Autora documentan la historia de la inmigración salvadoreña en NJ
Carmen Molina Tamacas ha puesto en un libro ,“SalviYorkers”, la vida y milagros de la inmigración de los salvadoreños de Nueva York apenas el año pasado y ahora el libro ha comenzado a parir su saga: ha encontrado el inmigrante cero, Ángel López, que vivió hace más de 100 años en estas tierras y va por la segunda versión.
Ahora que se ha mudado a Closter, en el Condado de Bergen, NJ, antes vivía en Brooklyn, NY, se ha encontrado con el mundo de sus compatriotas en Nueva Jersey, muy distinto al de los “SalviYorkers”, que es como se llaman los salvadoreños más jóvenes, así como algunos boricuas se llaman Nuyoricans o sus vecinos Domincanyorkers.
Según las cifras que ha encontrado, 49,856 salvadoreños (Migration Policy Institute, 2018) residen en el Estado Jardín, pero hace la salvedad que esa cifra puede ser multiplicada por tres o cuatro veces, si se cuenta a los hijos o los familiares.
“Son distintos a los de Nueva York,“ dice Molina “están en muchas ciudades, pero concentrados en West New York, donde hacen un concurso anual de la pupusa, en Teaneck, en Elizabeth donde se ubica el consulado de mi país, y otras.”
Con todos los testimonios, historias y vivencias que está recogiendo en Nueva Jersey prepara un segundo libro y la traducción al inglés del primero.
“SalviYorkers” ha encontrado su propio camino: fue finalista del 2020 International Latino Books en las categorías ‘Victor Villaseñor Latino Focused Nonfiction Book-Hispanic’ y “Best Website promoting a Book”
Y la académica Ampara Marroquin Parducci considera al libro un instrumento para entender al salvadoreño emigrado.
“Este libro revisa y nombra el mito de los salvadoreños de nacimiento, que son indocumentados por necesidad, pero newyorkers por adopción. Es un mito fundacional para la nación salvadoreña, es un mito casi religioso, un mito sobre un éxodo. Es la historia de un pueblo que lleva doscientos años atravesando ríos y desiertos para llegar a una tierra prometida que mana leche y miel, remesas y tecnología,” anota Marroquín en el prólogo.
Para la autora el camino de la inmigración salvadoreña ha sido largo y tortuoso, unas veces feliz, otras veces problemático, se mezclan profesionales como Americo Oriani, optometrista que llegó en 1929, y que escribió una biografía aún inédita, y la abuela Gerónima Campos (su foto ilustra la portada del libro), que murió a los 104 años, dos días después del atentado del 9/11, y las Clilcas, las pandillas salvadoreñas de Nueva York.
Y cree que la falta de asilo político –el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) lo considera un paliativo- a la diáspora que escapó de la guerra civil de El Salvador, entre el ejército y el FMLN, 1979-1992, ha sido un factor de atraso para su comunidad.
“En el caso de El Salvador la intervención política-militar directa estadounidense impidió que se reconociera a salvadoreños como refugiados políticos. Eso sería reconocer el intervencionismo. Por eso es tan difícil que ahora le den asilo político,” dice.
Por último, afirma que es un avance que sus compatriotas puedan votar en el exterior para elegir al presidente, pero aún lamenta que aún no puedan elegir a sus propios representantes en el exterior como lo hacen ecuatorianos, dominicanos, colombianos y ahora los peruanos.
Los interesados en adquirir “SalviYorkers” pueden encontrarlo en Amazon.com, en pasta blanda y versión Kindle.
Carmen Molina Tamacas es antropóloga y periodista, ha trabajado para los principales medios de prensa de El Salvador como corresponsal en Estados Unidos y en medios locales neoyorquinos. Pueden contactarla en: cmolinatamacas@gmail.com