Las estudiantes de Nueva Jersey compran productos menstruales en lugar de comida. Así es como un grupo está ayudando

Daysi Calavia-Robertson, NJ Advance Media para NJ.com

En un luminoso salón de Ramapo College, decenas de estudiantes conversan en voz alta.

Y cada una de ellas habla de sus periodos. Es la mitad de la semana y están en un evento centrado en discutir sobre la pobreza menstrual —la incapacidad de acceder o poder pagar productos de higiene menstrual— y obtener los artículos gratis.

Las conversaciones que suceden a nuestro alrededor «son más o menos el objetivo», me dice con entusiasmo la organizadora del evento Helen Archontou, directora ejecutiva de YWCA Northern New Jersey.

El objetivo, explica, es ayudar a reducir el estigma en torno a la menstruación, hablar abiertamente sobre las dificultades que enfrentan las estudiantes universitarias de Nueva Jersey para acceder a productos para la menstruación y regalar los artículos a quienes los necesitan.

«Sabemos que muchas estudiantes viven con presupuestos ajustados y que tener que comprar estos productos significa un gasto más que a menudo las obliga a tomar decisiones injustas entre necesidades esenciales como comida o ropa», dice. «Aquí cualquiera puede venir y tomar lo que necesite. No tienes por qué avergonzarte. No es necesario que anuncies que no puedes pagarlos. No se hacen preguntas. Solo ven y toma lo que necesites».

La reunión de tres horas [que ocurrió a principios de noviembre] en Ramapo es una de una serie de seis eventos en universidades de Nueva Jersey que forman parte del «Tour de Equidad Menstrual» organizado por la institución sin fines de lucro con sede en Hackensack. Helen dice que «el tour» es la manera que tiene el grupo de ayudar a aliviar parte de la carga que sienten las estudiantes que tienen dificultades para comprar los productos menstruales.

En todo el país, casi una cuarta parte de las estudiantes, de 13 a 19 años, tiene dificultades para pagar los productos menstruales, según el estudio «State of the Period» (el Estado del Periodo), realizado en 2021 por Thinx, una empresa de higiene femenina, y Period.org, una organización sin fines de lucro que trabaja para erradicar la pobreza del periodo. En la misma investigación, el 44% de las adolescentes informaron estrés y vergüenza debido a la falta de acceso a productos menstruales y el 16% señaló que durante la pandemia habían elegido comprar productos menstruales en lugar de comida o ropa.

Afortunadamente, en Nueva Jersey, una ley firmada por el gobernador Phil Murphy en agosto ahora exige que las escuelas públicas ofrezcan productos menstruales sin costo para las estudiantes de sexto a duodécimo grado. Pero todavía no hay una ley que obligue a los centros de educación superior de aquí a hacer lo mismo. Aunque a juzgar por la participación —y por algunas de las conversaciones que escuché— en el evento en Mahwah, está muy claro que así debería ser.

Helen está totalmente de acuerdo. «Esa es la otra parte tan poderosa de estos eventos, que es enfatizar a los estudiantes lo importante que es para ellos usar sus voces y votar», explica, y agrega que hay una necesidad apremiante de tomar medidas sobre los proyectos de ley S3576/A3826, proyectos legislativos que reservarían fondos para que los colegios y universidades públicos del estado proporcionen productos menstruales gratuitos en sus campus.

No Questions Asked. No Shame.

Helen Archontou, centro, directora ejecutiva de YWCA Northern New Jersey, habla con las estudiantes en un evento de «Equidad menstrual» en Ramapo College en Mahwah, el miércoles 1 de noviembre de 2023. La organización sin fines de lucro regaló paquetes que incluían tampones, toallas sanitarias y copas menstruales. «Las estudiantes pueden tomar lo que necesiten», afirma Archontou. «Sin hacer preguntas. No hay vergüenza». Julián Leshay, NJ Advance Media para NJ.com

En Ramapo, «debimos haber visto pasar a más de 150 estudiantes en cuestión de pocas horas», dice Marie-Danielle Attis, subdirectora del Centro para la Participación Estudiantil de esta escuela y coordinadora de la Oficina de Prevención de la Violencia. Ella y otro personal de la escuela trabajaron estrechamente con Helen y la YWCA para planificar y ser coanfitriones del evento.

«Al principio, me di cuenta de que algunas estudiantes estaban un poco aprensivas o incluso intimidadas», explicó. «Así que comencé a repartir los paquetes con las toallas sanitarias y los tampones… simplemente entregándoles a todas».

En pequeñas «bolsas de regalos» de color naranja, las asistentes al evento se llevaron a casa toallas sanitarias, tampones, copas menstruales o una combinación de artículos que eran suficientes para ayudarlas a controlar un ciclo. En la escuela, muchos baños están equipados con dispensadores de productos menstruales con suministros gratuitos para las estudiantes. El Centro para la Mujer y el Centro de Servicios de Salud, me cuenta Marie-Danielle, también es un lugar donde las estudiantes pueden recoger los suministros gratuitos en cualquier momento.

Aime Lara, de 21 años y estudiante de derecho en Ramapo, contó que es muy consciente de cuán grande es la necesidad de suministros menstruales gratuitos en el campus.

«Fui parte de la Asociación de Gobierno Estudiantil y también soy Asistente Residente en uno de los edificios», dice. «Perdí la cuenta de cuántas estudiantes se acercaban a mí y me decían: ‘Oye, ¿sabes dónde puedo conseguir algunos productos gratis?’ o ‘¿Tienes tampones o toallas sanitarias?’ o se quejaban de que los dispensadores estaban vacíos y no estaban siendo reabastecidos».

En la primavera pasada, Aime y algunas de sus compañeras del Gobierno Estudiantil realizaron una encuesta sobre los dispensadores de productos menstruales en 30 de los baños de la escuela para averiguar qué estaba pasando.

«Lo que nos dimos cuenta es que no era que no los estuvieran reponiendo», explica. «Es que cuando lo hacían, la gente tomaba más de un producto a la vez y se acababan rápidamente, lo cual no es sorprendente si se piensa en lo caros que se han vuelto los tampones y las toallas sanitarias».

Después de varias conversaciones con los administradores de la escuela, Aime dijo que se agregaron alrededor de una docena de nuevos dispensadores a los baños y se colocaron pegatinas en todos los dispensadores con un número para llamar en caso de que un dispensador esté bajo o vacío. «Queríamos asegurarnos de que las estudiantes obtuvieran lo que necesiten, cuando lo necesiten», explicó.

Sus compañeras de estudio y amigas, dice Aime, no deberían tener que devolver comida a los estantes del supermercado para poder comprar productos menstruales. Y gracias a los cambios en su escuela y a eventos como el organizado por Helen y la YWCA en asociación con Marie-Danielle y otros en Ramapo, no tendrán que hacerlo.

Es hora de que suceda lo mismo con todas las estudiantes universitarias de Nueva Jersey. Punto.

Esta traducción fue proporcionada por New Jersey Hispano, en asociación con el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair, y cuenta con el apoyo financiero del Consorcio de Información Cívica de NJ. La historia fue escrita originalmente en inglés por NJ Advance Media for NJ.com  y se vuelve a publicar en virtud de un acuerdo especial para compartir contenido a través del Servicio de noticias de traducción al español de NJ News Commons.

This translation was provided by New Jersey Hispano, in partnership with the Montclair State University Cooperative Media Center, and is financially supported by the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English by NJ Advance Media for NJ.com and is republished under a special content sharing agreement through the NJ News Commons Spanish Translation News Service.