Dominicano en Passaic gana $338 millones en la lotería

El pasado lunes 25 de marzo, Pedro Quezada iba camino a su bodega cuando observó una gran cantidad de periodistas y camarógrafos agolpados al frente de la licorería Eagle Liquors, donde todas las semanas acostumbra a comprarse unas cervezas y un boleto de lotería.

Se dio cuenta de que el bullicio de la prensa de se debía a que en ese establecimiento comercial habían vendido el único boleto ganador de los 338 millones de dólares de la lotería Powerball.

“Puede que sea yo”, pensó, por lo que decidió entrar y verificar sus números (17, 29, 31, 52, 53 y 31).

Desde ese momento su vida comenzó a cambiar. Quezada no podía creer lo que veían sus ojos. Él tenía el ticket ganador.

Al ver su jubilo, todos los reporteros y camarógrafos se agolparon sobre él. Quezada no sabía que decir, el nerviosismo lo invadió. Tomó su celular y llamó a su esposa.

“Inés soy millonario, pon el televisor para que me veas, o vente para la licorería”, le gritó emocionado a su mujer.

Luego de saber que era el ganador, el dominicano fue a un banco para guardar el boleto en una caja de seguridad hasta poder reclamar su premio, el cuarto más grande en la historia del Powerball.

Al día siguiente, Pedro Quezada acompañado de su familia se presentó en la oficina de la lotería en Trenton para reclamar su premio.

En una rueda de prensa después de recibir el cheque, Pedro Quezada, aseguró que con el premio piensa ayudar a “aquel que lo necesite”.

Quezada, de 44 años, afirmó que desde que conoció la noticia: “no pude dormir, no pude pegar los ojos”.

El bodeguero, que emigró de su natal ciudad de Cibao cuando tenía 19 años con el único propósito de “trabajar”, se mostró “nervioso” en la conferencia, a la que acudió acompañado por su esposa, la mexicana Inés Sánchez y cinco de sus siete hermanos, y dijo estar “contento” porque con este premio podrá “ayudar” a su familia.

“No sé cómo lo voy a hacer, pero pienso ayudar a aquel que lo necesite”, afirmó el nuevo millonario, que tiene cinco hijos entre los 23 y los 5 años y una nieta.

Quezada, dijo provenir de “una familia humilde y pobre”. “No me imaginé que me ganaría este dinero. Esto es un regalo de Dios”.

El dominicano si opta por cobrar el dinero en una sola cantidad obtendría, después de los impuestos federales y estatales, 152 millones de dólares.

Quezada y su familia, que no han vuelto a abrir la bodega, dejaron el que ha sido su hogar hasta ahora en la ciudad de Passaic y permanecen en un lugar que no han revelado, “porque uno tiene que esquivar a algunas personas porque no son buenas” y porque se siente acosado.

El bodeguero aseguró que, pese a haberse convertido en millonario y su vida haber dado un giro, su “corazón no cambia”.

Quezada no sabe aún si seguirá viviendo en Nueva Jersey o regresará a República Dominicana ni tampoco en qué invertirá su dinero, pero sí sabe que lo primero que hará será dar “una vuelta por ahí” y hacer realidad su deseo de tener un nuevo automóvil. “Todavía no sé cuál, el que me guste”, afirmó y aseguró que ha vivido años difíciles de trabajar duro.

“Levantarse todos los días a las cinco de la mañana a abrir una bodega y estar allí hasta las once de la noche, por supuesto que es difícil”, afirmó.

También dijo que no quiere que su hijo se haga cargo de la bodega, como le ha pedido. “No puede trabajar en la bodega. ¿Usted, con todos los millones dejaría a su hijo trabajar en una bodega?”, preguntó el dominicano, quien juega a la lotería una o dos veces por semana.

Quezada, quien lamentó no haber ganado antes el premio para haber estado presente cuando el pasado día 19 el equipo de su país ganó III el Clásico Mundial de Béisbol, dijo contar ya con un plan para administrar su dinero, aunque no dio detalles.

El dueño de la licorería donde fue comprado el boleto ganador recibirá 10 mil dólares por haber vendido el ticket. El dueño de este establecimiento, el hindú Sunil Sethi, afirmó que repartirá el dinero entre sus empleados y usará una parte para promocionar “la suerte” de su tienda.