Rivaldo, el adiós al ‘10’ de los golazos y a veces olvidado ídolo brasileño

Rivaldo, el último ‘10’ de una selección brasileña campeona mundial y autor de varios golazos que engalanan la plasticidad en la historia del fútbol, anunció el fin de su carrera de 24 años como futbolista, de la que se retira sin todo el reconocimiento de los propios brasileños.



“Se va uno de los grandes, pero que por esas cosas que uno nunca entiende del fútbol se van sin el reconocimiento que merecía”, señaló Zinho Cota, un jubilado que en sus tertulias futboleras en uno de los bares de Osasco, en la región metropolitana de Sao Paulo, siempre defiende ante sus amigos la magia de Rivaldo.



Según Cota, “puede pensar en contra de Rivaldo que él no se identificó afectuosamente con ninguno de los tres equipos grandes de Sao Paulo, jugó en los tres pero no dejó nostalgia en ninguno”.



“Es un caso raro porque en la selección fue uno de los ‘10’ más exitosos, pero cuando a los aficionados les preguntan por los ‘10’ más importantes en la historia de la selección citan a Pelé, Rivelino, Zico o Ronaldinho Gaúcho y pocos recuerdan a Rivaldo”.



Para el mecánico jubilado, “es injusto que cuando se habla del título del pentacampeonato mundial de Brasil en 2002 no todos mencionan a Rivaldo y sin él Ronaldo no se habría consagrado como mayor goleador de los mundiales ni el Brasil de (el técnico Luiz Felipe) Scolari hubiese conquistado el título”.



Vítor Borba Ferreira ‘Rivaldo’ nació el 19 de abril de 1972 en Paulista, pequeña ciudad del interior de Pernambuco y comenzó a actuar en el fútbol profesional con 18 años en el Santa Cruz, de Recife, la capital regional de su estado natal.



Rápidamente el delgado y talentoso jugador se destacó en el popular equipo de Recife y a pesar de las dudas de muchos médicos de clubes importantes por su falta de peso y contextura emigró en 1992 para el estado de Sao Paulo, donde recaló en el modesto Mogi Mirim.



En el Campeonato Paulista, por coincidencia el mismo nombre de su ciudad natal a más de 2.000 kilómetros de distancia, el joven Rivaldo despertó el del Corinthians, al que llegó en calidad de préstamo cedido por el Mogi Mirim.



En la época, con el respaldo financiero de un gran patrocinio, el rival de patio, Palmeiras, consiguió en 1994 adquirir los derechos del jugador y lo mantuvo en su plantilla hasta 1997, cuando las puertas de Europa se le abrieron con su paso al Deportivo La Coruña.



En España, rápidamente Rivaldo, con golazos y talento, se echó al bolsillo a la afición gallega y, como sucedió en Brasil cuando llegó al estado de Sao Paulo, un grande de ese país, el Barcelona, lo fichó para la temporada siguiente.



La carrera exitosa del jugador pernambucano se prolongó en el Barça y fue así consagrado por la FIFA como Balón de Oro en 1999 y elegido por el máximo organismo del fútbol mundial en el equipo ideal de los mundiales de 1998 y 2002.



En el Barcelona disputó 235 partidos y marcó 130 goles.

En 2002, después del título en el Mundial de Corea del Sur-Japón, la ‘magia’ de Rivaldo parte para Italia, pero la falta de continuidad por las lesiones le impiden consagrarse en el Milán, con el que jugó cuarenta veces y marcó ocho anotaciones.



Tras siete años en canchas europeas, Rivaldo retorna en 2004 a la liga brasileña para defender al Cruzeiro y, a pesar de los altibajos en su desempeño en el equipo de Belo Horizonte, vuelve ese mismo año al Viejo Continente para defender al Olympiakos griego.



En el equipo de la ciudad de El Pireo anotó 43 goles en 94 partidos.

El AEK Atenas, también de Grecia, y el Bunyodkor uzbeko, en el que anotó 42 goles en 77 partidos, fueron los otros equipos de Rivaldo antes de retornar una vez más a Brasil en 2011, en lo que parecía su despedida del fútbol con un último contrato en el Sao Paulo.



La suerte tampoco acompañó a Rivaldo en el ‘tricolor paulista’, a pesar de destellos en algunos partidos en los que demostró que su magia con el balón seguía intacta a pesar de la edad y las secuelas de lesiones.



En 2012, alistó su maleta y partió a la aventura en África, para jugar en el Kabuscorp, de Angola, con el que jugó 21 partidos y convirtió once tantos.

Tras su rápido paso por el fútbol angoleño, Rivaldo regresó un año después a Brasil para fichar por el Sao Caetano, equipo de la región metropolitana de Sao Paulo que sigue en la segunda división después de su sorprendente desempeño en el fútbol brasileño y suramericano en la década pasada.

E

n esta temporada, Rivaldo cumplía en el Mogi Mirim la doble función de presidente, que seguirá ejerciendo, y la de futbolista, incluso con la oportunidad de jugar este año partidos oficiales del torneo regional al lado de su hijo Rivaldinho.



En un mensaje en su perfil de Instagram, el jugador manifestó que tomó la decisión “con lágrimas en los ojos” y agradeció a Dios, la familia y todos los que lo apoyaron “con cariño” en el fútbol.