Pierluisi, el veterano político que supo esperar su oportunidad en Puerto Rico

Alfonso Rodríguez / EFE News

Exrepresentante de Puerto Rico ante el Congreso en Estados Unidos durante muchos años y un veterano político curtido como secretario de Justicia con Pedro Rosselló en los noventa, Pedro Pierluisi supo esperar su oportunidad hasta conquistar las últimas primarias del Partido Nuevo Progresista (PNP) ante la gobernadora Wanda Vázquez.

Pierluisi, de 60 años, representa a un prototipo de político sin un especial carisma que desde hace décadas se ha mantenido en el poder a la espera de su oportunidad, que supo aprovechar en las primarias del pasado verano y ahora al ganar las elecciones.

Este abogado obsesionado con su forma física al que se podía ver correr por las calles del Condado, el barrio elegante de la capital, San Juan, ganó las primarias del PNP a la poco experimentada Vázquez, que había asumido el poder por escalafón tras la precipitada salida de Ricardo Rosselló por un escándalo político.

Nacido en San Juan, llegó a la política apadrinado por su familia gracias a su padre, quien fuera secretario de Vivienda entre los años 1976 y 1984 con el gobernador Carlos Romero Barceló, lo que le sirvió para, tras estudiar Derecho, convertirse en secretario de Justicia con Pedro Rosselló como jefe del Ejecutivo de la isla por el Partido nuevo Progresista (PNP) entre 1993 y 1997.

Pedro Rosselló es el padre de Ricardo, ante quien perdería primarias en 2016.

La falta de carisma y empuje que algunos le achacan no han sido obstáculo para que se haya sabido colocar siempre en la posición adecuada y conseguir, por fin, convertirse en el líder del PNP, el partido que defiende la estadidad, que busca anexionar a Puerto Rico a Estados Unidos para convertirlo en un estado más del país norteamericano.

Tras la reelección como gobernador de Rosselló, en noviembre de 1996, este prescindió de Pierluisi en el nuevo gobierno, por lo que regresó al ejercicio de la abogacía como socio en el bufete ONeill y Borges en San Juan.

Este puertorriqueño que consiguió hacer contactos en Washington durante sus años como representante de la isla ante el Congreso con importantes despachos de abogados de la capital federal tuvo altibajos que cubrió con desempeños en las fundaciones para la Universidad de Puerto Rico (1997-2001) y la José Jaime Pierluisi (2003-06), así como la Asociación de Constructores de Hogares (1999-2003).

En 2007 regresó a la vida política de la isla para optar al cargo de representante ante Washington con el PNP, ganando las primarias para ese cargo de marzo de 2008.

Copresidente en Puerto Rico de la candidatura demócrata de Barack Obama para los comicios del 4 de noviembre de ese año, fue elegido representante del Estado Libre Asociado en el Congreso con casi 10 puntos de diferencia sobre Alfredo Salazar, del Partido Popular Democrático (PPD).

Su ambición, no del todo escondida, le lleva en enero de 2013 a suceder a Luis Fortuño como presidente del PNP cuando este pierde las elecciones.

Pierluisi no tiene todavía toda la fuerza e influencia en el partido y tiene que continuar en Washington como representante de la isla ante el Congreso, el trampolín que todo político puertorriqueño utiliza antes de lanzar su candidatura a gobernador.

En 2016 se arriesga y se convierte en uno de los aspirantes a la candidatura de su partido para gobernador de Puerto Rico para las elecciones de noviembre de ese año, carrera de primarias en la que le superó por poco más del 2 por ciento Ricardo Rosselló, hijo del exgobernador Pedro Rosselló, cuyo padre, precisamente, le había dado una oportunidad hace muchos años de entrar en la política.

Pierluisi acepta la derrota de un recién llegado y con mucha menos experiencia como Ricardo Rosselló, pero no se viene abajo y sabe esperar al momento adecuado que siempre piensa que le llegará.

Antes, en, quizá, uno de los puntos de su carrera que en Puerto Rico se consideran más negros, favorece la “Ley Promesa” del Congreso, por la que se imponía una Junta de Supervisión Fiscal que de facto fiscalizaba toda la política del Ejecutivo local y ofrecía un camino para la reestructuración de la deuda de Puerto Rico, que fue firmada por el presidente Barack Obama en 2016.

Sus críticos no le perdonan esa decisión, que ha sido utilizada en muchas ocasiones para relacionarle con las altas finanzas y los intereses de los acreedores de la deuda de Puerto Rico.

Regresa a la abogacía en el despacho O’Neil y Borges de San Juan, para el que trabajó hasta julio de 2019, un despacho de abogados encargado de la supervisión de la bancarrota en la que está en la isla.

Además, su cuñado José Carrión preside la Junta de Supervisión Fiscal de Puerto Rico que desde 2016 controla al Ejecutivo local.

Tras la crisis política de julio de 2019, iniciada por la divulgación de los mensajes de un chat, que llevó al gobernador, Ricardo Rosselló, a anunciar su dimisión, este lo nombró el 31 de ese mes secretario de Estado como paso previo para sucederle al frente del Gobierno puertorriqueño.

En agosto de 2019 la Cámara de Representante aprobó su nombramiento como secretario de Estado y tomó posesión como gobernador, pero el Senado no llegó a votar su nombramiento, por lo que el Tribunal Supremo de Puerto Rico sentenció inconstitucional su juramento.

Este nuevo revés no le derrumbó y, finalmente, gana las primarias el pasado agosto que le convierten en el candidato del PNP.

Casado en segundas nupcias con María Elena Carrión, aunque en proceso de divorcio, tiene cuatro hijos.