El gol, un asunto que entona a todos en la Copa América

El solista que pasa a reforzar el coro, o la segunda voz que asume el rol de llevar la melodía…

Esto, que en términos musicales resulta poco común, salvo que por orden del director la voz más grave pase a ser primera voz, en el espectáculo de la Copa América parece ser condición táctica obligada y tiene su reflejo en la lista de goleadores.



En otras palabras, artistas como Lionel Messi han sorprendido en el torneo no por sus goles, pues en cinco partidos apenas marcó uno, y de penalti, sino por su generosa entrega para hacer lucir muy afinados a sus compañeros de orquesta.



Para llegar a la final, por ejemplo, concedió tres pases que terminaron en tres de los seis goles infligidos a Paraguay.

“Lo importante es llevar a esta selección lo más arriba posible. No importa quien haga los goles”, dijo el astro del Barcelona tras el partido de semifinales en Concepción, lo que sugiere que está feliz con el trabajo que le toca en la banda.



Con la primera voz, ahora en el rol de hacer los arreglos armónicos y embellecer la melodía, la canción, esa que suena cuando se estremece la red contraria, la entonan en la orquesta Albiceleste Sergio Agüero, Ángel di María, Gonzalo Higuaín, Javier Pastore y hasta Marcos Rojo.



Jugados veinticuatro de los veintiséis partidos de la competición, que termina este sábado, ya son 57 los goles marcados es decir, tres más que todos los anotados en la pasada edición, jugada en 2007 en territorio argentino.



Con apenas un tanto figuran otros solistas de gran talla, además de Messi, sobre los que ha pesado y hasta sigue pesando el diagnóstico de ser el mal para los males, como Neymar y su ‘Neymarmanía’ en Brasil, Alexis Sánchez en Chile, Nelson Haedo Valdez en Paraguay o Claudio Pizarro en Perú.



Los planteamientos tácticos que desde la fase de grupos sedujeron a la mayoría de las doce selecciones con el objetivo de poblar el medio campo para ganar el control, intimidar con un referente de nombre conocido en el frente, y sorprender con el desdoblamiento desde el fondo parecer explicar, en parte, el que los delanteros no hayan obtenido hasta hoy ventajas significativas sobre el resto.



A falta de dos partidos para fin, la relación la componen veintidós atacantes de origen y trece hombres que ocupan posiciones en la mitad y el fondo de la defensa.



En el caso de los arietes, se trata de titulares y los suplentes, que han tenido su oportunidad dentro de una agotadora dinámica por los encuentros jugados en Copa América con la agravante de que los jugadores han llegado a este torneo con el lastre del apretado calendario en Europa y con lo justo en el tanque.



En una competición a la que se dieron cita tantas estrellas sudamericanas de talla mundial como nunca antes se había visto en 99 años de historia, llama la atención el saldo de ilustres como Carlos Tevez, Edinson Cavani, Falcao, James Rodríguez, Jackson Martínez, Carlos Bacca o Roque Santa Cruz, cuyos nombres no aparecen en la lista de cañoneros.



Robinho, que fue con seis goles el máximo anotador en la edición del 2007, se despidió con Brasil en cuartos de final el día que marcó el único de su cuenta. Y días antes marcó por única vez su compatriota Roberto Firmino, que tantas expectativas desató.



A falta de Alexis Sánchez bueno ha resultado Eduardo Vargas, que lidera provisionalmente la clasificación con cuatro tantos.



En la mira, a uno de Vargas, se amontonan Sergio Agüero, Lucas Barrios, Paolo Guerrero, y Arturo Vidal, un centrocampista que durante varias jornadas lideró la clasificación.



Centrocampistas con ADN ofensivo como el argentino Ángel di María, el chileno Charles Aranguiz o el peruano Cristian Cueva también han tenido la oportunidad de llevar la voz cantante.

Como en momentos cruciales les correspondió a los zagueros Jeison Murillo, Thiago Silva, José María Gutiérrez, Gary Medel o Ronal Raldes.

Total, al fútbol podría adaptarse como realidad un dogma musical: cantar agudo no es una virtud ni cantar grave un defecto. Lo importante es no desafinar. Qué lo digan Medel y Raldes con sus autogoles.