Fianza de medio millón a presunto asesino latino

El último hombre que acompañó a la dominicana Patricia Hiciano la noche que desapareció antes de ser encontrada estrangulada con una bufanda en el edificio donde vivía al parecer es Sandro Vargas, dominicano y residente de Irvington, quien fue arrestado la semana pasada y recibió una fianza de 500 mil dólares hasta que se demuestre su culpabilidad en la corte.

En la audiencia para la lectura de los cargos Vargas se declaró no culpable, por lo cual el juez de la Corte Superior de Nueva Jersey, Ronald Wigler, aplicó la referida fianza y pasó el caso a la decisión de un Gran Jurado.

Vargas podrá enfrentar cargos de asesinato en primero o segundo grado, con penas de más de 20 años de cárcel si finalmente es encontrado culpable.

Al cierre de ésta edición Vargas permanecía preso en el Centro Correccional del Condado Essex.

Neurys Nova, hermana del acusado, dijo a un medio dominicano que no lo considera criminal. “Estoy segura que mi hermano no la asesinó, porque es un hombre de trabajo y de su hogar. El no lo hizo, yo sé que no lo hizo,” dijo en su defensa.

Por otro lado una hermana de la difunta, María Hiciano, reconoció que Vargas tenía algún tipo de relación con Patricia calificándola de “amistosa”.

José Cruz, cuñado de Vargas, dijo que “si él fuera un monstruo con su familia, yo diría que se le metió el diablo, es un hombre malo o de doble cara, pero por lo que conozco, es un hombre íntegro y de familia”.

Vargas fue capturado el 6 de mayo pasado después de dos meses de búsqueda. En esa oportunidad la fiscal del condado Essex, Carolyn A. Murray, y el jefe de la policía en Newark Eugene Venable, anunciaron en conjunto el arresto del hispano.

Todo parece indicar que Vargas fue la última persona con quien se le vio Patricia Hiciano, después de salir de sus trabajo del Restaurante “El Merengue”, antes de ser encontrada muerta a golpes y con una bufanda alrededor del cuello, prenda que aparentemente se utilizó para darle fin.

Todas las versiones que dieron sus compañeras de trabajo coincidían que la última noche que sus compañeras de trabajo la vieron viva salió con un acompañante que la fue a recoger, pero ninguna autoridad pudo confirmar o negar que ese hombre era el dominicano Vargas.

Vargas trabajaba en una bodega y residía en la ciudad de Irvington.

La dominicana Patricia Hiciano trabajaba como cajera en el restaurante “El Merengue” y había llegado a Estados Unidos hacía apenas dos años en compañía de sus hijos.

La dominicana Loly Peralta, compañera de trabajo de Patricia, calificó el asesinato de “muy cruel” y añadió que no había necesidad de matarla y mucho menos estrangularla con su propia bufanda. “Ella no tenía maldad con nadie, siempre estaba contenta y sonriente”, añadió. “Fue una manera muy cruel de morir”.

Según la información en su página de facebook, Hiciano estaba casada y estudiaba en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, antes de emigrar a EEUU.