El archivo de García Márquez será expuesto

El archivo personal de Gabriel García Márquez, adquirido por la Universidad de Texas en Austin, aportará luz sobre una faceta desconocida del nobel colombiano: “La debilidad del creador”, un proceso lleno de tachones, arrepentimientos y dudas.



Así lo explicó en una entrevista José Montelongo, bibliotecario de la Colección Latinoamericana Benson de la Universidad de Texas y experto en literatura latinoamericana, quien participó en el proceso de adquisición y formará parte del equipo de académicos que documentará el archivo.



“Los textos no salieron hechos, perfectos, sino que hubo dudas, arrepentimientos, tachones, y son esos tachones, esos añadidos, los que nos permiten estudiar el proceso de un creador de la talla de García Márquez”, afirmó Montelongo, quien viajó hace unos meses a Ciudad de México para revisar personalmente el archivo.



El archivo adquirido empieza con el manuscrito de “Cien años de soledad” (1967) que el escritor colombiano mandó a imprenta, “una versión con pocas correcciones a mano”.



“Desafortunadamente, creo que nunca veremos los borradores o el trabajo que condujo a una novela que marcó época. Es muy probable que García Márquez destruyera esos materiales”, lamentó Montelongo, quien apuntó que en esa época el escritor “estaba más preocupado por la supervivencia que por la posteridad literaria”.



Los documentos de “El otoño del patriarca” (1975) y “Crónica de una muerte anunciada” (1981), sí contienen las “correcciones de vocabulario, de cadencia y de estructura”.



“En los manuscritos corregidos podemos ver como desarrolló García Márquez esos mundos tan únicos, tan particulares de su imaginación, nos permiten ver cómo consiguió esas atmósferas, esos personajes”, dijo Montelongo.



El caso de “El general en su laberinto” (1989), la obra que recrea los últimos días de Simón Bolívar, es diferente: “El archivo cuenta con los libros que leyó, las notas que iba tomando, los apuntes, es otro aspecto del trabajo constructivo de la novela: la investigación que él hizo”.



Más allá de los manuscritos, el archivo contiene cerca de 2.000 cartas que el nobel colombiano intercambió con colegas como Julio Cortázar, Graham Greene, Milan Kundera o Carlos Fuentes, y que también revelan pistas sobre sus inspiraciones.



En una de ellas, posterior a “Cien años de soledad”, García Márquez revela la necesidad de “desintoxicarse del mundo macondiano”, en referencia al lugar que inspiró al escritor para crear su realismo mágico.

En esa carta expresa su intención de escribir cuentos infantiles para sus hijos, algunas de cuyas ideas terminarían más tarde en “La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada” (1972).



Entre los documentos adquiridos por el Centro Harry Ransom de la Universidad de Texas también hay un manuscrito de “En agosto nos vemos”, su novela inédita y publicada parcialmente en el New Yorker (EE.UU.) y La Vanguardia (España).



“Siendo una novela no publicada, es también la que nos da un mayor acceso a la lucha, al taller del escritor, al sudor de la creación. Una novela con la que batalló tanto que no se atrevió a mandarla a la imprenta”, explicó Montelongo.


Tras su adquisición, la Universidad de Texas prevé dedicar el próximo año a documentar y digitalizar el legado del nobel, un paso previo a su presentación a finales de 2015, que irá acompañada de un simposio.