José Luis Perales se despide de los escenarios en NJ tras 50 años de baladas románticas

Es la segunda vez que Ana Frances, colombiana, asiste a un concierto de José Luís Perales, pero no se cree lo del retiro del cantautor. Su escepticismo se debe más a un deseo personal.  “De hecho yo creo que habrá más (conciertos), yo espero más,” dijo Frances.

Perales deja los escenarios a los 77 años; lleva cincuenta años subiendo aviones y bajando de los escenarios. El hombre ya necesita un descanso.

Hay un único indicio que  se va sin retorno: su presentación duró menos de dos horas, el domingo último (en el mismo escenario, The  Ritz Theatre de Elizabeth, NJ, Dyango cantó cuatro horas, semanas atrás). Se presume que un agotamiento vital pone fin a sus conciertos.

Sus seguidoras quieren verlo aún sobre los escenarios, pero el adiós pinta definitivo por insistencia del propio Perales con ésta última presentación en NJ, en una gira que lo está llevando a Washington, San José y Los Ángeles en California. El cierre de la gira, y de esta etapa, es el 10 de abril. 

Iluminada, de 69 años, madre dominicana fue acompañada de sus seis hijas.

Perales interrumpió el concierto, a las 9:21 pm, para anunciar su retiro de los escenarios, aunque prometió mantenerse con la pluma y la inspiración en movimiento. “Antes de seguir quiero decirles gracias por tantas cosas a los largo de cincuenta y más años. Y también les digo que no penséis que ya no voy a estar más con vosotros. Estaré aunque no sea en conciertos como hoy (…) , sino que me voy a casa a seguir escribiendo canciones para que sigáis escuchando”, dijo. Luego empezó a cantar, algo más rápido que la versión original…”Hoy estoy buscando la mejor manera de decirte adiós y al mirarte siento que el dolor despierta mi corazón” (Balada para una Despedida).

Un solitario cartel pidió que se cantara “Cuando Vuelvas” dedicada .. para Mily que está en el cielo. No se pudo. No se sabe porqué, como no se sabe si algún empresario convenza a Perales de hacer “una última gira” más adelante.

Como no se trata de darle al César lo que le perteneció a Gabriel, hay que decir, en justicia, que la presentación de Perales llenó a tope el Ritz: fue más lento salir del teatro que con el concierto de Dyango.

La ovación del publico correspondió al recuerdo, la música, el momento, la familia, el amor, la letra con sentido, todo bañado de azul, el color que reinó en el escenario, a ratos invadido por los lúmenes del amarillo.

Hacia el final se vio en los pasillos lo que se suponía en la víspera: la asistencia estuvo colmada de padres o madres acompañados por sus hijas o hijos, otros recordando a los padres a través de la música de su infancia.

Iluminada, de 69 años, madre dominicana acompañada de sus seis hijas, dijo que no se podía perder lo que podía ser la última oportunidad de oír cantar a Perales sobre un escenario. “Nosotras hemos venido por mi mamá, porque hemos escuchado de niñas a Perales, porque ella lo escuchaba”, dijo Tavis, una de las hijas.

También la mexicana María Reina, de 70 años, acompañada de su hija Liliana y la amiga Nieves Mejía, convinieron en asistir al concierto, porque en casa es una tradición familiar escuchar las baladas de Perales “que si tienen letras que llegan al alma”.

Cuando Perales cumpla su destino, se podrá decir que hizo una notable tarea: unir a varias generaciones alrededor del amor a los padres, los hermanos, los enamorados, que no es poca cosa.