Adriano Espaillat, primer dominicano electo al congreso
Ruth E. Hernández Beltrán / EFEUSA
Un inmigrante nacido en la República Dominicana, Adriano Espaillat, que a partir de enero ocupará en el Congreso el escaño que representó el veterano Charles Rangel, dará presencia a una comunidad que ya cuenta con poco más de un millón de quisqueyanos en el país.
Espaillat, senador estatal de Nueva York, de 62 años, hizo historia con su elección por el distrito congresional 13, que durante cuatro décadas representó Rangel, y que en el 2012 fue reconfigurado para acumular ahora un 46 % de latinos, con gran presencia de dominicanos.
El resto está compuesto por 34 % afroamericanos, 17 % blancos anglos y 3 % asiáticos. “Estoy positivo y con mucho ánimo” de llegar al Congreso, afirmó al comentar su victoria, a pesar de la derrota de la candidata demócrata a la presidencia, Hillary Clinton, con quien trabajó estrechamente por el voto dominicano.
“Hoy revisé la que será mi nueva oficina (en Harlem) y la próxima semana me reúno nuevamente en Washington con Rangel”, que a sus 86 años no se presentó a la reelección, agregó el nuevo congresista del distrito 13.
Primera vez en 70 años, ese distrito de Nueva York no estará representado por un afroamericano, luego de que el escaño fuera ocupado por Adam Clayton Powell, y Rangel, que le derrotó en 1970.
El dominicano será a partir de enero el tercer congresista latino de Nueva York, con 28 % de población hispana, junto con Nydia Velázquez y José Serrano, algo por lo que la comunidad había luchado.
Los dominicanos forman la primera comunidad extranjera en la ciudad de Nueva York, según el censo de 2011, seguidos de cerca por los chinos. Pero en esta ciudad se encuentra el mayor colectivo de personas de origen dominicano en todo Estados Unidos.
Espaillat había sido derrotado en dos ocasiones, 2012 y 2014, por Rangel, que durante cuatro décadas ganó consecutivamente sus elecciones primarias.
El senador demócrata, que nació en Santiago de los Caballeros y con una carrera política de 20 años que comenzó con su elección a la Asamblea de Nueva York en 1996, llegó a Nueva York por primera vez cuando era un niño junto a su familia.
Vivieron durante dos años indocumentados tras vencerse su visado de turismo. Recordó que su familia regresó a la República Dominicana y volvieron poco después con residencia legal cuando tenía unos diez años.
Su historia, dice, es la de muchos inmigrantes que han trabajado duro para abrirse camino. “He hecho de todo. Trabajé en una gasolinera con mi padre, en una imprenta, con un tío instalando antenas en las azoteas de edificios de mi vecindario, que era una comunidad de clase trabajadora”, señaló, y agregó que por ello, la reforma migratoria es un tema prioritario en su agenda.
Se mostró optimista al señalar que no cree que la elección del republicano Donald Trump, que se ha expresado contra la inmigración indocumentada, deje en el limbo el tema de la reforma.
De acuerdo con el político, a ninguno de los dos partidos le conviene que el tema “siga en el medio de sus caminos” en momentos que sigue cambiando la demografía del país.
“Creo que habrá voluntad política para llegar a un acuerdo. No creo que cada dos años los republicanos (en el Congreso) quieran seguir bregando con el tema. Debilita a los republicanos seguir bloqueando el tema y a los demócratas por no hacer nada”, opinó.
“El Congreso debe de entender que la población se diversifica y que en diez años habrá más latinos, más mujeres, más asiáticos, más negros”, afirmó Espaillat, que considera que con Trump presidente, que ahora tendrá control del Partido Republicano “al que se enfrentó” y al que reorganizará, hay la posibilidad “política y numérica” de lograrlo, “una luz, un nivel de esperanza”.
Los dominicanos en Nueva York celebran además la elección de dos activistas comunitarias, Marisol Alcántara, al Senado, en sustitución de Espaillat, y la de Carmen de la Rosa, a la Asamblea, en el escaño que ocupó el también veterano político dominicano Guillermo Linares.