Latino triunfa en restaurante de famosa cadena de hoteles

El gerente del Hotel Sheraton de Weehawken, NJ, llamó un día al Chef principal del restaurante Masina, Abraham Ramírez, con una noticia buena y otra mala, y no se quedó corto.

La mala, primero: cerrarían el restaurante. La buena: vamos a abrir un restaurante de comida Texana. ¿Te quedas con nosotros?

Llevaba tres años en el restaurante de la cadena Sheraton, preparando platillos de la comida italiana, y para los banquetes atendía con especialidades mexicanas, peruanas, griegas, japonesas, pero con la comida texana no tenía experiencia.

“Ahora mirando para atrás puedo decir que todas las cocinas difieren apenas en la preparación, y claro los ingredientes, todos formamos parte de una unidad, y todas en el fondo comienzan por el estado de ánimo del cocinero hacia sus comensales. Hay que quererlos, sin eso no hay buena comida. El mal humor o la intolerancia pueden agriar la mejor comida,” dice Abraham.

Entonces le dijo al gerente, me quedo. De manera que le soltó el rollo completo: pensaban cambiar el concepto del restaurante y tenía que viajar al estado fronterizo de Texas, para aprender la preparación de la comida de allá.

Y a los pocos días estaba volando desde Nueva York, en un vuelo de tres horas. Se las pasó revisando mentalmente todo lo que sabía de comida.

Aterrizó en Austin, capital de Texas. El día era caliente. La temperatura ardía desde los 85 ºF. Es el lugar -anota Abraham- donde se preparan unos barbacoa, sandwiches, sopas y salsas, como no hay ningún otro en los Estados Unidos.

“El restaurante quería darle a los clientes un tipo de comida como no hay en Nueva York ni en Nueva Jersey. Yo lo vi como un nuevo reto. Y a los retos hay que agarrarlos por los cuernos, así que, dije, Texas aquí me tienes,” dijo Abraham.

Tocó la puerta de July Farías, la cocinera mexicana que lo iba a preparar en la comida local y desde que la miró reconoció que no iba a ser fácil el entrenamiento.

Estuvo un mes en el lugar. Y tardó otro mes, con los cocineros del restaurante, en encontrar el sabor ideal, por ejemplo, del Jack’s Smoke Rib Plate. Son costillas ahumadas de cerdo tierno, con una salsa que no llega a ser dulce y que se deshacen en el paladar. La carne es tan tierna que se podría cortar con el ojo.

“El mejor juez siempre es el cliente, el comensal” dice Abraham “Todos los años participamos en una degustación en Hoboken y nuestro Chilli, una especie de sopa de carne con vegetales, fue considerado como uno de los mejores”.

Se congratula precisa de estar en el bando de los que proveen alimentación saludable. Todos los productos que cocina son libres de gluten, siempre orgánicos y de buena calidad.

Hoy el restaurante se llama Jack Austin’s y, todo indica que el Cheff latino ha pasado el reto.

Abraham Ramírez es originario del estado de Puebla, México, y emigró a Estados Unidos en el año 2005.

Diez años atrás estaba lavando platos en el Pavi’s del Soho, en Nueva York.

Aprendió a cocinar de manera autodidacta, aprovechando sus ratos libres, y al pie del fogón. Su primer contrato como cocinero lo tuvo en el Bar Six’s de la calle 14, también en NY.

El año 2007 lo llamaron del restaurante Harbor Park y el 2011 ingresó al Macina’s Restaurante, donde tuvo su oportunidad: el chef principal se tuvo que ir y todas las miradas voltearon a él.

Era su momento: lo nombraron chef principal y su vida cambió. Postergó todas sus actividades, incluso dejó la presidencia de la Asociación de Cocineros Mexicanos de Nueva York, para ir al college a seguir cursos de administración de restaurante.

Al futuro tiene muchos planes, por ahora le apura terminar de preparar un Greens and Grail Bowl, un platillo vegetariano, con arroz, quinua, aguacates y algo más.