Expansión y relevo generacional en el emporio de los productos mexicanos de la Costa Este
Esta es una historia producida gracias a The Small Business Reporting Fellowship, organized by the Center of Community Media of CUNY and funded by the NYC Mayor‘s Office of Media and Entertainment.
Miguel Martinez y su esposa Magaly, tomaron la bandera de México y desfilaron portando con orgullo el lábaro azteca, luego de supervisar la entrega gratuita de 16,000 libras de productos alimenticios a los asistentes del desfile por la independencia de sus país, en Passaic, New Jersey, en septiembre del pasado 2022.
En ese evento Los Martínez no ofrecieron declaraciones a la prensa, nunca lo hicieron. Dar y callar, es la norma.
Todos los años, desde hace dos décadas, Martinez y su empresa Gromex, se hacen presentes en este desfile que convocó a unos 50,000 mexicanos en esa ciudad de New Jersey, según los estimados de los organizadores, sin embargo su presencia en la mesa mexicana es asunto de todos los días.
Gromex está entre los mayores distribuidores de productos alimenticios del área tri estatal y del hogar mexicano, incluyendo frutas y vegetales frescos, con ventas que llegan a $50 millones de dólares anuales, según un reporte de Roi-NJ.com.
En la ciudad de Passaic sobre First Street, ubicada a 40 minutos de New York, se encuentra lo que se considera el emporio de las distribuidoras de productos mexicanos de New Jersey, New York, Pennsylvania, Connecticut.
Incluso, algunos tienen un alcance geográfico más amplio, como La Providencia que distribuye sus productos en 22 estados de la unión americana.
La mayor parte de poblanos del área metropolitana de New York vive en Passaic, donde funcionó La Cámara de Comercio México-Americana del estado de New Jersey. Esta cerró sin anuncio alguno en 2019 pero sus ex-socios mantienen influencia a través de donativos a las campañas electorales locales y estatales.
Según Luis La Hoz, presidente de la Junta de la Cámara de Comercio Hispana Estatal de New Jersey, en First Street se mueven $200 millones de dólares en productos mexicanos anualmente.
Y están en expansión, tanto en el espacio para bodegas como en el relevo generacional.
Gromex espera inaugurar el próximo año una nueva facilidad de 100,000 pies cuadrados en Paterson, un proyecto que anda a paso lento “porque los permisos están demorados, pero primero Dios esperamos tenerlo listo para el 2024”, dice Miguel Martínez a Reporte Hispano.
Al mismo tiempo sus hijos están enfocados en hacer crecer la empresa “Mi hijo Erick ya trabaja conmigo. Él sabe todo el proceso del negocio y va a ser un buen relevo, cuando le toque”, agregó el empresario.
También hay rivalidades beneficiosas para las familias. El dueño de Nicomex, Nicolás Aguilar, le enseñó a su hijo los rudimentos y estratégias del negocio, pero este llevó lo aprendido a su propia compañía, Abarrotes del Sur. Allí está levantando vuelo.
Los empresarios suelen llamar a su mercancía “productos de nostalgia” porque sus consumidores tienen fidelidad a los alimentos y manufacturas de su tierra de origen.
Hasta la bebida Charritos, embotellada en cuatro sabores, se importa de México, y ni hablar de los chiles, las pancas, el tamarindo, el mole preparado, las ollas de barro, la canela, la leche enlatada, entre cientos de productos, junto a las tortillas y salsas que suelen producirse aquí mismo.
Es sábado y al otro lado de la calle en la distribuidora El Tío, la poblana Margarita Sanguino, con 28 años de residencia en White Plains, Nueva York, viajó hasta Passaic para comprar canela, chiles guajillo, ajonjolí, y otros productos para sus cinco hijos, cuatro ya casados, todo por $120.
“Debería poner una (distribuidora) en White Plains,” dice Sanguino al propietario Lino Cruz.
“Ya mero, en eso andamos,” le responde Cruz, mientras despacha, cobra, emite factura y da el cambio. Pero les comenta que hay negocios que venden sus productos en dicha zona, y los nombra uno por uno para que se acuerde.
