El futuro de los beneficiarios del DACA y TPS está en las manos de los electores

Esta nota fue escrita por Kleibéel Marcano de Reporte Hispano y Sophie Nieto-Muñoz  de NJ Advance Media | NJ.com. To read this story in English click here.

 

El día en que Yeimi Hernández sintió por primera vez una sensación de normalidad todavía lo recuerda vívidamente en su cabeza. Su madre estaba cocinando su comida favorita: tacos dorados con guacamole casero en un cálido día de junio de 2012. Mientras cortaba lechuga, Hernández, de 12 años, barría el piso cuando escuchó  la noticia de que el presidente Barack Obama firmó una orden ejecutiva que pretendía crear un camino para la ciudadanía para los niños indocumentados.

A partir de ese día, Hernández pudo moverse con mayor libertad. Una vez que cumplió 15 años y solicitó el DACA (el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), pudo obtener una licencia de conducir, un permiso de trabajo e ir a una universidad comunitaria con asistencia financiera.

La joven la trajeron a Nueva Jersey desde México cuando tenía 1 año de edad. Desde entonces, Freehold ha sido su hogar. Está estudiando administración de empresas en Brookdale Community College y espera transferirse a una universidad de cuatro años el próximo otoño para seguir una carrera en derecho.

Y ahora, en su mente está la constante preocupación de que su futuro está en juego este año, en manos de quién gane las próximas elecciones.

“Estas elecciones en segundos cambiará la forma en que viviremos en los próximos cuatro años”, dijo. “Intentó no pensar mucho en esto, pero sé que es importante. Sé que hay muchas cosas en juego”, afirma.

Para Hernández, al igual que 16,350  jóvenes beneficiarios del DACA que viven en Nueva Jersey, según cifras del Migration Policy Institute , y 650,000 en todo el país, el resultado de las elecciones pudiera poner fin a su estatus de protección.

“Creo que esta elección mostrará si la inmigración se acepta como una ventaja para el país o si se la ve como una fuerza negativa para el país. Hay una división real en esto”, dijo Julia Gelatt, abogada senior del Instituto de Política Migratoria, grupo de expertos no partidista con sede en Washington D.C.

400 MIL TEPESIANOS SIN PROTECCIÓN

Al igual que los llamados “Dreamers”, unas 400,000 personas beneficiarias del Estatus de Protección Temporal (TPS) provenientes de El Salvador, Haití, Honduras, Nepal, Nicaragua y Sudán corren el riesgo de perder sus permisos de trabajo a principios del 2021 y la protección contra la deportación.

Miembros del Comité de beneficiarios del TPS de la organización Viento del Espíritu durante una reunión en Morristown a principio de octubre. 

María Teresa Prudencia vino a Estados Unidos en 1993 huyendo del conflicto interno en El Salvador. La extrema pobreza en que vivía, aunado a la violencia del conflicto armado la obligó a salir sola del país centroamericano en busca de oportunidades de trabajo para poder alimentar a sus dos hijos que se quedaron en El Salvador bajo el cuidado de su madre.

En sus primeros años como indocumentada trabajó desde niñera hasta mucama de un hotel. Padeció hambre, discriminación, hasta varios intentos de violación. En el 2001 obtuvo el TPS.

“Esto fue un cambio. Con el permiso de trabajo puede obtener mejores empleos, abrir mi propia cuenta de banco, sacar la licencia de manejar y pagar mis impuestos. Mi situación mejoró mucho”, afirma Prudencia quien con los años pudo traer a sus hijos, quienes ya son adultos y tuvieron la oportunidad de regularizar su situación migratoria.

“Yo siempre he trabajado aquí, nunca he pedido ayuda al gobierno, queremos que se nos de una oportunidad de tener la residencia o que nos dejen el TPS para seguir trabajando”, dice la hispana que tiene 27 años viviendo en el país, la mayoría de ellos en Nueva Jersey.

