Joven hispano busca ayuda para enfrentar a la leucemia que padece

Álvaro García era un muchacho alegre, comía saludable y hacía ejercicios a diario, no era partidario de la bebida y no tenía novia, trabajaba de cocinero en el restaurante Bruno’s de East Rutherford y estaba ahorrando dinero para regresarse a México pero un día le dijeron que tenía cáncer y su vida dio un vuelco.

Originario de México D.F., vivió muchos años en Puebla donde trabajó cortando caña en San Juan Raboso, de Izúcar de Matamoros, allá tenía un grupo de amigos de parranda que se hacían llamar “Los Cuernos Locos. Cuando en el 2006 emigró a Estados Unidos decidió que aquí juntaría dinero para poner un negocio en Puebla.

Su vida transcurría de manera normal en su trabajo y en el departamento que comparte en Lyndhurst, con su hermano Arturo y su sobrino Carlos -todos ellos menores de 30 años- hasta que los fuertes dolores de cabeza y el cansancio le impidieron seguir trabajando.

“Empecé con dolores de cabeza y hay días que no podía ni levantarme para trabajar. A veces trabajaba tres días, y finalmente sólo me llamaban un día a la semana, el día que más gente teníamos,” dice Álvaro, hasta que justo el Día de Acción de Gracias ya no pudo ir a trabajar.

El 27 de enero de éste año, en el Hackensack Universitary Medical Center le dieron la mala noticia: tenía cáncer en la sangre o leucemia.

Desde ese día la vida de los tres se ha complicado. Álvaro necesita ir a la quimioterapia y a las transfusiones de sangre, pero un nervio de la pierna le duele horrores y no puede caminar.

“Tengo que ir en taxi y me tiene que acompañar mi hermano Arturo, tres veces por semana, el dinero no alcanza y Arturo ha perdido su trabajo porque tiene que acompañarme a las citas con los doctores y a las quimioterapias,” dice Álvaro.

Álvaro se aferra a su querida Virgen de Guadalupe, a quien pide con fe que lo ayude a salir de esta enfermedad que le consume la vida.

Mientras tanto Carlos, el sobrino, es el único que trabaja, más su sueldo no alcanza para estirarlo tanto.

En el departamento del trío la comida escasea y la renta a duras penas la pueden cubrir, y no saben hasta cuando podrán aguantar.

Una mano generosa, que prefiere mantenerse en el anonimato, decidió distribuir alcancías en los negocios de Passaic, y colocar un cartel con una foto para explicar su caso y pedir ayuda para el mexicano.

Han comenzado a llegar pequeños donativos que le podrán cubrir unos días de transporte sin embargo seguirá necesitando apoyo. Solamente el taxi les cuesta alrededor de 50 dólares cada semana. La despensa casi está vacía. El hospital no le cobra el tratamiento pero para el resto no tiene.

«El problema número uno de Álvaro es el transporte. El dinero ya se le acabó y se le hace difícil llegar a tiempo a sus quimioterapias y transfusiones de sangre cualquier ayuda en dinero o en transportación le servirá de mucho,» dice la persona que se ideó lo de la alcancía.

Álvaro, sin embargo es optimista con su enfermedad. “El último examen que me hicieron de los glóbulos rojos me dijeron que iba bien,” dice. Pero de entusiasmo no se vive.

Si desea ayudar, con dinero o con transporte, a Álvaro pueden llamar al (973) 842-6708, al (201) 456-2157 o al (973) 563-4081 o escribiendo a guason.ac@gmail.com