La mayoría de los hospitales no tienen intérpretes para los sordos. Este sí

Ande Richards, Mosaic de NJ.com

Durante su turno regular en el Hospital Universitario de Newark, Diely Martínez a menudo entra en la habitación de un paciente cuando se le solicita que traduzca preguntas o transmita preocupaciones a un médico. Algunas veces, esto incluye la traducción entre el inglés y español, mientras en otros momentos asiste con Lengua de Señas Estadounidense (ASL, por sus siglas en inglés) a pacientes sordos, personas con dificultad de escucha, o a pacientes sordociegos.

«Soy una intérprete trilingüe de inglés, ASL y español», dijo Martínez sobre su rol durante los últimos cinco años en el Centro de Trauma Nivel I, localizado en Bergen Street y South Orange Avenue, que sirve al norte de Nueva Jersey, el Aeropuerto Internacional de Newark y sus puertos marítimos.

La comunicación eficaz entre pacientes y proveedores en entornos de atención médica es esencial para un diagnóstico, atención y tratamiento precisos. Pero no todos los hospitales cuentan con intérpretes humanos para ayudar a los pacientes sordos, con problemas de audición o sordociegos. 

«La inclusión de intérpretes de ASL como parte de nuestro equipo es absolutamente un activo crítico», dijo Lois Greene, vicepresidenta senior de DEI y Bienestar en el Hospital Universitario. «No solo garantiza que estamos ofreciendo un acceso equitativo a la atención de la salud a quienes dependen del lenguaje de signos para comunicarse, sino que también refuerza nuestro compromiso con la diversidad, la equidad y la inclusión. Es crucial reconocer que las discapacidades son una parte importante de la conversación sobre el DEI, y sin embargo a menudo se pasan por alto».

Steven McCoy, un periodista sordo y ciego que vive en Newark, dijo que los intérpretes humanos son una buena idea. Contó que no tuvo acceso a intérpretes de ASL cuando era niño, y nadie le recomendó que él o su familia aprendieran a hacerlo. 

«Mi madre siempre se ha comunicado por mí», dijo. «En realidad no escuchaba. Yo leía los labios o simplemente ignoraba lo que estaba pasando, lo cual, mirando hacia atrás me doy cuenta de que era malo».

Martínez, de 35 años, cuya madre es profundamente sorda, dijo que su padre, que es oyente, le enseñó español.

«Estuve expuesta a todo», recordó Martínez.

El entorno en el que creció sirvió de base para su carrera.

Señaló que las personas sordas han sido marginadas a lo largo de la historia, y muchas personas que escuchan creen erróneamente que necesitan ser ‘reparadas’ de alguna manera. 

«Hubo una época en la que se desalentaba [aprender] la lengua de signos estadounidense», dijo. «Esa era la era del ‘oralismo‘ —la educación de los estudiantes sordos a través del lenguaje oral mediante la lectura de los labios, el habla y la imitación de las formas de la boca y los patrones de respiración del habla— y fue muy desmoralizador para la comunidad sorda porque querían expresarse. Querían tener su propia cultura. Así que, por supuesto, el ASL es su método de comunicación preferido».

Martínez tiene un grado de bachiller en sicología y patología del lenguaje por el Lehman College en El Bronx.

Se dedicó a la lengua de signos porque recuerda lo difícil que fue para su madre cuando era más joven. A pesar de las leyes y regulaciones que obligan a los hospitales a proporcionar acceso a la comunicación, dijo que en los años 90, muchas instituciones no ofrecían esos servicios. Martínez recordó que a veces tuvo que faltar a la escuela para ayudar a su madre. 

«En aquel entonces, había algo llamado TTY, Teléfono de Texto o Teletipo, un dispositivo que permite a las personas sordas, con problemas auditivos o con dificultades para hablar, comunicarse por teléfono», dijo. «Era muy difícil conseguir una buena tecnología en ese entonces. Ahora, tienen servicios de retransmisión de video, teléfonos de video para que no tengas que escribir. Cuando era niña, mi madre no tenía eso, y yo era su intérprete sin saber siquiera lo que estaba haciendo. Ya no se debe hacer así. No es aceptable».

Martínez ha observado una significativa falta de comunicación entre los familiares de los miembros que asiste en el hospital, explicó.

«Es desgarrador», dijo. «Hago lo mejor que puedo para tener esa conexión entre ellos, pero es algo que tiene que ser como una calle de dos vías entre los miembros de la familia».

Martínez, una intérprete por 18 años, regularmente mejora su experiencia asistiendo a entrenamientos y talleres. También recibió formación formal en terminología médica en el Hospital Universitario. 

«No es común que encuentres personas como yo», dijo Martínez. «No es para alardear, pero es la verdad, y cuando los encuentras, tienes que guardarlos porque son vitales».

This translation was provided by New Jersey Hispano, in partnership with Montclair State University’s Center for Cooperative Media and is supported financially by the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English by Mosaic from NJ.com and is republished under a special content-sharing agreement through NJ News Commons’ Spanish Translation News Service.

Esta traducción fue proporcionada por New Jersey Hispano, en asociación con el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair, y cuenta con el apoyo financiero del Consorcio de Información Cívica de NJ. La historia fue escrita originalmente en inglés por Mosaic de NJ.com y se vuelve a publicar en virtud de un acuerdo especial para compartir contenido a través del Servicio de noticias de traducción al español de NJ News Commons.