
Restaurante mexicano forma parte del circuito del rock en New Jersey
Desde que se ingresa al restaurante 5 de Mayo en New Brunswick lo que llama la atención no es el mural, una escena del México rural, ubicado a la derecha de la entrada. Sorprende la cantidad de camisetas, remeras o playeras, como las quieran llamar, que se encuentran en sus paredes. Y no están a la venta.
Hasta el lunes 2 de junio habían 103 camisetas, cada una de ellas de una banda de rock distintas, de aquellas que se presentan los sábados o domingos en este restaurante que es parte del circuito de las bandas de rock en New Jersey y el área tri estatal.
Suelen actuar en el interior del restaurante -fuera las mesas y bienvenidos a pie- que no es muy grande por dentro y también en el parqueadero, ese sí de mayor tamaño, donde ocurre el “desmadre”.
Pero son rockeros pacíficos hasta cierto punto. No se pelean en el sentido estricto. A veces, se empujan unos a otros, saltan, cantan, se abrazan en grupo, se entonan puño arriba, pegan puños al aire, y hasta allí llega todo. Como ocurrió en mayo último, en el parqueadero del restaurante, con la presentación de la banda Combat con su propuesta musical “Everyone’s Enemy”. Resultado: cero heridos.
A cada presentación se ha hecho costumbre que los músicos dejen una camiseta de su banda pegada en las paredes del restaurante. Usualmente ellos mismos las venden al público con un logotipo o una frase.
“Nadie lo pidió. Se fue creando la colección a la de Dios,” dice Francisco Luna, propietario del restaurante 5 de Mayo, originario de Santiago de Jamiltepec, cerca de Puerto Escondido, en el estado de Oaxaca, México.
Hace dos años este restaurante comenzó como punto de encuentro de bandas de rock de la zona, estudiantes de Rutgers y jóvenes de los alrededores que practican, tocan, “jangean” en sótanos o patios traseros y a algunos de ellos se les ocurrió conversar con Luna para organizar una juerga en el restaurante. Y allí empezó todo.
Aquí, según Luna, vienen bandas locales, a veces de Pensilvania y hasta de Italia y China. Lo dice como quien no le da mucha importancia al asunto y muestra las camisetas de las bandas “New Jersey Hardcore”, “Ferment”, entre otras, que pasaron por el restaurante.
Les cobra un precio modesto entre $300 y $400, a veces menos, y las bandas se ocupan de recaudar donativos y vender memorabilia para ir tirando, y para el transporte y, si acaso, para reponer instrumentos. Otros, los más conocidos de la escena rockera, pasan por el lugar, como si se tratara de ir a un culto. Digamos como si fueran a la Catedral de la Virgen de Guadalupe, con todo respeto.
El restaurante ha encontrado con la presencia de las bandas una forma de compensar los días de poco negocio.
Arlene, hija del dueño atiende al público en sus ratos libres, porque es un negocio familiar, su mamá y su hermana y su novio, y su papá cocinan o ayudan en la cocina, dice que hay muchos negocios mexicanos que le hacen la competencia en la French Ave. por lo que las bandas de rock levantan un poco el business el fin de semana.
En el restaurante 5 de Mayo lo que más se vende son sus burritos y sus tacos. Y su café es muy preciado: lo preparan con canela que le da un sabor parecido al preparado en olla de barro.
La afluencia de las bandas ha inspirado a las cocineras a presentar a sus comensales una nueva oferta: el Hard Rock Burrito, que incluye dos flautas, guacamole y pico de gallo. Aún no está oficialmente en la carta del menú, eso será para julio, pero ya se puede pedir.