Los niños y adolescentes hispanos encabezando las listas de obesidad

Niños y adolescentes hispanos siguen encabezando las listas de obesidad, según un reporte publicado por el Departamento de Salud, por lo que los especialistas advierten de que esta condición física les pone en riesgo de padecer diversas enfermedades.

El informe “Balance anual 2015, la salud de nación” se enfoca en analizar las disparidades persistentes entre los diferentes grupos étnicos en el país.



Los hispanos ocupan el primer lugar con altos índices de obesidad entre grupos minoritarios en el país, seguidos muy de cerca de los afroamericanos, mientras que los niños y adolescentes asiáticos tienen el porcentaje más bajo con un 8.6 por ciento.



Según datos del reporte, entre el 2011 y el 2014 el índice de obesidad entre niños y adolescentes hispanos entre los 2 y 19 años fue de un 21.9 por ciento.



En detalle, el índice de obesidad de niños hispanos entre los 2 y 5 años de edad fue de un 15.6 por ciento, el de los niños entre los 6 y 11 años de edad fue de un 25 por ciento, mientras que el de los adolescentes hispanos de 12 a 19 años de edad el porcentaje es de 22.8 por ciento.



Estas cifras están basadas en estudios y análisis realizados por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).



“El principal enemigo de nuestros niños y adolescentes es el estilo de vida sedentaria que llevan y el uso de tecnología”, confesó Leticia Martínez, nutrióloga.

Martínez consideró que los niños pasan “demasiadas horas” enfrente de un televisor, utilizando su computadora y jugando vídeojuegos en sus teléfonos móviles y tabletas en vez de estar en movimiento.



Este estilo de vida agregado a problemas socioeconómicos está teniendo un impacto negativo en la salud de los niños latinos.



“Las escuelas están haciendo un gran trabajo al darles comida más saludable a los niños, el problema es que muchas veces éstos no se la comen porque simplemente no les gusta”, dijo la experta.



Indicó que otro factor sin duda es el fácil acceso que tienen los niños a la comida ofrecida por los restaurantes de comida rápida.

“Muchas veces en el hogar ambos padres o la madre trabaja, por ello a veces es más fácil pasar a comprar algo preparado que cocinar”, indicó.



Basada en su experiencia, la doctora dijo que el problema no radica en la tradicional comida latina que está compuesta en gran parte en “arroz y fríjoles”.



“Por años nuestros padres y nosotros mismos nos hemos alimentado con nuestros platillos típicos, la diferencia es la falta de ejercicio, de actividad física”, detalló.



Martínez consideró que otro serio problema es que los padres latinos aun no comprenden la magnitud de las consecuencias que puede haber si sus hijos sufren de sobrepeso desde los primeros años de sus vidas.



“Muchos padres creen que este es un problema que simplemente “pasará” cuando los niños crezcan, sin darse cuenta que solamente puede empeorar y desencadenar serios problemas de salud”, explicó la nutrióloga, quien detalló que ella misma tiene pacientes de seis años que tienen el peso de niños de 11 años.



Explicó que cada vez se están presentados más casos de niños y adolescentes hispanos diagnosticados con “prediabetes” lo que significa que serán diabéticos cuando sean adultos. Otros problemas de salud incluyen la presión y el colesterol alto.



Consuelo Romo, madre de dos niños de 7 y 12 años de edad, dijo estar muy preocupada por el tema de la obesidad.

“Fui diagnosticada con diabetes hace cinco años, mi madre la ha padecido, lo mismo que mi abuela, ellas ya murieron por problemas renales provocados por la enfermedad”, declaró.


Indicó que desde que ella fue diagnosticada con diabetes tiene más cuidado con la comida que ofrece a su familia y sobre todo trata de que sus hijos coman menos golosinas y tomen menos refrescos.



“Es difícil. Muchas veces los niños no quieren comer cosas saludables, especialmente si les sirves ensaladas”, manifestó.



No obstante, para la doctora Martínez la nutrición no debe ser algo “complicado” para las familias latinas.



La nutrióloga recomendó que por cada hora que los niños pasan viendo televisión jueguen por lo menos media hora.



También recomendó a los padres regresar a la rutina de tres comidas al día, incluyendo el desayuno, y siempre utilizando las porciones recomendadas.