Al igual que Prudencia, la salvadoreña Yesenia Hernández, quien es una de las 16,737  “tepesianos” que reside en NJ, teme que el próximo 4 de enero del 2021, fecha en que vence su permiso de trabajo, pierda su empleo que le devenga un buen salario y beneficios como seguro médico y vacaciones.

Pero la mayor preocupación para la hispana de perder el TPS que le ha permitido vivir en el país por 20 años es quedar expuesta a ser deportada y ser separada de su hija de 14 años. “Si me quitan el TPS tengo que pensar que hacer, no puedo permitir que me separen de mi hija”.

En septiembre pasado, la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito anuló una orden judicial preliminar emitida por un juez federal en 2018 que impedía que la actual Administración pusiera fin al TPS que protege de la deportación a casi 400.000 inmigrantes de El Salvador, Nicaragua, Sudán y Haití.

Esta decisión permitió a la Administración Trump seguir adelante “con su esfuerzo por desgarrar y separar a más de 400.000 familias y potencialmente deportar a más de 250.000 niños ciudadanos”, indicó en un comunicado la Alianza Nacional TPS.

La mayoría de los beneficiarios del TPS tienen hasta el 5 de marzo de 2021 para comenzar la repatriación voluntaria, con la excepción de los salvadoreños que tienen hasta el 5 de noviembre de 2021. Quienes no cumpla con la repatriación, pueden ser detenidos por ICE y deportados.

DESCONFIANZA EN AMBOS CANDIDATOS

Para los inmigrantes indocumentados protegidos por ambos programas gubernamentales las dos opciones para presidente no son buenas: un republicano que respalda su posición antiinmigrantes con fuertes medidas, o un exvicepresidente que sirvió bajo la administración con el mayor número de deportaciones en la historia, pero que ayudó a instituir políticas de alivio como el DACA.

Con la inmigración como pilar principal de su campaña de reelección de 2020, el presidente Trump ha prometido continuar despojando a los inmigrantes sin papeles o estatus legal de las protecciones que los mantienen en los Estados Unidos.

Por otro lado, el demócrata Joe Biden a dicho que dentro de los primeros 100 días de ser elegido, reinstalaría DACA, terminaría con la separación familiar en la frontera, restablecería las leyes de asilo y crearía un camino hacia la ciudadanía para los titulares de TPS que han construido vidas en los Estados Unidos.

No obstante existe desconfianza entre los inmigrantes hacia el candidato demócrata. “Con Trump sabemos que continuará con sus políticas racistas y antimigrantes y Biden va hacer lo mismo que Obama, quien deportó a muchísima gente”, afirma la inmigrante salvadoreña.

Para la joven Gloria Blanco, beneficiaria del DACA, un triunfo en las elecciones de Biden no significa un cambio en la situación de los inmigrantes. “Como esta la situación del país, con la crisis del COVID-19, la crisis económica y las protestas contra la violencia policial, se sabe que la inmigración no es un tema prioritario para los demócratas. Es posible que mantenga vigente el DACA y el TPS, vamos a volver al a ‘normalidad de antes’, pero la posibilidad de que aprueben una ley de inmigración que beneficie a todos es mínima. Tenemos que seguir luchando para lograrlo”, dijo. 

Jason Hernández (sin relación con las hispanas), que trabaja en el Proyecto de Asistencia Comunitaria para Inmigrantes de Rutgers en la facultad de derecho de la universidad, coincide con Blanco. “Ciertamente, no significa que el camino esté despejado si Biden se convierte en presidente. Daría energía a los defensores de los inmigrantes para presionar por cambios específicos, TPS podría ver extensiones y DACA sería restaurado … pero ¿los estadounidenses se preocupan por los miembros de comunidad inmigrante? Esa es una pregunta que nos hacemos”, dijo Hernández.

