Se seca el árbol donde apareció la Virgen de Guadalupe en West New York, NJ

Cuando apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe en un árbol de West New York, hace dos años, el pequeño pueblo se remeció y fue foco de atención de la prensa internacional y local, con el paso del tiempo los fieles la han abandonado y el árbol se ha secado.

“Lo que ha corrido a muchos fue el escándalo con los dineros que los fieles de la Guadalupe dieron, y fueron miles de dólares, para la construcción del santuario,” dice Fermín La Torre, un guadalupano que vive en Gutenberg, que suele pasar los lunes por el santuario.

Un hondureño, que no dio su nombre, dijo que pese a todo el culto a la virgen continuará.

“La virgen es la virgen, ella es la madre de todos nosotros. Ella nos da vida y nos ilumina,” dice.

Ahora los devotos pasan más rápido, posan la mano en la nueva imagen de “La Patrona de América”, se persignan con la señal de la cruz, rezan por un momento breve, y se retiran luego de pedir por la salud de un familiar o por los seres queridos que han dejado atrás en la migración.

Lo cierto es que la afluencia de fieles ha disminuido. Ya no se reúnen las multitudes que, sobre todo los fines de semana, iban para rezarle a la también llamada “Morenita del Tepeyac”.

Anahí, una joven dominicana que vende celulares móviles para llamadas internacionales a pocos metros del lugar, es testigo.

“Estoy aquí desde el jueves, pero el fin de semana he visto que vienen apenas unas 30 personas diarias, antes habían cientos, se quedaban hasta la madrugada a rezar, ahora no,” sostiene Anahí.

Ahora el arbolito de la aparición sobrevive a duras penas. Le han puesto ramas verdes alrededor para mantener la apariencia y la acompaña una imagen de más de un metro de La Virgen de Guadalupe.

Ello le da vida al santuario pero ya la imagen del árbol, seca con los colores perdidos y la figura difuminada, parece cosa del pasado.

Una explosión de las veladoras, en octubre pasado -y achacado a vándalos que se oponen al culto a las imágenes de los santos pero desmentido por los policías y bomberos locales que lo atribuyen al calor concentrado en el lugar sumado a la alta temperatura del día- hizo que el árbol perdiera señales de vida.

Sin embargo los fieles pueden respirar tranquilos, de acuerdo a las palabras de Elena López, de NJ Tree Foundation, una organización que se dedica a suministra y plantar árboles con voluntarios en Newark. “Mi consejo es que esperen. Algunos árboles hacen cosas muy raras, aparentemente están muertos pero al año siguiente vuelven a renacer. Hay que echarles agua a diario, darles mucho cariño y esperar un poco,” dijo López.

Por otro lado, afirmó que no es una buena opción trasladar el árbol de lugar, como en algún momento se le consultó a la mayordomía Guadalupana de la ciudad de Passaic.

“Sobre todo porque no se debería cambiar en el otoño, quitarlo de donde está podría ser perjudicial,” finalizó.

Entretanto el arbolito que dio vida al pequeño santuario que levantaron mexicanos, cubanos y dominicanos con aprobación del alcalde de la ciudad, Félix Roque, espera una mano amiga que lo riegue.