Afroamericanos: De los grilletes a la Casa Blanca
Beatriz Pascual Macías / Agencia
Desde los grilletes hasta la Casa Blanca hay un largo camino de siglos, derrotas y victorias que el nuevo Museo de Cultura e Historia Afroamericana ha reunido a través de 37.000 objetos donados por cientos de estadounidenses y que, en ocasiones, también esconden una parte de Cuba.
El alma de la isla resuena en un brillante vestido de Celia Cruz, incluido en una de las 12 exposiciones del nuevo Museo de Cultura e Historia Afroamericana, ubicado en la icónica explanada de árboles del centro de Washington y que el primer presidente negro, Barack Obama, inaugurará el próximo 24 de septiembre.
“La historia de la comunidad negra es mucho más amplia que solo EEUU y por eso incluimos a Celia Cruz”, dijo Dwan Reece, la curadora de la exposición de Música y Artes Escénicas.
Para la experta, era fundamental incluir en el museo el despampanante vestido de lentejuelas rojas, moradas y doradas de Celia Cruz, la “reina de la salsa”, porque ella es “una parte de la historia de la influencia africana y de la música que ha cruzado fronteras y límites más allá del Caribe”.
El vestido de la artista comparte escenario con otros tesoros que harán las delicias de los amantes de la música y entre los que sobresale por su tamaño el brillante cadillac rojo donado por Chuck Berry, uno de los reyes del “rock and roll” que a golpe de guitarra rompió las barreras raciales de la música.
El propio Berry condujo el cadillac ahora expuesto a lo largo y ancho del escenario del Teatro Fox de San Luis (Misuri), una institución que le había dado la espalda cuando era niño por su raza y que en 1987 se convirtió en uno de los escenarios de su documental autobiográfico “Hail! Hail! Rock ‘n’ Roll”.
La irrupción de Chuck Berry en el campo de la música encuentra su reflejo en otras partes de la historia y otros rincones del museo, dedicados a la educación, la política o el deporte.
No podía faltar un homenaje ni para el atleta olímpico Carl Lewis, apodado “el hijo del viento”, ni para el boxeador Muhammad Ali, fallecido en febrero y cuya influencia se incrusta en la convulsa década de los 60, en plena lucha por los derechos civiles de los afroamericanos.
Aunque la música y el deporte despiertan pasiones, una de las exposiciones que espera más visitas es la de “Esclavitud y Libertad”, en donde se reunirán desde grilletes y cadenas hasta los certificados con los que los esclavos conseguían la libertad y que siguen guardados cuidadosamente en cajitas de madera.
“Hablamos de la dureza de la esclavitud, pero también de la resistencia de la gente. Esperamos que esta historia sea inspiradora”, contó la curadora Mary Elliott.
Elliott desveló que la exposición abarcará las conexiones entre Cuba y Estados Unidos y profundizará en la alianza trazada a principios del siglo XIX entre comerciantes de los dos países para perpetuar la esclavitud en las plantaciones de algodón del sur de EEUU y los cultivos de azúcar y café en la isla.
“Cuba tiene gran importancia porque queremos que la gente vea las experiencias similares y las diferencias”, subrayó Elliott.
Dentro de la inmensidad del museo hay un lugar honorífico reservado para Obama y su llegada a la Casa Blanca, ilustrada con las pancartas con mensajes de cambio y prosperidad económica de su campaña presidencial de 2008, así como con cientos de pines con la famosa imagen azul y roja del rostro del mandatario.
Con su estructura faraónica de varios escalones de cobre, el museo encierra en sí mismo una historia de un siglo que comenzó en 1916 con la idea de construir un memorial para los soldados afroamericanos y que en 2003 recibió finalmente la aprobación bajo la presidencia de George W. Bush.
El museo, cuyas obras comenzaron en 2012, es el único de la prestigiosa institución Smithsonian construido sin que hubiera prevista una colección de objetos para llenarlo. Fueron ciudadanos individuales y grandes figuras de la comunidad negra quienes dieron un paso al frente y donaron hasta 37.000 objetos para dar vida al nuevo Museo de Cultura e Historia Afroamericana.
“Queríamos un museo que ayudara a EEUU a confrontar y a recordar”, destacó durante una presentación a la prensa su director, Lonnie Bunch.
Desde el cadillac de Chuck Berry hasta los grilletes de la esclavitud o las imágenes de Obama, según Bunch, el objetivo es abrazar el papel jugado por la comunidad negra en la definición de conceptos tan fundamentales para la identidad de Estados Unidos como la ciudadanía y la libertad.