Obama y Trump presentes en el Perú

La visita del presidente Barack Obama a Lima ha dejado un aire de contenida tempestad en el ambiente, a su partida la pregunta repetitiva que se les hace a los que venimos de Estados Unidos, tiene más que ver con Donald Trump que con el futuro del APEC: ¿los peruanos serán deportados de Estados Unidos con el nuevo presidente?

Y la cola de la pregunta: ¿Hubieron peruanos que votaron por Trump?

Los peruanos soportaron estoicamente y con sentido responsable algunas incomodidades previsibles, como el cierre de calles y avenidas, el enrejado de las bocacalles que comunican con La Casa de Pizarro, sede del gobierno peruano, el cierre del espacio aéreo que dejó decenas de aeronaves volando por horas sin autorización de aterrizaje, los chequeos electrónicos y la vigilancia expresa o solapada, pero la gente buscaba otro tipo de seguridades, la no deportación de sus familiares en EE.UU.

No es para menos, aquí se estima que al menos 2 millones de peruanos se sostienen de las remesas que vienen de la patria de Obama.

En el segundo trimestre del año las cifras del Banco Central de Reserva del Perú indicaron que las resemas recibidas fueron de 750 millones de dólares, un 8 por ciento mayor que el año anterior en el mismo periodo.

Tan es así que cuando Obama partió del Perú, el cable que más reprodujeron los periódicos de Lima y provincias fue el que anunciaba el repunte de la popularidad de Mr. Trump, en un 9 % que lo impulsaba al 46%, de la encuestadora Político Morning Consult.

El presidente Barack Obama “ha puesto paños tibios sobre (las anunciadas políticas migratorias de) Donald Trump. Por lo que él dice hay que esperar a lo que haga, y ya anunció Trump que no deportará a 11millones sino a 3 millones, los que tienen problemas con la justicia, pueda ser que no sea tan racista como lo fue en la campaña” me dice un taxista, y ellos son considerados portadores de opinión en la capital peruana, en la avenida Venezuela mientras un artista callejero lanzaba pelotas y bastones con llamas para obtener propinas de los pasajeros, en carrera contra el cambio de señal del semáforo.

Por otro lado, uno de los jóvenes editores emprendedores limeños y escritor el mismo, Ricardo Ayllon, vio una oportunidad para el Perú en la visita de Obama y los jefes de Estados que participaron en la reunión de APEC.

“Las mayores economías del planeta se han dado sede en mi país, espero que a la larga produzca beneficios. Somos también un país de oportunidades, con una flora y fauna muy variada, miles de hectáreas de tierras esperando producir para el mundo, una riqueza turística como pocos la tienen, la gastronomía más variada del continente, un potencial creativo que se manifiesta en sus escritores, pintores, cineastas, actores, fotógrafos, que ofrecen una visión del mundo distinta y enriquecedora de cualquier cultura. Tenemos los brazos abiertos para que vengan y nos conozcan de primera mano,” dijo Ayllon.

Finalmente, fuera de los grandes titulares, uno de los eventos más importantes que tuvo Obama en la sede de la Universidad Católica del Perú, con un millar de estudiantes de todo Latinoamérica, parte del programa Young Leaders of the América Initiative, que resultó ser el último evento del presidente fuera de Washington antes de entregar el poder a su sucesor, mostró a un presidente utilizando su carisma para ponerlo al servicio de la motivación de las futuras generaciones.

El mundo está necesitado de palabras alentadoras, de aquellas que se atesoran en la intimidad del momento crucial que las impulsan para las grandes cosas, y eso Obama sabe cómo y donde decirlo.

A los jóvenes peruanos les dijo, para terminar, que no era necesario ir a Estados Unidos para triunfar. A pocas cuadras en el Cercado de Lima, en una mesa frente a un “Café Valdez”, tres jóvenes que hablaban de un emprendimiento Tecnológico cada uno con una computadora personal IBM, alzaron los brazos y le hicieron la V de la victoria al Obama que hablaba por la televisión. Tal vez el cambio esté muy cerca.