COVID amplificó las desigualdades raciales en el sistema de atención médica de Nueva Jersey, según un nuevo estudio
Ted Sherman, NJ Advance Media para NJ.com
Cuando llegó el COVID, a algunos los afectó mucho más que a otros.
Los pobres tuvieron más dificultades que los ricos. Los ancianos fueron maltratados en hogares de ancianos donde el personal no tenía ninguna preparación para un virus extremadamente infeccioso y mortal. Y las personas de color tuvieron más probabilidades de morir.
Un informe independiente publicado esta semana sobre cómo respondió Nueva Jersey a la pandemia planteó nuevamente las inquietantes cuestiones de equidad cuando el equipo de estudio señaló las consecuencias desproporcionadas y mortales que se presentaron en todo el estado.
«La pandemia de COVID-19 exacerbó las desigualdades existentes en Nueva Jersey y contribuyó al impacto general de la pandemia, afectando a algunas poblaciones de Nueva Jersey, como las comunidades de bajos ingresos y algunos grupos raciales y étnicos, mucho más que a otros», señala el informe, encargado por el gobernador Phil Murphy y dirigido por Paul Zoubek, ex fiscal general adjunto del estado.
El análisis que tuvo un costo de $9 millones, realizado por el bufete de abogados de Zoubek, Montgomery McCracken Walker & Rhoads, en colaboración con Boston Consulting Group, se lanzó en noviembre de 2022 e implicó reuniones con aproximadamente 500 personas, desde funcionarios estatales de alto nivel y organizaciones de salud hasta la coalición de New Jersey Black Empowerment y familias que perdieron a sus seres queridos.
Ya en los primeros meses de la pandemia, había quedado claro que el impacto de la pandemia se sentiría más en algunas comunidades que en otras. Apenas unas semanas después de que se desatara la tragedia, las estadísticas mostraban que los negros en Nueva Jersey estaban muriendo a tasas alarmantemente desproporcionadas después de contraer COVID.
«En cuanto a la raza, el número que me llama la atención sigue siendo el número de los afroamericanos», dijo el gobernador en ese momento. «Sigue siendo aproximadamente un 50% más que la representación de la población general. Eso es algo que estamos analizando con mucha atención».
El informe de Zoubek indica que la disparidad reflejaba desigualdades subyacentes en el acceso y los resultados de la atención médica que eran anteriores al COVID-19 y persisten en la actualidad.
«También refleja el hecho de que los residentes negros de Nueva Jersey tenían más probabilidades de tener trabajos que los pusieran en riesgo de contraer COVID-19, incluido trabajo esencial», resalta el informe.
El New Jersey Institute for Social Justice (Instituto para la Justicia Social de Nueva Jersey), un grupo de defensa progresista sin fines de lucro con sede en Newark, realizó una investigación similar al comienzo de la pandemia.
«En un estado con algunas de las peores disparidades raciales del país, está claro que las familias negras y latinas eran desproporcionadamente vulnerables a las consecuencias negativas de la pandemia», afirmó Laura A. Sullivan, directora del Programa de Justicia Económica del grupo.
En su propio informe de la crisis de 2021, «Repairing the Cracks» (Reparando las Grietas), el instituto documentó esos impactos, que, según Sullivan, llevaron a algunos a enfrentar resultados nefastos en términos de salud, empleo y vivienda. También señaló desigualdades raciales incluso en la administración y distribución de vacunas.
«Si bien Nueva Jersey ha intentado priorizar la equidad y la educación en materia de vacunas en la comunidad negra, en junio de 2021, seis meses después de que comenzara la administración de la vacuna, solo el 7% de las más de 9.2 millones de vacunas administradas habían ido a los residentes negros de Nueva Jersey», informó el grupo de justicia social.
Sullivan dijo que si bien los residentes negros y otros de color de Nueva Jersey parecían estar tan dispuestos a vacunarse como sus homólogos blancos, una serie de factores, incluido el acceso y el suministro de vacunas, exacerbaron las disparidades raciales en la administración de vacunas.
Pensaron que una explicación sobre esa disparidad racial era la brecha digital. En Nueva Jersey, más del 7% de los hogares negros no tienen una suscripción a Internet en comparación con solo el 4% de los hogares blancos, lo que dificultó la programación de citas para vacunas en un momento en que la oferta era escasa y la demanda alta. En Newark, según el grupo, los hogares negros de la ciudad tenían más del doble de probabilidades de no tener computadoras que los blancos.
Económicamente, Sullivan afirmó que los negros y los latinos también se vieron afectados de manera desproporcionada. Experimentaron un mayor desempleo al comienzo de la pandemia y una recuperación más lenta al final.
Brittany Holom-Trundy, analista principal de políticas de New Jersey Policy Perspective, un grupo de expertos en políticas, señaló que el impacto desigual de la pandemia era un reflejo de «disparidades profundamente arraigadas entre quien tiene acceso a la atención médica y quien no» y de lo que está haciendo el gobierno para cerrar esa brecha, especialmente en tiempos de crisis.
«Según todos los parámetros, la pandemia perjudicó desproporcionadamente a las personas de color y a los residentes de bajos ingresos, y esto es un resultado directo de la política de atención médica a nivel estatal y federal», indicó.
