Piña colada con Love en NJ
Pablo Rivera, puertorriqueño, comenzó a vender piña colada, el cóctel nacional de Puerto Rico, desde hace tres décadas en ferias, fiestas, desfiles nacionales, en Nueva Jersey, Pensilvania, Connecticut y otros estados.
En este estado lleva unos 20 años ofreciendo esta bebida tropical en las “parades” o en los festivales musicales; con el tiempo le ha salido competencia pero se ufana de haber sido el primero que abrió la trocha a la popular bebida de Puerto Rico.
Lo relata mientras va instalando su caseta de venta en el Annual Street Fairs Seacacus, en el 1291 de Paterson Plank Road de la ciudad de Secaucus, apacible y bien cuidada, con apenas 22,181 habitantes, el 21.1% de ellos hispanos, de acuerdo al censo del 2020.
La piña colada de Rivera se ofrece sin alcohol (tradicionalmente se hace con ron) porque las regulaciones locales no permiten la venta de bebidas alcohólicas durante el evento.
El cóctel completo, con ron puertorriqueño, se limita a ofrecerlo en algunas fiestas particulares, un cumpleaños o una reunión de amigos donde son requeridos con anticipación.
Pero su fórmula sin alcohol gusta a los citadinos y citadinas, como Julia Castro.
“Refrescante. Con el nivel exacto de dulce. Me encanta. Ya lo he probado en varios festivales” dice Castro, mientras sorbe un poco del brebaje en un vaso de plástico amarillo coronado por una sombrilla diminuta,
Rivera no se pierde ningún festival o feria del estado de Nueva Jersey donde se le autorice instalar su stand de venta. En un año normal participan en unos 50 eventos, pero este año, luego de haber parado labores el año pasado por la pandemia, han tenido solamente 19 participaciones. Esperan que al próximo año, con la economía funcionando a mil -es optimista- sus ventas regresen a la normalidad.
El resto del tiempo lo dedica a su empresa de construcción, que dirige desde su residencia, en el estado de Connecticut.
Allá por el 2010, en un festival en la ciudad de Perth Amboy, condado de Middlesex, se conoció con otra latina, Nelly Miranda, que vendía camisetas deportivas, bisutería, juguetes y la chispa prendió.
“Nos conocimos, nos caímos bien, comenzamos a salir, a ir a las ferias juntos, nos enamoramos, y tres años después decidimos irnos a vivir y trabajar juntos,” dice Miranda, nacida en el Perú, mientras ensarta una cereza para colocarla en el batido.
La receta la mantiene en secreto, pero los ingredientes esenciales, la piña y la crema de coco, se licuan con hielo hasta que quede una masa líquida suave y densa.
En Puerto Rico, desde 1978, se celebra el 10 de julio como el Día Nacional de la Piña Colada. Pese a la controversia sobre sus orígenes el escritor boricua Paúl González Magual (en sabrosia.pr) presume que su invención se remonta a los años 1800 cuando Roberto Cofresi, llamado “El pirata Cofresi”, mezcló ron blanco, leche de coco y jugo de piña. Pero el pirata murió en 1825 y se llevó la receta a la tumba.
El escritor se ubica en el 15 de agosto de 1954 y atribuye la creación “oficial” del cóctel al barman Ramón “Monchito” Marrero, al que la gerencia del bar Beachcomber, del Caribe Hilton de San Juán, Puerto Rico, el hotel de lujo más conocido de la época, frecuentado por artistas de Hollywood, le encomendó crear una bebida original para su distinguida clientela.
Sostiene que al barman le ocupó tres meses crear la bebida tropical, en la que “quería plasmar todos los sabores tradicionales de puerto Rico en un vaso” González Magual, sin embargo, sostiene que si el preparado no tiene la combinación exacta de ingredientes y, sobre todo, ron de Puerto Rico no se puede considerar una verdadera piña colada.Mas, aquí en Secaucus, la piña colada sin alcohol, atrae a todos los sedientos, mientras se espera que los músicos terminen de afinar sus instrumentos para empezar la feria.