Bajo la “lupa” migratoria, los tatuajes pueden acabar con el sueño americano

Beatriz Limón / EFEUSA

Los tatuajes son considerados a menudo una expresión artística, pero para las autoridades migratorias revelan mucho más y en su mano queda interpretar si son un indicio de una amenaza para la seguridad del país, lo que puede significar el fin del sueño americano.

El abogado especialista en inmigración Daniel Rodríguez explicó que, tras las órdenes ejecutivas en materia migratoria anunciadas por el presidente Donald Trump, los agentes migratorios pondrán la “lupa” en personas que, consideren, pueden ser delincuentes, y los tatuajes sirven de evidencia de posibles vínculos con bandas o el crimen organizado.

“Antes se enfocaban en verificar los cargos, ahora las órdenes de Trump les da más autoridad a Inmigración para determinar a quienes consideran un riesgo, por lo que pondrán más cuidado en las personas que tengan tatuajes. Aunque tengan un récord limpio, el oficial decidirá de acuerdo a su percepción”, detalló.

Carmen Cornejo, directora del grupo de defensa de los derechos civiles Lacey Larkin Frontera Fund, coincidió en este punto y señaló que las acciones ejecutivas de Trump están abriendo las puertas a la invasión de la privacidad de los inmigrantes.

“Aunque ya existen casos de personas que se les han negado sus procesos migratorios por considerar los tatuajes en su piel como evidencia con la violencia, ahora se ha intensificado y los inmigrantes tienen que tener mucho cuidado con sus acciones”, expresó.

Rodríguez indicó que generalmente Inmigración analiza si la persona es un riesgo público para el país o si ha estado involucrado con pandillas o bandas criminales.

“En todas las peticiones para residencia o alivio migratorio hay una pregunta específica, donde se cuestiona si ha sido parte de una pandilla, y si el oficial ve los tatuajes, aunque la persona haya declarado que nunca perteneció, se le puede negar la residencia”, aseguró.

Iván Rivas, quien tiene más de nueve años tatuando, explicó que muchos de esos tatuajes con códigos de bandas o pandillas tienen su origen en los penales.

Con residencia en El Paso, Texas, comentó que él ha vivido en carne propia el estigma por parte de las autoridades hacia las personas con tatuajes en su piel.

“Cuando me para la policía, lo primero que me miran son los tatuajes y me preguntan si fui parte de alguna ganga (pandilla), porque tengo un tatuaje con letras que tiene códigos, aunque nunca pertenecí a una”, relató.

Aclaró que hoy en día los tatuajes son arte y pasaron de ser estigmas penales a un gusto que en ocasiones es “bastante caro”.

“La gente se tatúa por un poco de todo, ya sea que quiera grabar experiencias, recordar a alguien que ha fallecido o expresión artística. Hasta tengo clientes que son policías o agentes de migración”, dijo Rivas.

Manuel Gómez, quien tiene un negocio de tatuajes en Phoenix dijo que los tatuajes más populares entre bandas y presidiarios son las lágrimas en las mejillas que son las veces que has asesinado, tres puntos bajo un ojo, que quiere decir “Mi vida loca”, o el número “13”, símbolo de la pandilla Mara Salvatrucha.

“Nosotros somos artistas y hacemos lo que la gente nos pida, si nos piden un numero 13 lo hacemos, pero eso ya es problema de cada persona, además puede ser una fecha de nacimiento”, expresó el artista más conocido como “Manny”.

Mencionó que ha tenido clientes que le han pedido borrar los tatuajes o modificarlos para así tener más opciones de conseguir un trabajo o arreglar situaciones legales.

Cornejo destacó que los agentes de ICE y agencias policiacas tienen completo conocimiento de estos códigos internos de las pandillas, por lo que cuentan con toda la autoridad para negar la ciudadanía, la residencia y proceder para una deportación.

Ejemplificó el caso del mexicano Héctor Villalobos, quien en el 2011 se le negó su proceso migratorio porque sus tatuajes fueron catalogados como evidencia de posibles lazos con la mafia. Su residencia permanente fue rechazada, por consideración de los agentes de ICE.

Rodríguez recomendó a las personas que se encuentren en un proceso migratorio modificar sus tatuajes o ir con expertos para que los borren.

“He llevado casos donde he tenido que aconsejarles a mis clientes que se quiten el tatuaje, para evitar que tengan problemas con migración”, expuso.