El equilibrio de poder en el Senado, en juego en juicio al senador Menéndez
Mario Villar / EFEUSA
Esta semana arrancó el proceso judicial por presunta corrupción contra el senador hispano de Nueva Jersey , Robert Menéndez, el cual no sólo amenaza con terminar la larga carrera política del hispano sino despojar a los demócratas de un asiento clave en el Senado.
En el proceso estará en juego no solo el futuro de Menéndez, sino también el equilibrio de poder en la cámara alta y, como consecuencia, el posible desmantelamiento de Obamacare.
Si Menéndez es condenado y expulsado del Senado, su sustituto provisional lo elegiría el gobernador del estado, el republicano Chris Christie, lo que a priori daría a los republicanos el voto que ahora mismo les falta para revocar la ley sanitaria.
Menéndez, de origen cubano, está acusado de corrupción por supuestamente haber utilizado su cargo para ayudar a un amigo, el oftalmólogo Salomón Melgen, que a cambio le habría facilitado regalos e importantes contribuciones económicas a sus campañas electorales.
En un caso separado, Melgen fue condenado este año por un fraude millonario al Medicare, después de que un jurado le considerase culpable de realizar diagnósticos fraudulentos para inflar sus facturas.
De acuerdo con el Departamento de Justicia, que formuló los cargos contra Menéndez en 2015, el senador demócrata habría aceptado del médico prebendas por un valor de más de un millón de dólares.
Además, el político está acusado de instar a las autoridades de la República Dominicana a aceptar un contrato con una empresa de seguridad propiedad de Melgen.
Después de que el Supremo rechazase en marzo retirar los cargos por corrupción contra Menéndez, el pasado martes 22 de agosto se seleccionó el jurado para el juicio en el tribunal federal en Newark.
El juicio en sí debe comenzar el próximo 6 de septiembre y se espera que dure entre uno y dos meses.
El calendario resulta fundamental de cara a las posibles consecuencias políticas del proceso.
De ser condenado, Menéndez no perdería automáticamente su escaño en el Senado, pero podría verse forzado a renunciar o podría ser expulsado si así lo decide la cámara.
Para ello, deberían votar a favor dos tercios del Senado, es decir, que varios demócratas deberían sumarse a los republicanos.
Si finalmente Menéndez deja su asiento, correspondería a Christie elegir un sustituto hasta las elecciones de 2018.
Pero el mandato del gobernador termina el próximo enero y el demócrata Philip D. Murphy es a día de hoy el favorito para sucederle, por lo que no tendría demasiado tiempo.
El eventual paso de un escaño del Senado de manos demócratas a republicanas sería clave en los intentos del presidente, Donald Trump, y sus partidarios para acabar con Obamacare.
En su iniciativa más reciente, los republicanos se quedaron a un solo voto de poder desmantelar la gran apuesta sanitaria de la anterior Administración, con tres de sus propios senadores rechazando la iniciativa.
El desmantelamiento y el reemplazo de Obamacare fueron una de las grandes promesas de la campaña electoral de Trump y uno de los grandes objetivos republicanos durante los últimos años.
Menéndez, de 63 años, está considerado uno de los líderes hispanos más influyentes en el Capitolio.
Nacido en Nueva York, el político de origen cubano fue elegido por primera vez al Congreso en el año 1992 y es senador por Nueva Jersey desde 2006.
Según numerosos expertos, sus perspectivas de salir indemne del juicio han aumentado de forma importante desde que se abrió el proceso, después de una decisión reciente del Tribunal Supremo en otro caso.
De manera unánime, la corte eliminó el pasado año una condena por corrupción que pesaba sobre el exgobernador republicano de Virginia Robert McDonnell, endureciendo las condiciones para que un político pueda ser castigado por supuestos sobornos.