Unicef ve luces y sombras en el panorama de la niñez latinoamericana

Veinticinco años después de la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, la situación general de los niños y adolescentes de Latinoamérica y el Caribe ha mejorado en áreas como la educación y la salud, pero la violencia, la desigualdad y la discriminación siguen cebándose en ellos.


En un informe con motivo del vigésimo quinto aniversario del que es considerado el instrumento internacional más importante para la protección de la infancia, Unicef evalúa cómo ha sido el contexto en América Latina y el Caribe estos años y en qué áreas se ha avanzado y en cuáles no.



El balance muestra “luces y sombras”, según reconoce el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Las sombras más oscuras tienen que ver con dos problemas en los que lamentablemente la región destaca, los asesinatos de menores de edad y el embarazo adolescente, y la parte más luminosa con los avances logrados en supervivencia y nutrición infantil, educación y acceso a la salud y a los servicios básicos.



Entre los factores que han jugado a favor de los niños y adolescentes latinoamericanos en estos 25 años están el descenso de la pobreza y la desigualdad y el llamado bono demográfico.



La convención, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y ratificada por todos los países de América Latina y el Caribe, es considerada un hito.

Por primera vez se reconoció a los niños y adolescentes como sujetos con derechos, se estableció cuáles son esos derechos y se buscó comprometer a los Estados a promoverlos y respetarlos.



Unicef, el principal valedor de la Convención, considera que a nivel global hay “muchas razones para celebrar” este aniversario, pero advierte de que hay muchos niños que han quedado “rezagados” y “a los desafíos antiguos se les han sumado nuevos problemas”.



En América Latina y el Caribe, donde hay 195 millones de personas menores de 18 años, las cosas han cambiado para mejor en estos 25 años, según un informe de la oficina regional de Unicef y la Cepal.

Entre 2000 y 2011, la incidencia de la pobreza infantil multidimensional pasó de 55,3 % a 41,2 %, mientras que la proporción de niños, niñas y adolescentes en situación de pobreza extrema pasó de 27,2 % a 16,7 %.



La desigualdad, un mal endémico de la región, también experimenta una tendencia a la baja desde 2005 y han mejorado, aunque con muchas disparidades, los índices regionales de ingresos per capita, de ocupación, desempleo y gasto público social.



En ese contexto, Unicef constata avances importantes.

En 22 años (1990-2012) el número de muertes de niños menores de 5 años se redujo un 67 % y ese descenso coloca a América Latina en situación de cumplir con los Objetivos del Milenio en esa área.



La mortalidad neonatal, sin embargo, sigue teniendo un peso importante en el total de muertes de niños de hasta 5 años y un 13 % de niños y niñas de la región padece desnutrición.



En cuanto a la salud, la región ha dado pasos significativos en la prevención de enfermedades, con programas públicos de vacunación, y en el acceso universal a la atención sanitaria, pero hay un punto negro, la maternidad adolescente, con unos niveles “preocupantes”.

Según un reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), casi un 30 % de las jóvenes (15 a 19 años) de la región han sido madres antes de cumplir los 20 años.



América y el Caribe es la región del mundo con la mayor proporción de homicidios de niños y adolescentes (12 por cada 100.000 habitantes) y además “40 millones de menores de 15 años sufren violencia, abusos y abandono en la familia, la escuela, la comunidad y las calles”, según cifras de la Cepal y Unicef.



Los cuatro países del mundo donde más niños y adolescentes son asesinados están en América Latina y el Caribe: El Salvador, Guatemala, Venezuela y Haití.



Por otro lado, pese a que ha habido una reducción entre 2008 y 2012, todavía cerca de ocho millones de niños y adolescentes trabajan, sin contar los que hacen trabajos domésticos no remunerados, y la región presenta “situaciones preocupantes de explotación sexual comercial de niños y adolescentes”.



En lo que respecta al derecho a la identidad, América Latina y el Caribe deben seguir avanzando, pues todavía 1,3 millones de nacimientos no se registran cada año y 6,5 millones de niños no cuentan con un certificado de nacimiento.



En un mensaje a los niños, niñas y adolescentes latinoamericanos y caribeños por los 25 años de la Convención, el director de Unicef para esta zona del mundo, Bernt Aasen, les pidió sobre todo que “no abandonen la escuela” y ayuden “a terminar con la discriminación”.



Aasen habló así en una entrevista como parte de la campaña “25 líderes, 25 voces por la infancia”, dirigida a llamar la atención sobre la importancia de la Convención y su cumplimiento y en la que han participado jefes de Estado, premios Nobel, artistas, activistas de los derechos humanos y deportistas.