Cuando existe un sistema en el que el seguro médico está vinculado al empleo, combinado con un virus que cierra industrias con malos salarios como el comercio minorista y la hotelería, donde los trabajadores son en su mayoría personas de color, es fácil observar cómo las disparidades raciales y de clase se vieron exacerbadas por la pandemia, afirmó.
«Por otro lado, los trabajadores esenciales que mantuvieron sus empleos no estaban mucho mejor, ya que eso significaba ponerse ellos y a sus familias en riesgo de exposición. Fue una situación en la que todos los trabajadores con salarios bajos salían perdiendo, cuando en realidad no tenía por qué ser así», comentó Holom-Trundy.
El informe de Zoubek para el estado también encontró disparidades generalizadas en otras áreas.
Los estudiantes pobres, negros e hispanos, por ejemplo, se vieron más afectados por el cierre de las escuelas, que pasaron a dar las clases en línea a medida que el COVID se propagaba rápidamente por todo el estado.
Zoubek señaló que esas medidas eran necesarias desde el principio para ayudar a frenar la propagación de la enfermedad y no abrumar a los hospitales. Sin embargo, los estudiantes desfavorecidos de Nueva Jersey «tuvieron grandes dificultades para obtener la tecnología, la conectividad a Internet y el espacio que necesitaban para asistir a la escuela de forma remota», según el informe. Los estudiantes con problemas de aprendizaje tuvieron momentos particularmente difíciles.
La brecha de rendimiento entre los estudiantes blancos y los estudiantes de color, y los estudiantes ricos y los menos ricos ya era un gran problema antes de 2020, según el informe, pero «esta brecha se convirtió en un abismo durante la pandemia».
El informe citó cifras de que en el año escolar 2020-21, el 15% de los estudiantes blancos asistieron a la escuela en persona, mientras que solo el 7% de los estudiantes negros y el 8% de los estudiantes hispanos lo hicieron.
Zoubek señaló que los cierres de negocios por la pandemia en las áreas comerciales de ciudades y pueblos pueden haber sido incluso peores en Nueva Jersey que durante la Gran Depresión.
«Los cierres agresivos tuvieron un impacto devastador y sin precedentes en nuestra economía: pérdida de empleos y negocios que causaron una reestructuración de nuestra economía», observó.
En menos de un año, casi un tercio de las pequeñas empresas del estado cerraron a raíz de las restricciones. Zoubek no ofreció una cantidad concreta de empresas que cerraron permanentemente y aclaró que ya había una tendencia hacia las compras en línea antes de que llegara el COVID.
El informe detalla cómo el Departamento de Trabajo estatal no pudo mantenerse al día con las solicitudes récord de desempleo y cómo las pequeñas empresas hicieron todo lo posible para obtener asistencia económica de programas estatales y federales mientras intentaban mantenerse a flote. También indicó que los trabajadores de bajos ingresos enfrentaban «una parte desproporcionada del daño» porque estaban sobrerrepresentados en sectores como la hotelería, que se vio especialmente afectada por los cierres.
Explicó que la pandemia exacerbó las «disparidades raciales y étnicas existentes» porque esos grupos tienen una mayor representación en trabajos que no permiten el trabajo remoto, y las mujeres, que a menudo enfrentan la responsabilidad del cuidado de los niños ya que las escuelas dependían del aprendizaje remoto, abandonaron la fuerza laboral a tasas mayores que los hombres.
La vivienda también surgió como una cuestión crítica de equidad durante la pandemia, según el informe.
«Las personas de color y los habitantes de Nueva Jersey de bajos ingresos tienen más probabilidades de vivir en hogares hacinados o multigeneracionales, donde el distanciamiento social y el aislamiento individual después de la exposición al virus pueden ser difíciles o imposibles», destaca el informe.
También señaló que al comienzo de la pandemia, los habitantes de Nueva Jersey que ya se encontraban sin hogar eran extremadamente susceptibles al virus.
«La falta de vivienda se asocia con una variedad de problemas de salud, incluidos problemas de salud mental y abuso de sustancias, que pueden interferir con la capacidad de un individuo para cuidarse preventivamente de forma adecuada o buscar tratamiento para otras afecciones médicas, incluido el COVID-19», señala el informe.
En general, afirmó que el Estado no estaba preparado adecuadamente.
«Demasiados habitantes de Nueva Jersey murieron, enfermaron y sufrieron enormemente. Las lecciones aprendidas de la pandemia se pagaron caras y deben tenerse en cuenta», concluyó. «Las vidas de los habitantes de Nueva Jersey del mañana dependen de ello».
Esta traducción fue proporcionada por Reporte Hispano, en asociación con el Centro de Medios Cooperativos de la Universidad Estatal de Montclair, y cuenta con el apoyo financiero del Consorcio de Información Cívica de NJ. La historia fue escrita originalmente en inglés por Mosaic para NJ.com y se vuelve a publicar en virtud de un acuerdo especial para compartir contenido a través del Servicio de noticias de traducción al español de NJ News Commons.
This translation was provided by Reporte Hispano, in partnership with the Montclair State University Cooperative Media Center, and is financially supported by the NJ Civic Information Consortium. The story was originally written in English by Mosaic para NJ.com and is republished under a special content sharing agreement through the NJ News Commons Spanish Translation News Service.