Campaña para concienciar sobre el gran impacto de la hepatitis entre latinos
Ruth E. Hernández Beltrán / EFE News
Las tasas de muerte relacionadas con hepatitis C entre los latinos han sido consistentemente más altas que la tasa general en EE.UU entre el 2012 y 2016, pero ahora una campaña nacional busca concienciar sobre la importancia de educarse y vacunarse contra la “muerte silenciosa”.
De acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los hispanos tienen un 60 % más de probabilidad de morir de hepatitis viral que los anglosajones.
A pesar de que los más recientes datos del CDC muestran que los latinos representaron el 4 % de los casos de la hepatitis C crónica, conocida como la “muerte silenciosa”, porque puede tardar 10, 20 o 30 años en mostrar síntomas, en el 2016 la tasa de mortalidad para esta comunidad fue de 5.69, en comparación con 3.97 entre los blancos y 7.42 entre población negra.
Las estadísticas apuntan a una disparidad de salud ignorada y la necesidad de servicios de salud pública equitativos, advierten la Comisión Latina sobre el Sida y la Red Hispana, que han lanzado la campaña “Prevenir la hepatitis es tan fácil como el ABC”.
“Hay hepatitis (inflamación del hígado) A, B y la C, pero la B y C son las más peligrosas. La hepatitis A casi nunca causa problemas crónicos y se transmite por boca. Por ejemplo, si un empleado de un restaurante va al baño y no se lava las manos, las personas pueden contagiarse con el virus”, indicó el doctor Richard Torres, de origen puertorriqueño.
Con la hepatitis A la persona se sentirá muy cansada, raramente se ponen amarillos y en el 98 % de los casos se cura sin tratamiento. Mientras que la B, que es contagiosa y para la cual hay vacuna, se transmite por la sangre y otros líquidos corporales.
Por lo tanto, puede ser adquirida a través de tatuajes, relaciones sexuales, jeringuillas y no tiene cura.
“Aunque existe tratamiento puede causar cáncer a largo plazo. Es mucho más común en países como Egipto o en Asia, aunque pueden encontrarse casos en EE.UU”, indicó Torres, que trabaja en una clínica en El Bronx, condado de mayoría latina y portavoz para la campaña.
Sus síntomas son falta de apetito, fiebre, cansancio, dolor en los músculos, las articulaciones y el estómago, náuseas, diarrea y vómitos, orina oscura, piel y ojos amarillos.
Torres explicó además que la C, para la cual no hay cura pero sí tratamiento, es más común entre las personas nacidas entre el 1945 y 1965, los llamados “baby boomers”.
“Creemos que en EE.UU el 70 % de los casos existen entre ese grupo de personas, que ahora tienen entre 65 y 75 años”, destacó.
Indicó que en los años 70 y 80 hubo mucho uso de drogas, revolución sexual, “un tiempo en que la cocaína y la heroína aumentaba en la población” y los que nacieron en esas fechas eran adolescentes o tendrían sus veinte años para entonces.
“Durante esa época (en Nueva York) fue común el uso de drogas inyectables en la comunidad puertorriqueña y es una de las razones por las cuales nuestra comunidad tiene una prevalencia alta de hepatitis C”, señaló Torres.
Según datos del CDC, hay mayor probabilidad de hepatitis C entre individuos de origen puertorriqueño, algo menor en los de origen sudamericano y mediano entre los de origen mexicano, dominicano, cubano y centroamericano.
En opinión de Torres, después de los 18 años todos deberían hacerse la prueba para hepatitis C, enfermedad que no se descubrió hasta el 1989.
También hay riesgo entre los que tuvieron una transfusión antes de 1992, o trasplante de órganos y es común además entre la población penal y expresidiarios porque se hacen tatuajes entre ellos y tienen relaciones sexuales entre hombres, una forma de contagio además del VIH.
“El contagio por hepatitis C es dos veces mayor que la epidemia del VIH en el país”, señaló por su parte Guillermo Chacón, presidente de la Comisión Latina del Sida.
Destacó que, de acuerdo con los CDC, se estima que para el 2016 había 2,4 millones de personas contagiadas en este país, aunque la cifra podría ser mucho mayor.
“A nivel nacional hay 1,1 millones de personas con VIH y hay gran cantidad de recursos” para la lucha contra esta enfermedad, pero no para la hepatitis, lamentó.“Por el impacto de la hepatitis C es urgente que hayan muchos más recursos federales, estatales y locales para detectarla a tiempo” y abordar su impacto en EE.UU., Puerto Rico y otros territorios.