Preocupa el éxodo de puertorriqueños
El éxodo que sufre Puerto Rico, que ve cómo se le van sobretodo jóvenes universitarios y profesionales, es “singular y muy grave”, por lo que su combate merece convertirse en una “cuestión de Estado”, según el antropólogo y sociólogo Tomás Calvo, experto en cuestiones migratorias.
“Este problema es grave. Hay que reflexionar muy seriamente sobre él y desarrollar políticas públicas para combatirlo”, defendió el sociólogo.
El experto fue muy cauto a la hora de pronunciarse sobre cuestiones puertorriqueñas, que reconoció no conocer perfectamente, aunque sí explicó haber leído recientemente mucho sobre ello y recordó que durante los 70, mientras vivía en Nueva York, estudió el caso boricua en profundidad.
“Esta migración no se parece, por ejemplo, a la de España, donde tanto se habla de la fuga de cerebros. Allí se han ido unos 350.000 estudiantes españoles en los últimos cinco años, un fenómeno que, en comparación es muy pequeño y que, en el fondo, enriquece las sociedades”, explicó.
En cambio, las proporciones y perfil del éxodo puertorriqueño “hay que analizarlos como un fenómeno nuevo”, dijo Calvo, invitado por la Universidad del Sagrado Corazón y con el auspicio de la Fundación Puertorriqueña para las Humanidades y la National Endowment for the Arts.
“La singularidad de Puerto Rico (en cuanto a su estatus político) ha generado un problema también muy singular”, apuntó Calvo en referencia al hecho de que los puertorriqueños tienen la ciudadanía estadounidense, por lo que no existen controles políticos a su emigración a EE.UU.
El presidente de la Universidad del Sagrado Corazón, José Jaime Rivera, anfitrión del encuentro, coincidió con él en que las proporciones del éxodo de jóvenes universitarios y profesionales son preocupantes y defendió que el ámbito universitario también tiene parte de responsabilidad.
“Estamos educando a gente para que trabaje para otros; no fomentamos el concepto del emprendimiento. Tenemos que enseñar a nuestros jóvenes a producir aquí y a exportar, y para eso tienen que conocer también qué mercados hay ahí fuera”, reflexionó Rivera, tras lamentar que para muchos puertorriqueños cuando miran hacia el exterior su mundo “sólo sea Disney”.
También cargó contra los sectores de la sociedad puertorriqueña “que viven de la continuidad de la crisis”, a los que no quiso identificar, aunque sí apuntó a la “excesiva” politización que sufre la isla como un factor que impide acometer estrategias de largo plazo.
“El éxodo de profesionales debe ser tratado como una cuestión de Estado” terminaron concluyendo tanto Calvo como Rivera, que abogaron por la necesidad de que se alcance también un “pacto de Estado”, en el que los principales partidos políticos de la isla dibujen una estrategia común que se aplique con independencia de quién esté ejerciendo el poder.
Precisamente Rivera forma parte del grupo de 24 expertos seleccionado por el Gobierno de Puerto Rico para proponer estrategias concretas y viables para combatir algunos de los grandes males de la isla: la economía informal, la emigración juvenil, el envejecimiento de la población y la reducida participación laboral.
Según afirma en un suplemento especial sobre migración, la Junta de Planificación de Puerto Rico, un organismo público que pretende velar por el desarrollo sostenible de la isla, “los residentes con mayor preparación académicas son los más que emigran”.
Se remite a una encuesta realizada en el año fiscal 2011 (julio 2010-junio 2011) en aeropuertos y puertos de Puerto Rico y apunta que el 20,7 % de las personas que decidieron emigrar eran profesionales o técnicos. El 40,7 % dijo mudarse para trabajar y el 20,3 % para buscar empleo.