Gobierno y activistas latinos, más distanciados que nunca por inmigración

Ana Milena Varón / EFE

El Gobierno Biden y los grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes están más distanciados que nunca por los tropiezos de la Casa Blanca a la hora de anular varias políticas migratorias de la Administración Trump, y esas diferencias se reflejan también en las encuestas de popularidad del presidente. 

Las altas expectativas que activistas y votantes tenían de que el presidente, Joe Biden, borrase de inmediato las duras políticas de Donald Trump se han vuelto hasta ahora en contra del demócrata, que debe ahora superar la frustración generada por su gestión en este tema en sus diez meses en la Casa Blanca.

El difícil panorama que enfrenta en el Congreso su plan de dar la ciudadanía a once millones de indocumentados, la masiva llegada de inmigrantes a la frontera y el mantener polémicas medidas de Trump en materia migratoria le están pasando factura a Biden. 

La gota que rebasó el vaso de los defensores de los solicitantes de asilo fue el anuncio de la pasada semana del Gobierno Biden de restablecer el programa “Quédate en México” (MPP) obedeciendo una orden de un tribunal federal. 

La decisión fue catalogada como una “traición” a las promesas de campaña de Biden y este fin de semana 60 representantes de los grupos proinmigrantes abandonaron una reunión con funcionarios de alto nivel de la Administración en protesta por los planes de revivir la medida que obliga a los solicitantes de asilo a quedarse en territorio mexicano mientras se resuelven sus casos en EE.UU.

Luis Guerra, defensor de los derechos de los inmigrantes e integrante de la organización Catholic Legal Immigration Network (CLINIC), reconoció que hay “una decepción, una frustración” con el Gobierno como “no ha existido antes”.

Y avisó de que para retomar estas reuniones con la Administración esta debe comunicarles sus “planes para acabar con MPP” de manera inmediata, o, en caso contrario, que no cuenten más con ellos para hablar del programa.

Para el profesor Raúl Hinojosa, miembro de Iniciativa de Pólizas y Política para Latinos de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), este “no es momento de callar las voces”. 

“Entiendo la frustración y el enojo, yo mismo he ido a protestar, pero es necesario que la presión continúe e inclusive sea más visible, y enfocarla en el Congreso”, valoró el catedrático. 

FRUSTRACIÓN Y DECEPCIÓN

El Gobierno ha insistido que su plan de restablecer MPP sólo obedece a la orden de revivir el programa de un tribunal federal que consideró que la Casa Blanca había terminado la política de manera inadecuada.  

Del otro lado los grupos coinciden en que la Administración Biden tuvo el suficiente tiempo para emitir un nuevo memorando que aborde las preocupaciones de la corte y así terminar formalmente con la norma. 

El profesor de Historia y Estudios Latinos en Pomona College Miguel Tinker-Salas opina que la desilusión no es de ahora sino de una situación acumulada desde el Gobierno de Bill Clinton (1993-2001). 

“Nunca es el ‘momento’ para la inmigración. Siempre hay algo más importante sobre este tema”, explica el catedrático, que destacó que la frustración tiene “mérito”.

TITULO 42, OTRA PIEDRA EN EL ZAPATO

El actual desencanto no solo es por la posible restauración de MPP, la insistencia de la Administración de mantener el Titulo 42, norma que le permite expulsar a los indocumentados que recién cruzan la frontera por razones sanitarias, también ha levantado una ola de criticas y protestas. 

La organización International Rescue Committee (IRC) confirmó que cesó desde agosto pasado su colaboración en los procesos de exención para que los solicitantes de asilo que se encuentran en la frontera no sean afectados por el Titulo 42. 

A esta coyuntura se suma los intentos demócratas de aunar una reforma migratoria que favorecería a millones de migrantes al plan de gasto social del presidente Biden, que los demócratas esperan aprobar sin ningún apoyo republicano en el Senado por medio de la reconciliación. 

Dos de los intentos han sido rechazados por Elizabeth MacDonough, la figura “parlamentaria” del Senado, que debe asegurarse de que el proyecto cumple con las reglas de este proceso, desatando una serie de llamados a la vicepresidenta Kamala Harris para que desconozca la opinión de la funcionaria. 

Tinker Salas señala que aún entre los mismos demócratas hay diferencias en este tema y no existe un apoyo total a una reforma migratoria con camino a la ciudadanía entre todos los senadores del partido.

EL COBRO DE LA FACTURA 

El catedrático añade que el cobro de factura seguramente llegará en las elecciones de termino medio del 2022. No necesariamente porque los proinmigrantes voten a los republicanos sino por el aumento de la abstención. 

Por ahora, y según varias encuestas, la aprobación de Biden entre los latinos ha caído al 43 % este mes de octubre, por un 46 % que está en desacuerdo con su gestión, lejos del 65 % del apoyo latino que el presidente recibió en las elecciones de 2020, vital en estados como Arizona, Georgia y Wiscosin. Pero en opinión de Hinojosa aún hay mucho en juego y la posible aprobación de los paquetes de infraestructura y gasto social ayudarán a la población inmigrante en su avance económico. “Esto es un factor que influye más en el voto que inmigración”, acotó.