El film ‘César Chávez’ reivindica la vigencia del “Sí, se puede”
En la primera proyección nacional del filme “César Chávez”, se oyeron a la entrada gritos de “Sí, se puede”, una consigna que representó reivindicaciones para la comunidad latina hace medio siglo y las vuelve a representar en la actualidad, según destaca el director de la película, Diego Luna.
“Cuando trabajábamos en la película, estaba constantemente buscando cómo conectarla con hoy, pero me di cuenta de que sale de manera natural e inevitable”, explicó el mexicano Diego Luna, que estrenará a finales de mes en los cines su segundo largometraje de ficción como director.
El film “César Chávez” rememora la historia del líder campesino estadounidense que luchó por los derechos civiles de los campesinos indocumentados y lideró varias protestas en contra de los abusos de las corporaciones.
“Cuando recibí el guión y me dijeron que tenía el papel de César Chávez, estaba yo bien nervioso y con miedo. Llamé a mi papá y me dijo ‘hazlo”, confiesa el actor Michael Peña, de padres nacidos en México y que en la película interpreta al líder sindical.
Diego Luna dirige esta producción estadounidense, que se estrena en cines el próximo 28 de marzo, justo en un momento en el que la promesa de una reforma del sistema migratorio de EE.UU. parece más encallada que nunca en Washington.
“La película puede ayudar a convencer a algunos que son indiferentes a una presión que está sucediendo en todo el país, que es incuestionable y que el cine puede poner sobre la mesa”, pronostica el director mexicano sobre la reforma migratoria. Y cita a uno de los grandes estigmas de la Administración Obama respecto a millones de latinos: “Hay un miedo constante a que todo ese sueño se caiga en un día, un miedo constante a la deportación”.
En especial, se refiere a la situación actual de los trabajadores del campo, cincuenta años después de la lucha de César Chávez, y al desconocimiento del resto de la población de las condiciones en las que trabajan quienes recolectan su comida.
Para Diego Luna, “no puede ser que a alguien que alimente a su país le cueste tanto alimentar a su familia, no puede ser que en el campo siga habiendo niños trabajando en vez de estudiando”.
Michael Peña interpreta a un César Chávez contenido, reflexivo y serio, de mirada crítica y ceño tozudo, que escucha más de lo que habla, que dice poco pero cuenta mucho.
“Era alguien a quien le disgustaban las injusticias; los campesinos de la época trabajaban 16 horas al día, no más trabajaban, no podían comer ni ir al baño”, cuenta Peña, conocido por filmes como “Crash” y “End of Watch”. Y, pese que el imán del filme es César Chávez, las dos actrices protagonistas también destacan por su magnetismo: América Ferrera interpreta a la esposa, una discreta Helen Chávez de la que emergerá una activista combativa, y Rosario Dawson hace de la líder hispana Dolores Huerta, dura, luchadora e idealista.
Charla a charla, acción tras acción, la lucha iniciada por el círculo privado de los Chávez crece a escala local, sectorial y nacional, lo que genera secuencias de tensión y violencia propias de las superproducciones estadounidenses.
El director cree que lo que convirtió en líder a César Chávez (1927-1993) fue que sabía escuchar: “Es un hombre que entendió lo que esta comunidad necesitaba, que era justo eso, ser escuchado”.
“Les decía a los campesinos que sus historias importaban a una comunidad que llevaba décadas ignorada en este país”, subraya Luna. Por eso, critica la poca atención en la actualidad al colectivo campesino: “EE.UU. es un país para el que trabajan, al que alimentan, que están construyendo, pero que les recuerda todos los días que no pertenecen a él”.
Según Luna, el largometraje consigue ser fiel al contexto lingüístico de César Chávez y, mientras el personaje habla en inglés con sus allegados, usa el español para acercarse al resto de campesinos.
“El idioma con el que más incómodo se sentía Chávez era el español porque él fue a la escuela en una época en que no te permitían hablar este idioma”, justifica el director mexicano.
La película se estrena con una gran expectación entre la población de origen hispano en EE.UU. y, justamente, Luna cree que “el cine, la literatura, la televisión y el entretenimiento general tienen que contar más sus historias y alimentar a ese público”.
Pero subraya: “En el estreno en Austin, me quedó claro que la película funciona sin importar la comunidad a la que pertenezcas, porque habla de cómo un problema del campesino se volvió un problema nacional, internacional, y de posturas. De con quién estás”, dijo.