras se caracterizan por ganar menos que el salario mínimo, y con una media de tres personas por vivienda, según el estudio. Estos trabajadores no tienen otra opción, que arriesgarse al contagio y salir a trabajar para poder sostener económicamente a sus familias. La mayoría de ellos laboran en la industria agrícola, así como de servicios.

Armando Elenes, del sindicato de trabajadores agrícolas (United Farm Workers ) afirmó en la teleconferencia  que los agricultores, a pesar de las peticiones de las organizaciones, continúan con sus operaciones “como si nada”  estuviera ocurriendo. Los trabajadores siguen siendo trasladados en autobuses abarrotados, trabajan en el campo sin mantener el distanciamiento social y sin equipo de protección y son alojados en viviendas hacinadas.  En las plantas empacadoras no tienen suficiente ventilación, los trabajadores laboran codo a codo y teniendo contacto constante con superficies no desinfectadas.

Estos trabajadores no tienen derecho a día de enfermedad pagado, por lo que prefieren seguir acudiendo a sus trabajos a pesar de estar enfermos o tener un familiar enfermo. Los trabajadores en general temen quejarse por posibles retaliaciones, especialmente aquellos con permiso de “guest worker”, quienes temen que no se los renueve el siguiente año si presentan quejas, afirmó Elenes.

El profesor Edward Flores destacó en su estudio que las industrias con mayor nivel de contagio están la agricultura, restaurantes y alimentos, manejo de desperdicio, transporte, almacenes de depósito (warehouse) y minoristas. 

Condiciones idóneas para el contagio

Luis Olmedo, del Comité Civico del Valle, señaló que las disparidades sociales que han existidos por décadas en el condado han permitido que el COVID-19 se esparza rápidamente en la comunidad. 

Olmedo explicó que en el Condado Imperial el 85% de la población son latinos. Los servicios de educación, salud, empleo y vivienda son precarios, lo que ha creado una población vulnerable.

Además de esto, el hecho de ser un puerto de entrada al país, con una frontera activa donde cada día entra y salen miles de personas en y hacia México, aumenta las posibilidades de propagación del virus.

“La región necesita inversión para mejorar los determinantes de la salud en la comunidad. Hay que llevar la guerra al COVID a nuestros vecindarios y Comunidades, de lo contrario perderemos esta guerra”, afirmó.

Por su parte, Luis Flores, de la organización “IV Equity & Justice Coalition”, resaltó que el gobierno local ha intentado que se reanude la apertura de la economía sin tomar las medidas que reduzca el contagio de la enfermedad, alegando que por ser un punto fronterizo debe hacérsele una excepción en las condiciones establecidas para la reapertura.

El activista señaló que es necesario que se obligue a los empleadores ha implementar medidas de seguridad para el evitar el contagio de sus empleados en los lugares de trabajo y establecer políticas de ayuda a los empleados, como pago por día de enfermedad, moratorias para los desalojos de las viviendas por falta de pago, acceso a cuidados de salud, entre otros. 

Poca información sobre cuidado de salud

Otro factor que ha contribuido al incremento de la enfermedad en el Condado Imperial es la falta de información y educación en la población en temas de salud.

La doctora Michelle García, que trabaja en el Calexico wellness center, y atiende pacientes del condado, dijo que muchos de ellos carecen de información sobre como mejorar sus condiciones de salud y gestionar las enfermedades subyacentes.

García afirma que la población de la zona tiene altos niveles de diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares. Muchos pacientes no llevan una dieta adecuada a su condición médica y no reciben o adquieren las medicinas a su debido tiempo.

En el área también existe una alta incidencia de enfermedades respiratorias, como asma, a causa de la contaminación ambiental. Ciudades del condado están entre la lista de las zonas con mayor contaminación del aíre, de la Asociación Americana del Pulmón.

Aunado a esto, los pacientes carecen al acceso de cuidados de salud por carecer de seguro médico y la existencia de pocos centros médicos. Todo esto hace que la población sea mucho más vulnerable al COVID-19.

“Muchas personas temen hacerse la prueba del COVID-19 ya que, si dan positivo, tienen que permanecer en su casa y no pueden trabajar. Ellos no quieren elegir entre alimentar a su familia o quedarse en casa para recuperarse de la enfermedad”, dijo la doctora.