Mexicano en NJ recorrerá 45 días en bicicleta hasta la Basílica de Guadalupe
Francisco Javier del Toro, empresario residente en Fairfield, NJ, ha asumido un nuevo reto personal: va a manejar bicicleta aproximadamente 2,600 kilómetros, de ida y vuelta, desde Cancún, estado de Quintana Roo, México, hasta la Basílica de Guadalupe, en Ciudad de México y entrena día a día para llegar en forma.
Para ello usa la carretera de Fairfield, NJ., cruzando a menudo un puente que atraviesa el río Passaic. La partida será, con la bendición del párroco en Cancún, el 4 de noviembre, y regresa el 12 de diciembre, junto con los que empezaron la devoción.
Explica que lo atrapó la fe y devoción de los “papaleros”, trabajadores de origen Maya, que hacen casas de techo de paja, fibra y hojas vegetales, quienes, desde hace varios años, recorren en bicicleta partiendo desde la península de Yucatán, donde se ubica Cancún, hasta la Basílica guadalupana, como expresión de su fe a La Virgen del Tepeyac.
“Fueron muchos detalles que me llevaron a acompañarlos, primero mi agradecimiento. He sido muy afortunado, mis negocios son prósperos. Esto se activó el año 2020, pese a la pandemia todo nos fue bien, como esperaba, y esta es una forma de agradecer a La Morenita, además, hacemos esto por todos aquellos que se pudieron recuperar de la pandemia y por aquellos que dejaron este plano terrenal,” dijo.
Del Toro se propone, cada año, un reto personal que lo lleve a ampliar sus conocimientos de manera autodidacta y que, a la vez, envuelva una actividad física.
“Por ejemplo, hace un año me planteé, junto con mi hermana, participar en la Maratón de Nueva York. Yo no corría y empecé a entrenar y tomar conocimiento de nutrición, cómo mantenerse más saludable y con resistencia física,” añade.
Otro reto que superó es el que lo llevó a hacer un viaje en moto, con su hermano, desde Nueva York hasta La Paz, Baja California y de allí cruzaron en Ferry a Mazatlan para llegar a Jalisco. Un año se dedicó al yoga, con su hermana. Cuando cumplió 40 años hizo, con su mejor amigo, un 70.3 Ironman, un triatlón de larga distancia, que consiste en nadar 1,2 millas, correr en bicicleta 76 millas y caminar en ritmo competitivo 13.1 millas.
Relata que después del Ironman se sintió con más ganas de hacer cosas “y me encuentro con estos muchachos que hacen el recorrido y en su momento me dije esto está muy retador: porque no sabes donde duermes, comes y a qué peligros enfrentar; y el equipo que usas, bicicleta y todo lo demás, no es cómo el que uso ahora, es más simple, la bicicleta más pesada, y se van con lo que salieron a trabajar, apenas con una cobija, y eso haremos”.
Ya sabe, por los “papaleros”, que a veces no se come o se come mal porque hay tramos de carreteras de muchos kilómetros donde no hay que comer.
Francisco Javier tardó en explicarle, por temor a encontrar resistencia, a su esposa Lilia Ríos, su mano derecho en la compañía La Providencia, que iba a estar fuera de la casa por un mes y medio, lejos de ella y sus hijos, fuera de la oficina, pero se dijo “ellos me conocen como soy, así que vamos para allá y seguro que me echaran porras”.
Lillia, por su parte, dijo que estuvo de acuerdo porque no es la primera vez que Francisco toma un reto de esta naturaleza.
“Y yo creo que esta va a ser la mejor de todas las metas que se ha propuesto. Creo que es la que le va a implicar más esfuerzo, tiempo, y nosotros, como familia, estamos felices de estar con él, de darle el apoyo, y que, además, todo esto lo convierta en un documental, que explique todo lo que significa para la gente Maya la experiencia y su devoción”.
En efecto, además de la carrera, Del Toro y un grupo de amigos están preparando un documental, que se inicia relatando la vida diaria de los llamados “papaleros” y que los va a seguir en toda la trayectoria, contando las penurías, esfuerzos, sacrificios que hacen durante 45 días hasta su llegada a los pies de la Virgen de Guadalupe, la emperatriz de América y dar las gracias por todo lo recibido hasta ahora.
Finalmente, explica que el documental, que se llamará “Devotion”, también trata sobre el comportamiento actual de las personas, que no se levantan de su zona de confort “porque ahora la recompensa tiene que ser muy alta para que la gente quiera hacer algo” y se está perdiendo la devoción no solamente a la Virgen, sino a la vida, que todos quieren ser recompensados y nadie hace nada sin interés, nadie hace nada por ayudar al prójimo.