Malverde: santo mexicano que crea controversia

Es una tienda enorme, donde venden de imágenes de Santos, en el Condado de Passaic, al fondo hay un altar de la Santa Muerte, pero llama nuestra atención, en la vitrina que da a la calle, el Santo Malverde, que aparece sentado en una especie de trono, con dos piedras a su costado.

‘Las piedras las pone la gente cuando le piden un deseo al Malverde,” dice Sandra una chica que limpia velas para su venta y que parece saber del asunto.

Al parecer la historia, y cada uno siempre le inventa algo, comienza cuando Jesús Malverde, el Robin Hood mexicano, fue ahorcado por un gobernador del estado de Sinaloa, allá por el inicio de 1900, con la prohibición que nadie toque su cuerpo, y al cabo de descomponerse un campesino que había perdido su vaca le tiró una piedra a los restos y la dichosa vaca apareció.

La controversia comienza desde el nombre, Malverde de acuerdo a la ortodoxia no ha sido proclamado santo por la iglesia católica, por lo que sería un “ánima”.

Un mexicano, que no revela su nombre, pasa cerca de la imagen y dice “es el santo de los narcos. Yo nunca abrazaría su culto” y sigue su camino  adentro para que la dueña del lugar le haga una fumada para atraer la suerte y alejar la mala vibra.

Nuestro mexicano anónimo dice que Malverde es del estado de Michoacán, y no es cierto: es de Sinaloa, donde robaba a los caciques ricos para dárselo a los pobres hasta que lo atraparon y le dieron fin, según Letras Libres, Wikipedia y otras fuentes.

Encontramos en el lugar cientos de imágenes de Malverde, pequeños o grandes, tomamos uno, que puede entrar en la palma de la mano, y dice Made in China.

Afuera en la calle es otro cantar. Hay gentes a favor y en contra.

“La verdad” dice Juan Castro de Puebla “yo sólo creo en nuestro Señor y la Virgen de Guadalupe, si alguien cree en él es su problema, lo único que digo yo es que no me gusta esa relación con los narcos y los ladrones como que da mala vibra; es como los corridos que algunos les cantan a los narcos. Así no somos los mexicanos”

Pero Malverde tiene sus adeptos.

Julia Elizondo es de Guatemala y se hizo devota mientras cruzaba de México para dirigirse a la frontera, ocho años atrás, y le reza todos los días a Malverde.

“Si yo tengo mi santo, le pongo las piedras cada vez que le pido un deseo y se las dejo un tiempo así me cumpla, le rezo mucho, él me ayudó en el cruce, pues que le digo desde allí lo tengo conmigo. Me resuelve,” dice Elizondo “Lo de santo de los narcos es, pues, como la coca-cola, no porque la haya tomado El Chapo va a ser que todos los que la tomemos seamos Chapos”.

Jimena limpia un pequeño cuadro donde muestra a un Malverde de pie con las manos al cinto provisto de una hebilla ovalada, y no sentado como es usual, con un titular algo largo: La Verdadera Oración del Ánima de Malverde, que comienza asi:

Se lee a continuación: Hoy ante tu cruz postrado Oh Malverde. Señor, te pido misericordia y que alivies mi dolor. Tú que oras en la gloria y estás cerca de Dios, escucha los sufrimientos de éste humilde pecador ¡Oh! Malverde milagroso ¡Oh! Malverde de mi Señor concédeme éste favor y llena mi alma de gozo. Dame salud Señor, dame reposo, dame bienestar, seré dichoso.

En ese momento la dueña del negocio nos invita, enojada por la intrusión, a salir del lugar.  n