Trump quiere poner orden con Kelly en la Casa Blanca pero no dejará Twitter
Miriam Burgués / EFEUSA
El presidente, Donald Trump, dijo que planea seguir usando las redes sociales porque considera que es su única forma de sacar a la luz la “verdad”, pese a la reorganización de la Casa Blanca y la llegada de un nuevo jefe de gabinete, John Kelly, para tratar de poner orden.
“Solamente los Falsos Medios de Comunicación y los enemigos de Trump quieren que deje de usar las Redes Sociales”, comentó el presidente en su cuenta personal de Twitter.
Esas redes sociales, y en particular Twitter, son “la única manera para mí de sacar a la luz la verdad”, agregó Trump.
Este mensaje anticipa las dificultades que tendrá el general Kelly, quien asumió como nuevo jefe de gabinete de la Casa Blanca en sustitución de Reince Priebus, para tratar de guiar y aconsejar a Trump, un jefe impredecible sobre todo en Twitter, donde suele dar sus opiniones y atacar a rivales sin ningún tipo de filtro.
Nada más llegar a la Casa Blanca, Kelly forzó la salida del polémico director de comunicación, Anthony Scaramucci, quien en diez días en el cargo había revolucionado la residencia presidencial con su estilo agresivo.
Scaramucci llegó a llamar “paranoico esquizofrénico” a Priebus, quien dejó la Casa Blanca solo una semana después de la partida del primer portavoz de Trump, Sean Spicer.
Una de las instrucciones que ha dado Kelly, exsecretario de Seguridad Nacional, es que todo el personal de la Casa Blanca rendirá cuentas ante él, algo con lo que quiere evitar las continuas luchas internas por acceder e influir en Trump.
Kelly ha realizado varias llamadas a congresistas y se ha reunido con parte del personal de la Casa Blanca, con el objetivo de fijar un “nuevo estilo” de gestión centrado en la “agenda” de Trump, según detalló en su rueda de prensa diaria la portavoz del presidente, Sarah Huckabee Sanders.
Otra de las tareas de Kelly será intentar lidiar con las reacciones y comentarios de Trump ante la investigación de la supuesta injerencia rusa en las elecciones de noviembre en EEUU y si hubo coordinación entre la campaña del magnate y el Kremlin.
Trump ha denunciado varias veces, algunas en Twitter, que esa investigación no es más que una “caza de brujas” en su contra y está molesto porque las pesquisas del fiscal especial del caso, Robert Mueller, y su equipo se están ampliando a sus finanzas y negocios familiares.
El yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, comentó durante una reunión en la Casa Blanca con becarios del Congreso que la campaña del magnate fue demasiado desorganizada como para dar lugar a una estrategia de cooperación con los rusos, según anotaciones del encuentro obtenidas por la revista Foreign Policy.
No obstante, el mes pasado aparecieron las primeras evidencias de que la campaña de Trump tuvo, al menos, intención de colaborar con Rusia para perjudicar a la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton.
Unos correos electrónicos sacaron a la luz la reunión que tuvo Donald Trump Jr., hijo mayor del mandatario, en junio de 2016 con una abogada rusa de la que esperaba obtener información supuestamente procedente del Kremlin para dañar a Clinton.
Según publicó The Washington Post, Trump dictó personalmente un primer comunicado en el que se aseguraba, falsamente, que esa reunión nada tuvo que ver con su campaña.
Pero Sanders aclaró que Trump simplemente “intervino”, como haría “cualquier padre”, en la redacción de ese comunicado, sobre el que aseguró que no contenía “nada inexacto”.
De momento, la elección de Kelly ha sido bien acogida entre los republicanos y también entre los demócratas.
En una entrevista con la cadena NBC, el senador republicano Lindsey Graham sostuvo que, en estos momentos, colocar al respetado general de nuevo jefe de gabinete “era probablemente la mejor opción disponible” para Trump.
Kelly “es un buen hombre. Escúchelo”, aconsejó Graham al presidente.
Mientras, el “número dos” de los demócratas en el Senado, Dick Durbin, indicó en declaraciones a la cadena CNN que Kelly está en una posición desde la que puede “estabilizar” la Casa Blanca, aunque matizó que Trump también debe ser parte de ese esfuerzo.