Familias en NJ buscan opciones legales para niños que cruzaron solos la frontera

Con la tranquilidad del desesperado y conteniendo las ganas de llorar, una madre hispana (que prefirió no dar su nombre) comenta la grave situación de peligro que viven sus hijos en Honduras, motivo por el cual decidieron cruzar la frontera solos el pasado mes de junio.

“Las pandillas están presionando mucho a los jóvenes para que se metan en ellas. La misma policía está en complicidad con los pandilleros matando a los jóvenes que no quieren ingresar a las pandillas y luego diciendo que eran pandilleros”, afirma esta madre quien llegó a EEUU hace siete años en busca de mejores oportunidades laborales.

Sus dos hijos se quedaron bajo el cuidado de sus abuelos.

Ante la difícil situación en Honduras, sus hijos, el varón, de 19 años, y la hembra de 16, decidieron este verano cruzar la frontera junto a la oleada de más de 50 mil niños que han llegado a Estados Unidos este año.

En la frontera fueron arrestado por las autoridades de inmigración y separados.

“Mi hijo lo tienen en una prisión en el sur de Texas, y a mi hija la enviaron a una Casa Hogar en Poughkeepsie, New York”.

La hispana, al igual que otros padres latinos fueron en busca de concejo legal durante la charla “Legalización Migratoria para Menores”, organizado por la Casa de Bienvenida en Trenton.

Pero la explicaciones dadas por el abogado John P. Leschak durante el taller no otorgaron mucha esperanza a los padres.

Los menores de edad para poder regularizar su situación migratoria tienen pocas posibilidades, en especial quienes han llegado en los últimos meses.

DACA, la orden ejecutiva aprobada por el presidente Obama hace dos años, sólo ampara a los jóvenes que llegaron al país antes del 2007.

El programa especial para niños que han sido abusados, requiere que se demuestre que el menor ha sido abusado por su dos padres para poder conseguir un visado.

La tercera opción, el asilo, es difícil obtenerlo para los pequeños.

El abogado Leschak señaló que vivir en un mal vecindario o en condiciones de pobreza extrema no son motivos para obtener el asilo.

Por otro lado, para alegar que el joven teme regresar porque pudiera ser agredido o asesinado, requiere presentar pruebas de que él o su familia son un objetivo de las pandillas. Para ello debe presentar grabaciones o notas de amenazas, denuncias de las amenazas hechas a la policía, pruebas de que algunos miembros de su familia fueron asesinados por los pandilleros, declaraciones de testigos, entre otros elementos que sirvan de prueba.

Si bien muchos de los niños que emigran son amedrentados por las padillas, pocos tienen las pruebas para demostrar el peligro que presentan.

El abogado resaltó que los niños que son entregados a sus padres o familiares están en un proceso de deportación, los cuales están siendo agilizados.

Si los pequeños no se presentan ante el tribunal de migración durante la fecha que se le asigne, ICE pudiera ir a buscarlo a la casa donde fueron dados en custodia. “Al llegar ahí no se sabe si también se llevarán a los padres o familiares si no tienen papeles”, afirma el abogado.

Pese a la realidad descrita por el letrado, la madre hondureña no pierde la esperanza. “Todo lo dejo en las manos de Dios. Ni la policía, ni el juez decidirán si mis hijos se podrán quedar. Sólo Dios lo hará”, afirma esta hispana.