Activistas: El acceso a las armas y la violencia doméstica son una ‘mezcla letal’
4.5 millones de mujeres en los EE. UU han sido amenazadas con un arma por su pareja doméstica, 1 millón ha recibido disparos durante una disputa doméstica, y al menos 600 mujeres son asesinadas a tiros cada año en estas circunstancias.
Por: Jenny Manrique / EMS
Después de sobrevivir a cinco disparos en la cabeza, esquivando balas y corriendo ensangrentada a pedir ayuda a sus vecinos, Pauletta Perez se preguntó varias veces por qué la persona en quien más confiaba, su esposo, quería quitarle la vida.
Muy pronto tras casarse, Perez se había convertido en víctima de abuso doméstico a nivel físico, emocional y económico, sin poder nombrarlo. Pero el episodio de aquel enero de 2010 que terminó con el suicidio de su victimario, no sólo le causó profundas heridas en el cuerpo y el alma, sino que la convirtió en una activista contra la tenencia de armas.
“Tener armas en mi casa fue algo que nunca quise”, dijo Perez, hoy miembro de la junta de ‘Voces contra la violencia’, durante una conferencia de prensa organizada por Ethnic Media Services.
“El aumento de las ventas y compras de armas contribuye definitivamente al aumento de las muertes causadas por la violencia con armas de fuego, especialmente en una situación de violencia doméstica”.
La primera vez que Perez supo que su esposo tenía un arma, fue cuando la policía los detuvo en una carretera y encontró una pistola en su auto. El revólver fue entonces confiscado pero su pareja decidió quedarse con las armas legalmente registradas que el padre de Perez le había pedido que entregara a la policía tras sufrir un derrame. “Mi esposo me disparó con la pistola de mi padre”, contó la mujer.
Después de ese viaje inicial al hospital para salvar su vida, a Perez le tomó casi siete años recuperarse con varias cirugías para retirar los fragmentos de bala que quedaron en su cabeza. Ella perdió la escucha por su oído derecho y su habilidad para hablar articuladamente es algo que apenas recobró. “Todavía tengo fragmentos de bala que están muy cerca de causar daños en el cerebro y hasta la muerte, por eso me examinan constantemente cada tres a seis meses”.
Esa incesante lucha por su vida la motivó a defender otras mujeres a quienes acompaña a las cortes o ayuda a preparar órdenes de alejamiento temporales contra esposos abusivos en California.
“Yo recomiendo que en primer lugar todas las mujeres sepan qué armas hay en su casa, y cuales están legalmente registradas”, continuó Perez. “Y si alguien alguna vez demuestra que tiene un arma, o te dice que te hará daño con ella, escucha”.
Según datos del Centro de Leyes Giffords, 4.5 millones de mujeres en los EE. UU han sido amenazadas con un arma por su pareja doméstica, 1 millón ha recibido disparos durante una disputa doméstica, y al menos 600 mujeres son asesinadas a tiros cada año en estas circunstancias.
Las ventas de armas y la violencia doméstica aumentaron más del 20% durante la pandemia y según Gun Violence Archive, más de 2.000 personas fueron muertas por tiroteos relacionados con la violencia doméstica en 2020, lo que representa un 4% de aumento con respecto a 2019.
“La violencia doméstica sucede siempre en una relación de pareja íntima, sean casados o no, y las víctimas de violencia doméstica provienen de todas las razas, etnias, niveles educativos y económicos”, dijo Tiffany Garner, gerente estatal de iniciativas de violencia comunitaria en el Centro de Leyes Giffords. “La combinación de violencia de pareja íntima y acceso a armas de fuego es a menudo una mezcla muy letal. Ambos son problemas de salud pública prevenibles”, añadió.
En Estados Unidos las mujeres tienen 21 veces más probabilidades de ser asesinadas con un arma que en otros países desarrollados. Y aunque tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de esta violencia, el 70% de los homicidios de parejas íntimas son cometidos contra mujeres.
Lagunas y brechas
A la hora de enjuiciar estos casos, también existen profundas brechas y lagunas. La mayoría se manejan en un contexto civil pero no llegan a los tribunales y esto puede ser porque la víctima no busca órdenes de protección, o prefiere rechazar cualquier recurso legal ya que a menudo los abusadores utilizan diferentes tácticas de manipulación para convencerlas de que no denuncien. En comunidades étnicas, las mujeres no quieren que su cónyuge tenga un cargo criminal porque eso supone enfrentarse con una justicia donde el racismo es sistémico.
“En la corte se tiene que demostrar que la presunta víctima temía como mínimo un daño inminente por parte del presunto delincuente…se necesitan pruebas como fotos o videos y en un abuso emocional y mental puede que no haya mucha evidencia disponible”.
Los perpetradores pueden enfrentar múltiples cargos como asalto simple o agravado y su sentencia va a depender de las leyes de cada estado. Según la Oficina de Asistencia Judicial, entre el 90 y el 95% de los casos resultan en acuerdos de culpabilidad.
A nivel federal existen restricciones a la compra o posesión de armas para aquellos que han sido condenados por un delito menor de violencia doméstica. El Sistema Nacional Instantáneo de Verificación de Antecedentes Penales ha ayudado a detener casi 2 millones de ventas de armas de fuego a estos compradores.
“Desafortunadamente las verificaciones de antecedentes solo se requieren cuando se compra a un distribuidor autorizado, la compra en una exhibición de armas o a una parte privada que anuncia un arma en Internet, no las requieren”, explicó Laura Cutilletta, directora gerente del Centro de Leyes Giffords.
El proyecto de ley de verificación de antecedentes universales, HR8, todavía está esperando una votación en el Senado, porque el lobby de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) y de los entusiastas de las armas han hecho casi imposible su aprobación.
“La otra laguna es la llamada laguna legal del novio pues la ley federal solo se aplica a los cónyuges, padres o tutores actuales o anteriores de una víctima, y no aplica a novios o exnovios”, agregó.
Además, los niños son víctimas de violencia doméstica y también pueden ser perpetradores. Hasta 10 millones de niños y adolescentes presencian violencia entre sus padres o cuidadores, cada año. Estos infantes pueden experimentar daños emocionales, mentales y sociales que pueden afectar su crecimiento y convertirlos en abusadores.
Shikha Hamilton, directora nacional de defensa y movilización en Brady: Unidos para poner fin a la violencia armada, destacó que el 54% de los tiroteos masivos están relacionados con la violencia doméstica o familiar y que se han establecido las tendencias misóginas de los perpetradores como sucedió en el tiroteo de Isla Vista, California en el 2014, donde Elliot Rodger mató a seis personas e hirió a otras 13 para castigar a las mujeres por rechazarlo.
“(En California) hay leyes integrales y reflexivas que ayudan a reducir la violencia armada sin aumentar la vigilancia policial en las comunidades vulnerables que ya soportan la peor parte de esta crisis”, dijo Hamilton.
“La orden de restricción de violencia con armas de fuego de California permite a los familiares y otras fuerzas del orden público, solicitar una orden judicial que retire temporalmente las armas de fuego y municiones de las personas que corran riesgo de hacerse daño a sí mismas o a otros”, concluyó.