Hernández subrayó también la importancia de que el Senado pase a mayoría demócrata para comenzar a mover la Ley DREAM, un proyecto de ley que ha estado circulando en el Congreso desde 2001.

“Si Trump gana y el Senado no cambia, hay muy pocas esperanzas de una opción que no sea en detrimento para los inmigrantes y los valores democráticos”, dijo. “Estaríamos en una posición completamente defensiva, tratando de detener los cambios solo desde una perspectiva legal”.

Si Trump termina por eliminar el TPS y el DACA, sería perjudicial para las familias que dependen de estos programas como su única opción de permanecer en el país.

“(Algunas) empresas de construcción no saben qué harían si les quitara el TPS a sus trabajadores. Los beneficiarios de DACA son empleados que contribuyen a las empresas. Si pierden estas protecciones, tendrán que ocultarse y trabajar bajo las sombras”, afirmó Julia Gelatt.

Algunos de los beneficiarios de estos programas son trabajadores esenciales que han estado trabajando durante la pandemia de coronavirus, señaló. La mayoría ha sido excluidos de los fondos de ayuda, como los cheques de estímulo y las prestaciones por desempleo, por lo que no tienen más opción que trabajar.

“Una vez que nos recuperemos de esta pandemia, necesitaremos más personas en edad laboral. La principal forma para mantener nuestra economía, nuestra fuerza laboral, es a través de la inmigración”, dijo Gelatt. “Creo que es una pena si no aprovechamos esta fuerza laboral”.

NO HAY UN PLAN B

El día después de que Trump fue elegido en 2016, la escuela de Yeimi Hernández permaneció en silencio. Recordó que los maestros intentaron continuar con sus lecciones, pero los estudiantes no estaban “mentalmente allí” cuando se establecieron los resultados finales.

“Espero que no volvamos a tener otro día de silencio”, dijo, antes de admitir que sabe que esto es demasiado posible.

Después de todo, ha visto cómo la retórica llega a las comunidades del condado de Monmouth en las que se crió. Conduciendo por la costa de Nueva Jersey, donde alguna vez se sintió bienvenida, ve casas salpicadas de carteles de Trump y con banderas de MAGA (Make America Great Again). 

Brenda Codallos, que vive en Red Bank, también dijo que ha visto un cambio en su ciudad. Describió el día en que sus compañeros, que eran partidarios de Trump, se enteraron de su estatus migratorio después de que apareció reseñada en un artículo de Asbury Park Press.

“Todo este tiempo pensé que simplemente lo sabían, o no se discutió realmente esto porque veían que conducía y tenía un trabajo. Definitivamente les abrió los ojos el hecho de que hay gente en su escuela secundaria con la que practicaban deportes, iban a una fiesta, que están afectados y es como, ‘Oh, esto te ha impactado y yo ni siquiera lo sabía’”, dijo.

Una vez que las personas saben a quién afectan las políticas, ven el efecto dominó que ocurre en sus comunidades, explica. Sin DACA, Codallos  no podrá seguir trabajando, continuar estudiante para obtener un título como Trabajadora Social y conseguir un trabajo en Nueva Jersey, y tiene un mayor riesgo de ser deportada.

Aunque cree que Trump tiene muchas posibilidades de ganar, afirma que se niega en pensar en dejar Estados Unidos, el país al que llegó cuando tenía 4 años, para regresar a Puebla, en México, una ciudad de la que se han apoderado los cárteles y un país donde ella no habla correctamente el idioma.

“¿Vendría (ICE) a buscarme? ¿Van a venir a buscarnos a todos? Cuando realmente lo pienso, no sé qué haría. Siento que tengo que ignorarlo por mi bienestar mental, aunque sé que existe esa incertidumbre”, dijo.  n

Nota del Editor: Esta nota periodística se realizó como parte de un proyecto de colaboración entre NJ.com y Reporte Hispano sobre reportajes acerca de las elecciones del 2020, organizado por el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair y financiado por la Fundación Geraldine R. Dodge.