Las becas, la principal vía de acceso universitario para indocumentados

Las becas se han convertido en la principal oportunidad de acceso a las universidades estatales que tienen los jóvenes indocumentados cuando les es imposible acceder a las matrículas reducidas o a subvenciones que ayuden a pagar los altos costos de la educación superior en el país.



Se calcula que más de 50.000 indocumentados se graduan de secundaria cada año, pero muchos de ellos se enfrentan a la dificultad de no poder acceder a ayuda federal y en algunos casos tampoco a nivel estatal, por lo que las becas se presentan vitales para seguir su formación educativa.



Sin embargo, no hay suficientes para apoyar a los miles de jóvenes que tienen que renunciar a la educación superior, aunque hay iniciativas para contrarrestar esta situación.



En este sentido, la presidenta de la Universidad de California, Janet Napolitano, anunció que se usarán 8,4 millones de dólares en tres años para préstamos estudiantiles, otras ayudas económicas y servicios legales para los estudiantes indocumentados.



En Illinois, la comisión estatal de educación superior de la Cámara de Representantes aprobó un proyecto de ley para que los estudiantes indocumentados de universidades públicas reciban ayuda financiera y becas.

La iniciativa, que ya recibió el visto bueno del Senado, pasará ahora al plenario para su votación.



También, en este caso en Carolina del Norte, se presentó un proyecto de ley (HB 1081) que establece que los “soñadores” que hayan asistido a la escuela local durante al menos tres años consecutivos antes de su promoción podrán pagar matrículas reducidas en las instituciones de educación superior del estado.



A pesar de las dificultades existentes, el activista venezolano Juan Escalante, del grupo Americas Voice, se mostró optimista, pues “querer es poder”, y se puso a sí mismo como ejemplo.

A pesar de ser indocumentado, pudo culminar sus estudios universitarios de licenciatura y maestría en Florida.

Sin embargo, admitió que las becas resultan fundamentales para que los “soñadores” como él puedan aliviar los costos a los que se ven enfrentados cuando tienen que pagar la matrícula como extranjeros o no residentes en el estado, sin otro tipo de ayuda.



“Se hace muy pesado estudiar porque los precios pueden triplicarse cada semestre, dependiendo del estado, y esto puede imposibilitar una carrera u obligarte a avanzar solo dos materias por semestre ante la falta de recursos”, agregó.



En Georgia, por ejemplo, el precio que se cobra a los indocumentados, incluyendo a los amparados en la Acción Diferida (DACA, en inglés), es un 66 % más elevado que para los residentes legales.

“Pero además del precio prohibitivo, existe una política de 2010 que prohíbe el ingreso de estudiantes sin papeles a las cinco universidades del estado”, dijo el estudiante Salvador Alvarado, de la Freedom University.



Nacido en El Salvador y radicado en Estados Unidos desde los 7 años, el joven encabezó una protesta estudiantil en Atlanta, donde ocuparon la sala de reuniones de la Junta de Regentes de la educación pública de Georgia.



Una veintena de estados permiten pagar matrículas igualitarias en los colegios comunitarios y universidades estatales, mientras que cinco de ellos lo prohíben expresamente, entre ellos Georgia.



Luis Maldonado, de la Asociación Hispana de Universidades (HACU en inglés), dijo que Georgia fue el primero en prohibir cualquier tipo de beneficio para los estudiantes indocumentados, algo que, en su opinión, “no tiene mucho sentido”, si se considera el crecimiento de la población hispana en la región.



Por ello, Maldonado destacó la decisión del fondo de becas para soñadores Dream.US Opportunity de becar a 500 jóvenes con DACA o Estatus de Protección Temporaria (TPS).



Cada uno de estos jóvenes, procedentes de estados donde se les niega ayuda, recibirán 80.000 dólares para pagar sus estudios en la Universidad Estatal del Este de Connecticut o en la Universidad Estatal de Delaware.



También se distribuirán 100 becas de 7.250 dólares cada una entre “soñadores” residentes en esos dos estados.



HACU también registra que en California, Nuevo México, Minnesota, Texas y Washington se ofrece el beneficio de matrícula de residente y ayuda financiera a los indocumentados que no pueden recibir subvenciones federales.



Maldonado dijo que estas iniciativas de los estados se deben a la falta de acción del Gobierno federal, al que le reclaman una política nacional con medidas de fondo, para que los jóvenes “accedan a la universidad y la completen”, con ayudas económicas y precios más módicos.