Clinton considerada como la ganadora del primer debate

Raquel Godos / EFEUSA

Hillary Clinton escogió la calma y hacerse dueña de los tiempos. Esa estrategia fue su mejor aliada en el primer debate presidencial contra su rival republicano, Donald Trump, a quien dejó el camino libre para ejercer su papel de candidato abrupto y errático, protagonista de las interrupciones.

La aspirante demócrata, tranquila desde el comienzo, decidió dejar que el propio magnate se complicara a sí mismo en las respuestas, en un intercambio hosco, en el que, cuando fue atacada por su «temperamento», respondió con una sonrisa irónica que ha inundado, en minutos, las redes sociales.

La irrupción de un candidato tan atípico como Trump en la campaña electoral ha hecho que el debate de  fuera uno de los más esperados de todos los tiempos, pero igual que el magnate resulta un político impredecible para los ciudadanos, lo era para la propia Clinton en su primer cara a cara.

«Los candidatos tenían diferentes tareas y desafíos esta noche. Clinton necesitaba encontrar una manera de hacer frente a un oponente impredecible y compensar su reciente caída en las encuestas. Trump necesitaba una imagen presidencial», consideró el profesor de Ciencia Política de la Universidad Nothern Iowa, Justin Holmes.

«Creo que, en general, Clinton fue sólida, aunque no inspiradora. Trump, sin embargo, fue un desastre absoluto», sentenció el experto.

Sin embargo, como apunta Arthur Lupia, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Michigan, las expectativas puestas sobre el magnate eran muy bajas ante una aspirante con una larga trayectoria política y mucha experiencia en este tipo de discusiones, y en ciertos momentos del debate Trump supo cómo conectar con la audiencia y también los golpes.

«Uno de sus puntos más eficaces fue cuando se preguntó por qué alguien que había estado en la política tanto tiempo no había podido resolver los principales problemas de la economía y la política exterior», aseguró Lupia.

A su juicio, el multimillonario acertó apelando a los indecisos y a los moderados en ese sentido, aunque claudicó en sus explicaciones sobre la falta de claridad de sus cuentas con hacienda.

Trump, que aún no ha hecho pública su declaración de impuestos, como es costumbre entre todos los aspirantes presidenciales desde hace décadas en el país, tropezó con sus propios argumentos y falló en su intento de poner sobre la mesa el escándalo de los correos electrónicos de Clinton, la mayor sombra de su campaña.

La ex secretaria de Estado le dejaba, en silencio, que intentara justificarse.

«Un punto de inflexión clave será probablemente el intercambio sobre la declaración de impuestos y los correos electrónicos. La manera en que (Clinton) elevó numerosas hipótesis acerca de por qué Trump no ha publicado su declaración fue una brillante puesta en escena», aseveró Lupia.

«Al elevar las ideas en forma de preguntas, en lugar de hacer afirmaciones, la presentación puede establecer el escenario idóneo para que se siga cuestionando el tema en los próximos días», concluyó el experto.

Lupia coincide en que la demócrata manejó bien al multimillonario poniendo en duda su honestidad pagando impuestos y no perdiendo la calma, aunque advierte que pese a ese tanto anotado, que le puede valer la victoria, Clinton no fue concisa y directa apelando a las preocupaciones de los votantes.

«(Clinton) Fue fuerte en los detalles, pero inconsistente en relatar sus ‘planes’ sobre las preocupaciones de los votantes. Su repetición de la palabra ‘planear’ inadvertidamente reforzó la narrativa de Trump de ¿por qué has esperado tanto tiempo (para solucionar las cosas)?», alertó el profesor.

Para Aaron Kall, director de debates en la Universidad de Michigan, la victoria fue para Clinton, pero ajustada.

«La secretaria Clinton cerró con una impresionante batería de ataques contra Donald Trump y obtuvo la victoria en un reñido debate», aseguró al término del cara a cara.

«Trump comenzó la noche con fuerza, pero se desvaneció hacia el final, perdió una gran oportunidad para apretar aún más en una carrera ya muy difícil», aseguró.

A su juicio, Clinton actuó de manera deliberada al esperar hasta el final para recordar las graves afirmaciones del magnate contra las mujeres (cerdas, perras -citó-) y las minorías.

«Esperó hasta el final de la noche para soltar su más fuerte ataque contra el lenguaje despectivo de Trump hacia las mujeres y los hispanos. Es probable que esto movilice a su base de partidarios para hacer un esfuerzo y salir a votar», agregó.