Peruanos tomaron las calles del Condado de Passaic en fiestas patrias
“!Hey Shuler yo quiero tu chamba de probar pisco!”, le dijo a viva voz un peruano al llamado embajador del Pisco Peruano, Johnny Shuler, quien caminaba empapado en agua de lluvia, mientras desfilaba con su comitiva durante la parada peruana del domingo 31 de julio último, celebrando el 195 aniversario de la independencia peruana y los 30 años de la Peruvian Parade Inc.
Shuler le respondió con un !Viva el Perú!.
El desfile empezó en Passaic, sin presencia de autoridades municipales locales, “al alcalde y a los conejales los corrió la lluvia,” dijo un peruano.
Destacó la figura del Sherif Richard Bernidk, electo por voto popular, y de origen polaco, por su estatura y relevancia: en lo que va de su administración ha forjado sólidos vínculos con las comunidades peruanas, mexicanas, dominicanas y latinas en general. Va para la reelección.
El desfile comenzó con malos augurios, la lluvia se empecinaba en sacar a la gente de las calles y mojar, cuado llegó a Clifton el aguacero continuaba.
Allí los recibió el alcalde de Clifton James Anzaldi, ya venían desde Passaic los concejales Andre Sayheb y Luis Velez de Paterson; el concejal Jesús Huararanga de Harrison: el alcalde del Callao, Juan Sotomayor García; el cónsul del Perú en Nueva Jersey, Vitaliano Gallardo; el presidente de la parada, Mario López; entre otros.
El alcade de Clifton, James Anzaldi, se mojó el traje y los zapatos y marchó todo el trayecto de su ciudad sin señal de incomodidad. Como se sabe el Alcalde Anzaldi no habla español, pero gusta recordar que su ciudad tiene como residentes a la segunda más numerosa comunidad peruana de Nueva Jersey, después de Paterson.
Llegando a la frontera con Paterson, donde se concentra el grueso de los aproximadamente 200 mil peruanos que viven en el Estado Jardín, entregó la posta a los concejales Alex Méndez, Sayehb y Velez, que ya venían en la comitiva, y el asesor Omar Rodríguez, representante personal del alcalde de dicha ciudad, José Torres, informó que el alcalde se encontraba delicado de salud.
Mas adelante se incorporaron las concejales Maritza Dávila y Rubi Cotton.
A estas alturas la lluvia persistente cesó y los peruanos comenzaron a llenar las calles. Los gritos, la música, las danzas, los regalos, los saludos y los vivas, comenzaron a aflorar.
Las banderas jugaron su partido aparte. Las habían de todos los tamaños, y las pequeñas se vendían a 3 dólares “Dos por cinco,” ofrecía Julio Montero, vendedor ecuatoriano de banderas Made in China. “Viva el Perú,” agitaba su bandera una anciana de 80 años en silla de ruedas.
La bandera más grande presidía el desfile, sosteniéndola se apreciaba a doña María del Pilar Rivas, ex-presidenta de la Peruvian Parade, resistiendo el peregrinaje de seis millas chorreando agua por todos los cuatro costados, junto a otros cuatro peruanos. En medio de la Main Avenue, una familia peruana rivalizaba con una bandera gigante colocada en toda la frontera del domicilio.
Veinte carrozas desfilaron tocando y bailando huaynos, marineras, cumbias, para alegrar la tarde.
“Nuestro desfile promueve todas las manifestaciones del folklore y la música peruana y la gastronomía peruana pero sobre todas las cosas celebramos al Perú, y a los peruanos que todos los años vienen desde La Florida, Connecticut, Virginia, Nueva York, Carolina del Norte y de todas las ciudades de Nueva Jersey para celebrar las fiestas patrias, en el desfile peruano más grande de los Estados Unidos,” dijo Mario López, Presidente de la Peruvian Parade Inc.
Terminado el desfile, aún con la amenaza de lluvia sobre sus cabezas, se dirigieron al festival, donde la figura estelar era el puertorriqueño Jerri Rivera que sobrepasó con creces la audiencia del festival del año anterior, que fuera con Oscar D’ Leon.
La lluvia se aguantó hasta el final, y luego de la última canción el chaparrón que se desató es para no contarlo.