Este año ha expandido su local comprando el lugar adyacente y ha reconstruido todo: un nuevo piso, aluminio y vidrio para las puertas y ventanas y flamantes andamios. Además es dueño de una bodega amplia en una calle cercana.
También piensa en mantener y echar para adelante la empresa familiar que tan esforzadamente ha construído. Su hija mayor, Liliana Cruz, quien estudió finanzas y ciencias políticas, se encarga de las finanzas y la administración, y despacha a los clientes ocasionalmente. Las otras dos estudian administración y leyes respectivamente.
Una cuadra más adelante se encuentra Puebla Foods, la empresa que agrupa a la tortillería “Mi Pueblito”, la primera que se estableció en Passaic, propiedad de Felix Sánchez.
“Yo fui considerado el Rey de Las Tortillas por la revista Forbes”, dice Félix Sánchez, desde un montacargas -en la fábrica de tortillas, en Jefferson St- quien se ha tomado muy en serio el relevo generacional.
“Mi hijo Félix Jr. está a cargo, con él puedes hablar, llega en hora y media”, dice Sánchez preocupado porque tiene que poner la tortillería a punto para una inspección de la ciudad.
Pero es la hija Aillen Sánchez, egresada en administración de empresas de Bergen County Community College y también funcionaria de la empresa, quien reseña los planes a futuro de buscar nuevas facilidades para ampliar la capacidad de almacenaje de Puebla Foods, que comercializa las tortillas y decenas, quizá cientos, de productos mexicanos.
“Las rentas se han elevado mucho por eso es que no hemos abierto un nuevo almacén, pero seguimos buscando, necesitamos expandirnos a más clientes a más estados, en eso vamos”, dijo Aillen.
La mayor parte de los negocios mexicanos de distribución se establecieron entre 30 y 20 años atrás.
La Providencia, es una empresa de primera generación, como la mayoría de estas empresas, y sus propietarios Francisco y Lilly Del Toro, son los más jóvenes de todos, y aún tienen largo el camino para el relevo.
Su crecimiento es constante. En los últimos cinco años han expandido su negocios fuera del área tri estatal y este 6 de mayo inaugurarán una nueva bodega de almacenamiento en Blairstown, condado de Warren.
“Ellos están buscando seguridad y expandir su área de almacenamiento, porque su actual facilidad de Clifton, se inundó con el huracán IDA”, dijo La Hoz.
Con ese acontecimiento, en septiembre del 2021, Reporte Hispano reportó que el fenómeno meteorológico les dejó pérdidas de cerca de $2 millones.
El futuro presenta nuevos retos para estas empresas.
Para La Hoz, una de las vulnerabilidades de los distribuidores mexicanos es que solamente se han concentrado en los productos étnicos.
Él cree que tienen la capacidad para expandirse en el mercado anglosajón, en los grandes supermercados de venta de productos alimenticios.
Tal vez haya sido La Tortillería Chinantla la que abrió el camino para los emprendedores mexicanos más allá de su mercado tradicional.
Originalmente radicado en Brooklyn, Nueva York, hace 5 años trasladó sus operaciones a Newark, Nueva Jersey, en busca de mayor espacio y mayor producción para seguir vendiendo sus tortillas y salsas en ocasiones imponiéndose con la venta de sus productos en centros de consumo no latinos en la ciudad de New York.
Ernesto Ponce, hablando vía teléfono, insistió que la presencia de su marca en New York es una de las más relevantes, vendiendo 30 toneladas de tortillas por día.
Se jacta de que son sus tortillas las que se sirven en la mesa “gringa” cuando los tacos y el guacamole reclaman la presencia de tortillas y totopos (chips de maíz).
“Los tacos y totopos que se consumen con Tortillas Chinantla se venden en Yankee Stadium, en el MetLife Stadium, y en grandes supermercados de New York. No paramos”, dice Ponce.
En cuanto a la expansión, ésta ya deberá ser obra de la siguiente generación.