“Vivimos en un infierno”. En N.J. la cultura policial tóxica en la ciudad enciende la furia de los residentes
Por Deion Johnson | NJ Advance Media para NJ.com
En Paterson, la mayoría de los 400 policías que juraron servir y proteger la “Ciudad de la Seda” son negros o latinos, como sus casi 150.000 residentes.
Aún así, el miedo y la desconfianza hacia la policía es profundo.
Y los residentes y activistas comunitarios afirman que la brecha se está ampliando en una ciudad donde al menos 12 policías han sido acusados penalmente por mala conducta en cuatro años, y el departamento han pagado $2 millones para resolver 16 demandas de derechos civiles presentadas contra la policía en los últimos tres años.
“Esto es así porque [los oficiales de Paterson] son ellos mismos criminales”, señaló recientemente Bonnie González, residente de 27 años, mientras realizaba compras en una tienda de belleza local. “¿Cómo puedes concentrarte en solucionar el problema cuando tú eres el problema?
Los expertos en justicia penal han instado durante mucho tiempo a los departamentos de policía a contratar oficiales que reflejen las comunidades a las que sirven, asegurando que pueden relacionarse mejor con los residentes, comprender las normas culturales y aportar una perspectiva esencial a la vigilancia. Pero los residentes de Paterson dicen que la raza y el origen étnico de los oficiales significan poco.
“Vivimos en un infierno”, afirma Monique James-Lowery, de 42 años, cuyo sobrino, Jameek Lowery, murió dos días después de buscar ayuda de la policía de Paterson en 2019. “Los oficiales aquí solo se preocupan por el color azul”.
El alcalde de Paterson, Andre Sayegh, el director de policía Jerry Speziale y los nueve miembros del consejo de la ciudad no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Los expertos aseguran que contratar agentes diversos es solo una parte de la respuesta para vigilar mejor a las comunidades marginadas.
“Es un paso hacia una solución de dos puntas”, dijo Henry Smart III, profesor asistente en John Jay College of Criminal Justice. “La segunda, es la calidad de la representación. La representación no son solo cuotas”.
Thomas Shea, ex policía de Long Branch y director del programa de liderazgo ejecutivo de aplicación de la ley de la Universidad de Seton Hall, estuvo de acuerdo.
“Realmente depende de la calidad de sus oficiales y, lo que es más importante, de la cultura de su departamento de policía”, dijo Shea.
Eso no pasó desapercibido para la jueza federal de distrito Katharine Hayden, quien recientemente supervisó un caso de corrupción policial de alto perfil en Paterson. Al sentenciar a uno de los seis policías condenados en la investigación, planteó la hipótesis de que la cultura de un restaurante iHop, donde había trabajado, es «1000% mejor que cualquier cosa en el departamento de policía de Paterson».
Hasta la fecha, la policía ha estado bajo escrutinio por controvertidos tiroteos fatales de residentes como Thelonious McKnight, quien fue asesinado el 29 de diciembre mientras huía de la policía, lo que generó la indignación de la comunidad y demandas de reforma. Las tensiones estallaron este año por la golpiza policial a un adolescente durante una fiesta de reinicio de clases y, por la desaparición de Felix DeJesus, de 41 años, quien desapareció el 2 de febrero después de que los oficiales lo detuvieran y luego lo dejaran en un parque durante una noche con temperaturas cercanas al punto de congelación.
En el otoño, Hayden sentenció a prisión federal a cuatro exagentes —Eudy Ramos, Jonathan Bustios, Frank Toledo y Daniel Pent— y su exsargento Michael Cheff por detener y registrar ilegalmente a personas de color, robarles su dinero en efectivo y falsificar informes policiales entre 2016 y 2018. Un sexto oficial, Matthew Torres, recibió libertad condicional.
‘Todo lo que hacemos es ilegal’
Este procedimiento judicial ofreció una ventana a la cultura del departamento policial.
Un exoficial estimó que el grupo, conocido como el escuadrón de robos, mintió u omitió información en aproximadamente el 75% de sus informes policiales sobre arrestos por drogas.
“Todo lo que hacemos es ilegal”, escribió Toledo, de 33 años, en un mensaje de texto a Bustios en 2017.
En su sentencia de septiembre, Bustios, de 33 años, le dijo al tribunal que «no parecía que estuviéramos haciendo nada malo».
“Había una delgada línea azul de silencio”, dijo. “Así es como se maneja el departamento”.
En su sentencia, Toledo afirmó que el departamento “no apoyaba ni valoraba” a sus oficiales y que su cultura negativa lo influyó. Reconoció que él era una de las razones por la que la gente en Paterson no confiaba en la policía.
