El tortuoso camino para la beatificación del arzobispo Romero

Vicenzo Paglia, el postulador de la causa para la beatificación del arzobispo de San Salvador Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980, relató las dificultades y los “fuertes prejuicios” que se presentaron durante el proceso.



El postulador intervino en una rueda de prensa en el Vaticano después de que el papa Francisco aprobase el decreto en el que se reconocía el “martirio” de Romero “in odium fidei”, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe” y por el que no necesitará un milagro para ser beatificado.



Preguntado por los periodistas, Paglia explicó que durante años creció “una montaña” de cartas contra Romero que pesaron después en el proceso y que, “por desgracia no existía la contrainformación o mejor dicho la información verdadera” sobre su labor.



Durante los años en que ejerció su ministerio Romero, “llegaban kilos de cartas contra él. Escribían que hacía política, que era un secuaz de la Teología de la Liberación. Romero decía que (esta) era la de Pablo VI. Le acusaban de problemas de carácter o de desequilibrios”, dijo Paglia.



“Ha sido un proceso controvertido. Nuestra dificultad ha sido encontrar otra montaña de testimonios que finalmente alejaban estas acusaciones infundadas, a veces de buena fe pero otras con mala conciencia”, reconoció.



Romero murió por el disparo de un sicario mientras celebraba misa y en marzo de 1994 se abrió su proceso de beatificación y tras concluirse su fase diocesana, que redacta el informe sobre la vida, en 1997 pasó a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que diese su autorización.



El proceso vivió una fase de estancamiento y solo en 2005 por la autorización del entonces papa Benedicto XVI, la Congregación para la Causa de los Santos dio el visto bueno para que continuase.



“Esta claro que la figura de Romero ha necesitado tiempo para que quien no estaba a favor o de acuerdo o tenía fuertes prejuicios fuese ayudado y entendiese que se había equivocado”, añadió el postulador.



Respecto a la figura de Romero, “hay quien estuvo decididamente en contra y si mover una piedra es fácil, mover una roca es más difícil”, destacó Paglia al contestar sobre quién se opuso a la causa de beatificación.

“Pero al final, como podemos ver, la verdad ha obtenido la victoria”, destacó.



En la rueda de prensa también participó el que fuera secretario personal de Romero, Jesús Delgado, quien dijo que lo que frenó mucho este proceso fue que “había oposición de sectores políticos, sociales y económicos a la persona de monseñor Romero y eran ellos los que hacían más llegar su juicio” al Vaticano.



Entre aquellas personas que se mostraron más reacias dentro de la Curia vaticana a que continuase la beatificación de Romero, Delgado citó al cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, que falleció en abril de 2008.



“Si un cardenal como López Trujillo tenía autoridad para decir no es porque también él conocía la situación (en Latinoamérica), pero desde su perspectiva. Algunos dicen que fue López Trujillo el que atrasó el proceso y puede que sí, porque él era el encargado de los temas de América Latina en el Vaticano”, reconoció Delgado.


Otro aspecto del proceso de beatificación de Romero destacado fue el “empujón” que ha tenido con la llegada de Francisco al papado.

El papa Francisco “ha sido un rayo” a la hora de acelerar la beatificación dijo Paglia.



“Un primer empujón al proceso lo dio Benedicto XVI, quien tras recibirme en audiencia el 20 diciembre de 2012, poco antes de su renuncia, dio vía libre para que el proceso pasase a la Congregación para la Causa de los Santos”, dijo.



“Pero Francisco (…) nos animó a acelerar. Yo lo he hecho todo lo rápido que he podido, pero él ha sido un rayo”, explicó el arzobispo.



Sobre la posible fecha de la ceremonia de beatificación, que será en El Salvador, Paglia explicó después a los medios que es aún pronto, ya que el decreto recién se firmó, pero aseguró que “será antes de finales de año”.



Mientras que Delgado explicó que podría ser el 15 de agosto, en que se celebra la fiesta de la Asunción de la Virgen y fecha en la que nació el arzobispo salvadoreño.