Cerca de aprobarse el mayor plan de infraestructuras en una década
El Congreso de Estados Unidos dio un paso más en el tortuoso proceso para sacar adelante el que será el mayor plan de infraestructuras en una década en el país, por valor de 1,2 billones de dólares, con su aprobación en el Senado.
Tras meses de negociaciones entre demócratas y republicanos, el proyecto recibió 69 votos a favor y 30 en contra en la Cámara Alta, en una victoria para el presidente Joe Biden, empeñado en impulsar este plan para salvar la economía de EE.UU. del deterioro ocasionado por la pandemia.
Y es que de materializarse la iniciativa será la mayor inversión en obras públicas en EE.UU. en una década, desde el rescate aprobado por el Congreso para sacar al país de la Gran Recesión (2007-2009).
Pese al triunfo en el Senado, a esta propuesta todavía le queda mucho camino por recorrer, ya que ahora volverá a la Cámara Baja, controlada por los demócratas y donde su futuro es incierto, porque en las últimas semanas han surgido voces dentro del partido que opinan que se queda corta.
El paquete, que contempla unos 550.000 millones de dólares en nuevo gasto, es sustancialmente menor que el plan de infraestructuras presentado inicialmente por Biden en marzo pasado por 2,25 billones de dólares.
La Cámara Baja es el último escollo que debe superar la propuesta antes de llegar a ser firmada por el presidente.
Poco después de su aprobación en el Senado, Biden anunció en Twitter “la gran noticia” y manifestó su esperanza de que el Congreso envíe a su mesa la propuesta “tan pronto como sea posible” para continuar el trabajo de “reconstruir mejor”, que se ha transformado en el lema de su Presidencia.
“El Acuerdo Bipartidista de Infraestructuras hará crecer la economía, creará trabajos bien pagados y pondrá a EE.UU. en el camino de ganar el futuro”, auguró.
De convertirse en realidad esta legislación puede suponer una catarsis para la economía estadounidense, al afectar a numerosos sectores y afrontar la crisis climática.
Ya lo adelantó el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, quien aseguró antes de votar que “el pueblo estadounidense verá ahora la inyección más fuerte de fondos en la infraestructura en décadas”.
“Nuestra economía es la número uno en el mundo, pero nuestra infraestructura es la décimo tercera del mundo. Encontrarán mejores carreteras, puentes, aeropuertos y banda ancha en los Emiratos Árabes Unidos que en los Estados Unidos de América”, dijo.
En concreto, el paquete propone más de 110.000 millones de dólares para reparar carreteras, puentes y autopistas, y 66.000 millones de dólares para fomentar el ferrocarril de pasajeros y mercancías.
Esta última inversión supondría la mayor inyección de fondos en la red de ferrocarriles en medio siglo.
El proyecto de ley destina, además, 55.000 millones de dólares para abordar los problemas en el suministro de agua, como el reemplazo de todas las tuberías de plomo, y contempla 65.000 millones de dólares para modernizar la red eléctrica.
También dedica miles de millones de dólares para rehabilitar acequias, reformar aeropuertos y expandir el acceso a la banda ancha.
El texto legislativo se ocupa, por otro lado, del cambio climático y atribuye 7.500 millones de dólares para crear una red de estaciones de recarga de vehículos eléctricos en todo el país, una de las prioridades de Biden.
Para luchar contra el calentamiento global, aporta 47.000 millones de dólares para responder a los incendios, sequías, la erosión de la costa y las olas de calor, entre otras.
Este texto ha sido negociado entre un grupo de diez senadores demócratas y republicanos, y por funcionarios de la Casa Blanca.
La presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, ha prometido que no aceptará este texto hasta que el Senado dé luz verde a la iniciativa presupuestaria de su partido por 3,5 billones de dólares, que incluye un plan de gasto social, la segunda pata de lo que los progresistas llaman infraestructuras. n
PERO ANTES LA INICIATIVA PRESUPUESTARIA
Los senadores demócratas pretenden aprobar la iniciativa presupuestaria lo antes posible, esta misma semana, a través de un mecanismo llamado reconciliación, que les permitiría sacarla adelante por mayoría simple en vez de depender del voto favorable de como mínimo diez republicanos del Senado.
Quieren emplear ese mecanismo debido a la ajustada mayoría de que disponen en la Cámara Alta, cincuenta escaños (los republicanos cuentan con 50 escaños) más el voto de desempate de la vicepresidenta del país, Kamala Harris, que en virtud de su puesto es presidenta del Senado.
Pero antes de someter a voto la iniciativa presupuestaria, el Senado será escenario de un maratón de votaciones sobre enmiendas a ese texto, que se espera que se alarguen como mínimo hasta la medianoche del miércoles.