“Durante el momento de gran tensión entre las fuerzas del orden y la sociedad, hice cosas que ampliaron esa brecha e hicieron que la gente perdiera más confianza en la policía, y por eso, lo siento”, dijo.
Torres, otro de los policías condenados, soñaba de niño con ser jefe de policía. No podría haber estado “más emocionado… de proteger y servir a la comunidad” cuando se unió al departamento de policía de Paterson en 2014, afirmó su abogado.
Pero Torres, de 33 años, asegura que el departamento no proporcionó recursos ni capacitación adicional para los oficiales que querían hacer el bien. Y en su segundo año en el trabajo, ya se había integrado al «escuadrón de robo».
Cuando finalmente trató de exponer el delito, fue suspendido.
“Se sintió atrapado por una cultura particular que aparentemente existía allí. Él no creó la cultura”, dijo John Whipple, abogado de Torres. “Pero él participó en eso. Primero, de mala gana y luego más afirmativamente”.
Torres recibió tres años de libertad condicional. Le dijo al juez que finalmente estaba en paz consigo mismo por “arrojar luz sobre la corrupción en Paterson”.
“Esto tenía que suceder, y debería haber sucedido hace mucho tiempo”, afirmó.
La cultura moldea el comportamiento policial
La burocracia representativa plantea la idea de que las instituciones deben reflejar demográficamente las comunidades a las que sirven. Y los departamentos de policía de las principales ciudades como Baltimore y Los Ángeles han instaurado esto y diversificado sus filas. Aún así, como en Paterson, las culturas de corrupción han llevado a una profunda desconfianza dentro de las comunidades que patrullan.
En Paterson, el 50% de los oficiales son hispanos, el 38% blancos y el 12% negros, según la Oficina del Fiscal General. La composición racial de la ciudad es de alrededor de 61% hispano, 25% negro y 8% blanco.
Para el exjefe de policía de Pittsburgh, Cameron McLay, los antecedentes y las actitudes de los posibles oficiales son “indicadores bastante débiles de cómo se comportarán realmente”.
“La cultura del departamento tendrá el mayor impacto en moldear al oficial, y comenzarán a convertirse en miembros pensantes y ejecutantes de esa cultura organizacional”, dijo.
McLay, que trabaja con el Center for Policing Equity, un grupo de expertos de California, señaló que la policía a menudo ha criminalizado y vigilado en exceso a las comunidades marginadas.
“Cuando los sistemas existentes hacen que la policía actúe de manera opresiva hacia las comunidades negras y latinas, estos oficiales, incluso si no se alinea con sus sistemas de valores personales, se comportarán de maneras que aún causan esos daños, ya sea porque el trabajo mismo lo requiere… o simplemente es cuestión de que uno se socialice en ese grupo de organización”, dijo.
Michael Mitchell, profesor de criminología y estudios afroamericanos en The College of New Jersey, afirma que “los problemas son estructurales e institucionales”.
“Los oficiales de policía de Paterson son parte de una institución que es racista y clasista”, dijo Mitchell, ex oficial de policía en Texas. “Hablando como un ex oficial de policía, están entrenados de una manera muy agresiva”.
“El diálogo honesto es la clave”
Los residentes de Paterson consideran que los policías no ven la belleza de la ciudad y no están haciendo el mejor trabajo.
“Los oficiales no aman a esta comunidad”, dijo Carol Jones, trabajadora de servicios y residente de Paterson de toda la vida. “Si fueran más prácticos y no se acercaran a nosotros de manera amenazante, tal vez las cosas serían diferentes”.
Los líderes comunitarios dijeron que mejorar las relaciones implicará un esfuerzo conjunto entre la comunidad y el departamento de policía.
“El diálogo honesto y la comunicación abierta son la clave”, opina el reverendo Kenneth Clayton, presidente del capítulo de Paterson de la NAACP.
“Si ambas partes tienen una desconexión y se culpan mutuamente, nada se resolverá”, agregó. «Nos necesitamos el uno al otro.»
This translation was provided by Reporte Hispano, in association with the Center for Cooperative Media at Montclair State University and is supported by funding from the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English by NJ Advance Media for NJ.com and is being republished under a special content sharing agreement through the NJ News Commons Spanish Translation News Service.
Esta traducción fue proporcionada por Reporte Hispano, en asociación con el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair, y cuenta con el apoyo financiero del Consorcio de Información Cívica de NJ. La historia fue escrita originalmente en inglés por NJ Advance Media para NJ.com y se vuelve a publicar en virtud de un acuerdo especial para compartir contenido a través del Servicio de noticias de traducción al español de NJ News Commons.