Lynch, primera fiscal general afroamericana
Loretta Lynch, una veterana fiscal federal de perfil discreto, pasó a la historia no sólo por convertirse en la primera secretaria de Justicia negra de EEUU, sino también por haber superado el bloqueo más largo en el Senado para ese cargo desde el Gobierno de Ronald Reagan (1981-1989).
El presidente, Barack Obama, la eligió precisamente por ser una apuesta conciliadora que podría obtener sin mayor dificultad el beneplácito de un Senado controlado desde enero por los republicanos.
Sin embargo, la oposición conservadora vinculó su confirmación a la aprobación de una ley contra el tráfico de personas que los demócratas rechazaban por incluir una disposición que restringe los fondos federales para el aborto.
Más de cinco meses después de su nominación y en medio de una gran indignación nacional por este insólito retraso, un acuerdo bipartidista sobre esa ley ha permitido finalmente a Loretta Lynch ocupar su nuevo cargo.
«Una mujer a la que todo el mundo considera cualificada, que ha perseguido a terroristas, que ha trabajado con la Policía para sacar a las bandas de las calles, que tiene la confianza de los activistas de los derechos civiles y de los sindicatos de Policía por ser justa y efectiva, y una buena líder…ha estado sentada esperando -su confirmación- más que los siete fiscales generales anteriores juntos», dijo Obama la semana pasada, visiblemente enojado.
En un proceso que el presidente calificó de «bochornoso», la confirmación de Loretta Lynch ha derivado en debates parlamentarios donde se han tocado temas tan sensibles como la raza y en protestas para pedir su confirmación que llegaron a incluir huelgas de hambre.
Este histórico bloqueo era casi impensable cuando Obama la nominó en noviembre: Lynch se presentaba como una candidata de consenso, confirmada por el Senado en dos ocasiones (en 1999 con Bill Clinton y en 2010 con Obama) como fiscal federal del Distrito Este de Nueva York.
Lynch es una apuesta por el entendimiento con la oposición después de seis años en los que su predecesor y muy cercano colaborador de Obama, Eric Holder, ha recibido duras críticas de los republicanos, que le acusan de haber hecho un uso partidista de la Justicia.
Paradójicamente, con el bloqueo a la confirmación de Lynch, los conservadores han alargado el tiempo en el cargo de Holder, uno de los miembros del gabinete de Obama al que guardan menos simpatía.
De 55 años y graduada en Derecho por la Universidad de Harvard, Lynch ha compaginado su carrera como fiscal federal con el trabajo en varios despachos de abogados y cuenta con un amplio apoyo entre las bases demócratas y los activistas más progresistas.
Esta es la primera vez en dos siglos que se asciende a un fiscal federal a la Secretaría de Justicia desde que en 1817 el entonces presidente James Monroe eligió para el cargo al fiscal federal del este de Virginia.
Nacida en Greensboro (Carolina del Norte), hija de un pastor baptista y una bibliotecaria, Lynch coincide con Holder en que la reforma del sistema de Justicia debe ser prioritaria para reducir los niveles de encarcelamiento, sobre todo entre los afroamericanos.
Pese a dirigir una de las oficinas de fiscal general más importantes del país, que abarca los distritos de Brooklyn, Queens, Staten Island y Long Island, Lynch evita siempre que puede los medios de comunicación y procura mantener un perfil bajo.
Los temas principales de su equipo son el crimen organizado, las bandas callejeras, el terrorismo y la corrupción pública.
Sobre su mesa ha estado el caso del congresista republicano Michael Grimm, acusado de fraude.
Entre otros casos, su oficina se ha ocupado del procesamiento del presunto guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) Jair Estupiñán Montaño, acusado de tráfico de drogas, así como de la petición de extradición del detenido narcotraficante mexicano Joaquín «el Chapo» Guzmán, capo del cártel de Sinaloa.
Lynch era una práctica desconocida fuera de su distrito hasta que, a finales de los años noventa, ganó repercusión en el estado por liderar el equipo que procesó a dos policías que agredieron sexualmente con un palo de escoba al inmigrante haitiano Abner Louima.
Ganó proximidad con Holder en los últimos tiempos a raíz de su nombramiento como directora del comité asesor del fiscal general, integrado por los fiscales federales.
Ésa es su única experiencia política en Washington, por lo que se baraja que su subsecretario sea un veterano curtido en la capital.
Entre los nombres que suenan está el de Ron Klain, que fue coordinador general de la respuesta del Gobierno ante el ébola a nivel nacional el año pasado.